lunes, 31 de octubre de 2011

MORALEJAS DE PREPRECAMPAÑA XI

(foto:ellenguajedelasflores.blogspot.com)


Moraleja 120 Si cree que decir la verdad es provocación o agravio, su concepto de justicia está torcido o tergiversado

Moraleja 121 Quien debe pedir perdón por los agravios es el que los comete, no el que los denuncia. 


Moraleja 122 Si vd. comenzó las malas prácticas, ¿de qué se queja ahora que las practican contra vd?

Moraleja 123 ¿Afiliaciones masivas, problemas con el padrón? Esas son consecuencias... El problema está en otra parte.


Moraleja 124 Si el "dedazo" es un error, ¿por qué no denunció al dedo plurinominal cuando éste lo favorecía a vd?


Moraleja 125 Cuando el reglamento permite designar, el problema no es del que designa sino más bien del que aprobó el reglamento.


Moraleja 126 Si se designa para romper cacicazgos locales, quéjese menos y preocúpese más por no alentar esos cacicazgos.



Moraleja 127 Creer que las elecciones son sólo entre candidatos y no entre proyectos de partido, es el camino al mesianismo que ya conocemos.

Moraleja 128 Si no puede ser demócrata adentro de su partido, seguramente tampoco podrá serlo afuera.


Moraleja 129 ¿Paga usted por las firmas que recibe? Recuerde que la fidelidad que se compra dura lo que dura el dinero.


Moraleja 130 Cuando el avance de su contrincante empieza a ser parte de sus declaraciones, quizá ya no tenga mucho más qué decir.


Moraleja 131 Si va a juzgar a los otros a partir de algunas frases de los ideólogos, recuerde que el buen juez empieza por su casa.



Para conocer las versiones anteriores de estas Moralejas de Preprecampaña, puede consultar:  
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/07/moralejas-de-preprecampana-iii.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/07/moralejas-de-preprecampana-iv.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/08/moralejas-de-preprecampana-v.html 
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/08/moralejas-de-preprecampana-vi.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/09/moralejas-de-preprecampana-vii.html

http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/09/moralejas-de-preprecampana-viii.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/10/moralejas-de-preprecampana-ix.html

http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/10/moralejas-de-preprecampana-x.html

domingo, 30 de octubre de 2011

Recital acústico / Spinetta

Lo encontré completo en YouTube, y como el cd no existe en México (ni en iTunes ni en ningún otro sitio), pues lo reproducimos como está, completo, como servicio a la comunidad... 
!Disfruten!




jueves, 27 de octubre de 2011

Hacia el Campo de las Estrellas



Historia de una ciudad
Cada año y en cualquier época, entre lluvia o bajo el sol, por senderos, nevados, secos, fértiles, hostiles o cálidos, el noroeste de España recibe desde hace siglos a millones de viajeros provenientes de Europa, pero también, de otros tantos lugares del mundo. La cita final es el punto de encuentro para los caminantes que emprenden el largo recorrido, algunos por agradecimiento, otros por devoción y hay hasta quien por turismo o curiosidad… La razón carece de importancia ante la preservación de una costumbre iniciada hace poco más de mil años: el Camino de Santiago, hasta Santiago de Compostela. 

Capital de la provincia de Galicia, la fundación de Santiago de Compostela data del año 893. Ha sido uno de los principales centros de peregrinación del catolicismo, en la línea de Roma o Israel, razón por la que en 1985 fue declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El origen de esta metrópoli es legendario: se cuenta que empezó a levantarse tras el hallazgo del sepulcro del apóstol Santiago, martirizado por judíos en Palestina (año 44) y trasladado por católicos a la ciudad que lleva su nombre. 

Compostela significa Campo de Estrellas (Campus Stellae); su nombre viene del hallazgo de un sepulcro en el año 813, merced a una visión del eremita llamado Palo. El solitario personaje, cuenta aquella leyenda, vislumbró extrañas luces en forma de estrellas sobre el monte Libredón, donde probablemente existió un poblado celta siglos atrás. Se informó del hallazgo al obispo Teodomiro, de Ira Flavia, quien descubrió en la zona un monumento funerario que contenía tres cuerpos; uno de ellos tenía la inscripción: “Aquí yace Iacobus, hijo de Zebedeo y Salomé”. 

Los otros restos correspondían a los discípulos de Santiago, Teodoro y Anastasio. El nombre de Santiago deriva de Jacob (en hebreo), que se volvió Iacopus al traducir San Jerónimo la Biblia al latín; luego fue Sanctus Iacopus cuando se atribuyó la santidad al apóstol. Más adelante se apocopó a Santiacopus, Santyago (Yago llamó Shakespeare al misionero), y en nuestros días Santiago, es decir, San Jacobo. 

Al centro de Santiago de Compostela se eleva una de las plazas exquisitas de Europa: la Plaza del Obradorio. Al este del cuadrángulo, la catedral, amplia y magnífica, considerada la más característica del románico español, “el monumento más extraordinario en España durante la Edad media”. Tres naves prolongadas en crucero, girola con capillas absidales y triforio, típicos de las catedrales que son grandes centros de peregrinación, pues las dos naves laterales se empleaban para albergar a los caminantes. El exterior es de estilo barroco y muestra elementos decorativos y arquitectónicos que repiten las formas ubicadas a lo largo del Camino que conduce a la ciudad. 

Resalta el acceso principal por el talle de la piedra, relatos bíblicos que narran sus historias desde los arcos del Pórtico de la Gloria, obra del escultor conocido como maestro Mateo. En esta entrada, a los pies de la figura del apóstol, hay cinco oquedades; la tradición dicta introducir en éstas los dedos para asegurar el regreso a Santiago. Otra costumbre señala topar la frente contra la parte posterior de la figura del apóstol. 

A lo largo y ancho del perímetro interior, las capillas dedicadas a santos y obispos cubren los muros de la catedral; entre dos de estos altares se encuentra la Puerta Santa, que solamente se abre en años jubilares y jacobeos; es tradición que sea el obispo quien lo haga, golpeándola con un martillo de plata (los años santos compostelanos se celebran cuando el 25 de julio, día de Santiago, coincide con el domingo). 

El sepulcro del apóstol, el botafumeiro, inmenso incensario (el más grande del mundo) utilizado desde el siglo XIV; está hecho de latón plateado, mide poco más de metro y medio de altura y pesa 80 kilos; el que hoy se utiliza –sólo en las celebraciones litúrgicas mayores– es de 1851, ya que el primero desapareció tras la invasión napoleónica. Ocho hombres lo atan de una cuerda que baja de la cúpula y lo hacen oscilar de lado a lado, bajo las bóvedas y del brazo más corto de la cruz que da forma al recinto sacro. Se dice que antaño servía para mitigar los malos olores que exhalaban los cuerpos de peregrinos y cabalgaduras que llenaban las naves laterales. 

Al norte de la Plaza, el Hostal de los Reyes Católicos, otrora refugio gratuito para peregrinos, levantado por orden de los monarcas para dar cobijo caritativo a viandantes enfermos o cansados; hoy es uno de los paradores más hermosos de España, adornado con muebles y decorados con estilos de la época real, es por sí un museo habitable. 

La parte antigua de la ciudad es una sorpresa al paso, con palacios, iglesias, conventos, albergues, monasterios y jardines, calles de adoquines donde músicos ocasionales llenan los oídos con las voces de instrumentos antiguos e insólitos, construidos por mano propia a partir de ilustraciones añosas halladas en vetustos libros: un mecanismo de manivela reúne las cuerdas, el teclado y el arco que, al preguntar al intérprete por su nombre, contestó: “Se llama zanfoña y se escribe con zeta”. 



(foto: fanoia.com)
El Camino de Santiago
Peregrinación es el viaje que se hace a un santuario por devoción o voto para obtener una ayuda espiritual o en acción de gracias. La práctica de las peregrinaciones es común en la mayoría de las religiones y obedece al deseo natural de visitar lugares donde vivieron, nacieron o murieron los grandes personajes de la vida religiosa de un pueblo, y a la profunda convicción que dichos lugares se ven favorecidos por la divinidad, el agua que al llegar no sacia la sed del cuerpo pero sí la del alma. 

A Santiago acuden mujeres y hombres de todo el Viejo continente, tradición iniciada por un grupo de asturianos en el año 840. Lleva once siglos de vigencia sobre rutas ya establecidas que parten de Suiza, Alemania, Francia, Inglaterra o España, donde el Mar Cantábrico, siempre a la derecha, moja las costas y humedece la brisa de ciudades y poblados como Santillana, Comillas, Celorio, Niembro, Llanes y Oviedo, aunque los más osados parten también de Jerusalén o Roma. 

A lo largo del Camino es posible admirar casi todas las corrientes y estilos artísticos iberos: el románico, el plateresco, el gótico y el barroco. A la vera de la ruta, cada determinado número de kilómetros, una seña muy particular indica el rumbo: la “veira”, pequeña concha con la que los antiguos viajeros tomaban agua de lagos y ríos. 

Ese es el símbolo que los identifica como trashumantes en ruta hacia Santiago. Otro signo es el bordón, largo bastón para ayudarse al caminar. Asimismo, la calabaza donde se conservaba y se conserva fresca el agua para el recorrido. Incluso en las pinturas de la Edad Media y del Renacimiento, se representa al apóstol Santiago portando estos tres objetos. 

Entre las escalas del Camino de Santiago se encuentra la Tour de Saint Jacques, en París, donde los fieles se reunían para iniciar las peregrinaciones. También la catedral de Oviedo, donde el viajero de ahora y el antaño se detienen a venerar la célebre escultura de Jesucristo. Pero nada ha detenido a los peregrinos a lo largo de los siglos, y la tradición del Camino de Santiago es de hospitalidad durante toda la ruta, 800 kilómetros si se comienza al extremo este de España. Con Goethe, “Europa se hizo caminando a Santiago de Compostela”, y de algún modo también América, que recibió de esa Europa una de sus savias. 

Así, la devoción que mantiene las peregrinaciones al Campo de las Estrellas ha resistido invasiones, saqueos y guerras, confirmando que “en la historia sólo resiste lo que tiene alma”, a decir de Jacques Maritain, pensador católico; en español, Santiago. 

(foto: caminoways.com)

Texto publicado en 1999, en la revista Origina.

martes, 25 de octubre de 2011

Minotauromaquia... Feliz cumpleaños Pablo Picasso!

De un cuadro de Picasso surge el sueño del Minotauro, 
rey en su laberinto pero vulnerable a un trozo de gis...


domingo, 23 de octubre de 2011

José Woldenberg habla acerca del IFE


En febrero de 2009, La Nación entrevistó a José Woldenberg respecto de la reforma realizada en el Instituto Federal Electoral el año 2007. Aquí, sus respuestas y consideraciones sobre el presente y el futuro del IFE. 




La Nación: ¿Cuál es el papel de los medios de información en una democracia como la mexicana, que se encuentran en un proceso de consolidación?, y ¿cuál considera debe ser el papel de los medios de cara al fortalecimiento de la cultura democrática en México?

José Woldenberg: Los medios son parte fundamental para la reproducción o no de la cultura democrática, son como las venas de una sociedad. A partir de ellos, la sociedad se entera, se informa, jerarquiza los problemas y por ello la actuación de los medios masivos de comunicación son tan importantes.
 
No es casual que a lo largo de todo el proceso de transición democrática en nuestro país en prácticamente todos los momentos en que hubo reformas de carácter electoral, el tema de los medios estuvo presente porque durante muchos años fueron impermeables a la pluralidad, fueron básicamente subordinados al poder público, existía la necesidad de que estos medios contribuyeran a aclimatar la coexistencia de la diversidad política.
 
Primero fue a través de los tiempos oficiales que se abrió un cierto espacio para los partidos y sus candidatos, luego fue con el incremento de las prerrogativas financieras que estos partidos pudieron comprar tiempo en radio y televisión y luego la propia dinámica del cambio mexicano fue haciendo que los medios se abrieran a la pluralidad.
 
Se puede decir que los medios han sido beneficiarios y motor del cambio político-democrático de México, lo que uno tendría que esperar de los medios masivos de comunicación hoy es que recrearan de manera equilibrada, profesional y objetiva la diversidad política que coexiste en el país.


LN: ¿Cuál es su opinión sobre la reforma electoral realizada el año pasado y considera que estamos acudiendo a una partidización de la política?

JW: La reforma del año 2007 me parece adecuada, sé que es una reforma polémica. En 1996 lo que estaba en el primer lugar del orden del día era cómo íbamos a construir condiciones equitativas de la competencia, ¿Por qué? Porque en 1994 las elecciones generales precedentes, los votos se habían contado bien, pero las condiciones de la competencia habían sido marcadamente inequitativas, el propio presidente Ernesto Zedillo reconoció esta circunstancia, el Instituto Federal Electoral (IFE), de entonces, incluso documentó lo que todos sabíamos: el gasto de las campañas electorales era muy asimétrico, en aquel entonces el informe de los Consejeros ciudadanos probó que 8 de cada 10 de pesos que se gastaba en la contienda los gastaba un solo partido, el PRI.
 
Estaba en la mesa de la discusión cómo construir condiciones equitativas de la competencia y los legisladores tomaron dos grandes palancas para equilibrarlas: el dinero y el acceso a los medios masivos de comunicación. Se multiplicaron los tiempos del Estado durante las campañas, pero siguieron siendo marginales; se incrementó el financiamiento a los partidos y pudieron comprar mucha publicidad en los medios a partir de las campañas de 1997, 2000, 2003 y 2006, además se establecieron algunas medidas para que la cobertura de los noticiarios de radio y televisión fuera más equilibrada, era el caso de la entrega de unos lineamientos a la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT) por parte del IFE.
 
La reforma de 1996 tuvo muy buen impacto, realmente se equilibraron las condiciones de la competencia, que era un requisito para tener las condiciones mínimas de una democracia en el país, pero tuvo una derivación perversa que todos vimos: las campañas empezaron a encarecer de una manera escandalosa y esto fue un clamor que se reprodujo en los medios, en el Congreso, en todos los espacios públicos.
 
Los legisladores en 2007 cuando le entraron a una nueva reforma electoral detectaron esta situación y optaron por un buen modelo, que quizá requiera de unos ajustes, pero el modelo es correcto, el cual consistía en mantener las condiciones equitativas de la competencia, que tanto trabajo le ha costado a México construir, pero para abaratar el costo de las campañas se prohibió que los partidos políticos y los candidatos compraran tiempo en radio y televisión y para garantizar el acceso a éstos se decidió que fuera mediante los llamados tiempos oficiales. Esto no es una súper innovación mexicana, en Europa o en varios países de América Latina las campañas se hacen así, a través de los medios de la radio y la televisión sin que eso tenga que costarle a los partidos.
 
En ese terreno fue una muy buena reforma, aunque por supuesto hubo quien se inconformó o se enojó porque si hay perdedores, que son los concesionarios de radio y televisión, que van a dejar de percibir un ingreso considerable por esta reforma.


LN: ¿Cómo darle al IFE una autonomía auténtica que no esté comprometida con ninguna fuerza política?

JW: El diseño del Instituto Federal Electoral está para que sea el organizador de la contienda y al mismo tiempo cuando hay controversias sea el árbitro de la misma y una de las características absolutamente necesarias es la autonomía; ¿Qué entiendo por autonomía? que todas sus decisiones se tomen, a través de los circuitos de deliberación interna sin interferencias externas. Eso es muy importante, porque es la única manera de construir credibilidad y confianza.
 
A los propios partidos les conviene un árbitro de ese tipo porque los partidos políticos, todos, son maquinarias muy poderosas que requieren para su contienda de un árbitro independiente. Sé que siempre existe la tentación por parte de los partidos de tener Consejeros que sean sus correas de transmisión, creo que es un error de concepción, pero lo que más me preocupa aún es que algunos Consejeros quieran ser correas de transmisión porque eso acaba cerrando un círculo muy perverso.
 
La fuerza del Instituto Federal Electoral es su autonomía y creo que todos y cada uno de los consejeros deben considerarse a sí mismos como imparciales. Hay una tesis que dice que la imparcialidad no existe, que es la suma de las imparcialidades; estoy absolutamente en contra de eso, creo que cada uno de los Consejeros tiene que ser independiente de los partidos políticos, eso conviene al IFE, a los partidos políticos y a México.


LN: ¿Cómo revertir esa partidización, cómo volver a poner a la ciudadanía en el centro de la vida pública?

JW: No me voy a mimetizar para el discurso antipartido. Creo que ese uno de los problemas que tenemos, no de las soluciones. Parto de la siguiente definición: no hay democracia sin partidos políticos.
 
Los partidos políticos no solamente son necesarios, sino que son insustituibles en un régimen democrático. Si no existieran partidos políticos y hubiera vida parlamentaria, el propio Parlamento en su mecánica generaría partidos, porque un individuo aislado difícilmente puede hacer prosperar sus iniciativas, para que éstas prosperen se tendría que aliar o negociar con otros; ahí se estaría forjando un partido político, ¿con quién se aliaría? con quien tenga diagnósticos y propuestas similares.
 
No puede haber elecciones sin partidos, ¿de qué manera puede una persona aspirar a ser presidente municipal, presidente de México o diputado federal? Construyendo una base que lo soporte, dotándose de un ideario, convirtiéndose en un referente político, es decir, haciendo un partido. Puede ser un minipartido, un partido personalista, un partido efímero que dure una elección, pero los partidos son inescapables. En México la gran novedad es que por fin tenemos un sistema de partidos medianamente equilibrado y ello en el campo de la política ha hecho mucho bien a México.
 
Cuando se dice que para el nombramiento de los Consejeros electorales busquemos una vía donde no estén los partidos, yo digo si no abaratamos conceptualmente el asunto quien elige a los Consejeros es la Cámara de Diputados, la cual está dictada por los partidos políticos y sus grupos parlamentarios y es ahí donde se cristaliza la representación nacional, entonces no veo nada de malo que sea ésta quien elija a los Consejeros. Ojalá los partidos en la Cámara de Diputados hicieran nombramientos que garantizaran la imparcialidad, la objetividad y la autonomía del IFE, eso sería lo óptimo.


LN: Han comenzado a surgir conflictos a raíz de esta reforma electoral, como el de los spots, las televisoras y la actitud del IFE ante una conducta irresponsable. ¿Cuál cree que pueda ser el siguiente conflicto, de cara a una reforma electoral a grandes luces incompleta y cómo debe enfrentarlo el IFE?

JW: Espero que esa carta de intención que firmó el IFE y la CIRT allane realmente el camino, a nadie conviene ni a las televisoras, ni al IFE, ni a los partidos ni a los ciudadanos que a la mitad de un proceso electoral se multipliquen los conflictos entre las televisoras y el Instituto, y que de ahora en adelante la ley se cumpla en esta materia.

Cuando un actor infringe la ley, la obligación de la autoridad es sancionar y a mí, en lo particular, no me cabe la menor duda que las dos grandes televisora del país violaron disposiciones del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) cuando interrumpieron eventos deportivos, pusieron cortinillas, armaron una especie de “tamal” con todos los anuncios, spots de los partidos y autoridades electorales y cuando se encadenaron todos los canales para la misma hora, al mismo minuto y al mismo segundo transmitir, creo que todo eso caía bajo la infracción tipificada en el artículo 350 del COFIPE, que textualmente dice “que el IFE sancionará a los concesionarios cuando manipulen la propaganda electoral o de las autoridades electorales”, eso fue lo que sucedió.
 
Es más, esto no lo digo yo, eso lo decía el proyecto que presentó el Secretario Ejecutivo al Consejo General del IFE y que fue sobreseguido por una mayoría en el Consejo General. Sin embargo, esta historia todavía no termina porque hasta donde sé los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y del Trabajo (PT) han interpuesto recursos de apelación ante el Tribunal Electoral (TRIFE) y estoy casi seguro que el Tribunal va a reponer el procedimiento y le va a decir al IFE: tienes que entrar al fondo de la cuestión, no puedes a partir de que firmaste un convenio de aquí para adelante con la CIRT no entrar a ver el tema de unas eventuales infracciones.
 
Creo que el Consejo General del IFE estaba obligado de ir al fondo, no a sobreseer y a lo mejor, incluso, llegaron a la conclusión de exculpar, de que no había falta que perseguir. Creo que sí había, pero al entrar a fondo de un asunto puede haber diferentes opiniones. Creo que fue incorrecto sobreseer porque es ni siquiera entrar al fondo del asunto.
 
En cualquier proceso electoral hay problemas, conflictos, eso está en la naturaleza de las cosas, pensar que los procesos electorales pueden ser procesos idílicos y sin conflictos es un poco ingenuo, que surja un conflicto es algo natural. Lo que ya no me parece tan natural es que la autoridad decline a ejercer sus facultades, pero todo esto se puede reparar.


Por otro lado tenemos muy buenas noticias de aquí a las elecciones, es decir México tiene partidos fuertes y competitivos, la inmensa mayoría de los mexicanos están acostumbrados a las rutinas electorales, la logística del IFE en materia de organización es muy buena, el Tribunal siempre está ahí en caso de que un actor político no esté de acuerdo con lo que hace otro o con lo que hace la autoridad administrativa electoral pueda recurrir sus actos, vamos a unas elecciones auténticamente competidas en un clima de libertades, los partidos pueden desplegarse a lo largo y ancho del país, tienen recursos económicos, materiales, humanos y esa es la parte venturosa. 

La parte no tan venturosa es que todo esto se da en una sociedad muy desigual, muy polarizada; en medio de una crisis, con un problema que plantea la delincuencia organizada de gran magnitud, en una palabra vamos a unas elecciones con los claroscuros de un país como México, pero afortunadamente podemos decir que hay elecciones y los ciudadanos decidirán como se conforma la Cámara de Diputados, ese mismo día se elegirán gobernadores, congresos locales y un gran número de ayuntamientos.


LN: Considera que esta reforma requiera una “contrarreforma”?

JW: Esperaría que transcurriera todo el proceso electoral para en ese momento hacer un balance y un ajuste de lo que no ha funcionado. Por ejemplo, me pregunto: el IFE tiene que administrar 48 minutos al día en todos y cada uno de los medios de comunicación de radio y televisión, pero dice la ley que en época de precampaña solamente de ahí le toca un minuto al conjunto de los partidos políticos por hora, es decir 18 minutos, de tal suerte que sobran 30 minutos, la lectura que se ha hecho de la ley, creo que es la correcta porque ese era el espíritu, es que esos 30 minutos tienen que ser repartidos entre el IFE, el Tribunal y la Fiscalía Especializada para los Delitos Electorales (FEPADE).

Hay quienes han planteado, específicamente Jorge Alcocer, que el espíritu de la reforma era otro que eran 18 minutos para los partidos políticos y el resto para de las instituciones del Estado, no sólo para las electorales, a lo mejor ese tipo de ajustes se podrían hacer y aclarar en la ley, es decir hay 48 minutos para el Estado, pero no todas son para las autoridades electorales y los partidos políticos, sino también para el Senado, la Cámara de Diputados, etcétera, pero serían ajustes sobre este mismo modelo, yo espero que no vayan a dar marcha atrás al mismo modelo.


LN: De árbitro discreto, como usted señaló alguna vez, el IFE se ha convertido en el receptor de críticas, en un actor estridente que según parece va perdiendo legitimidad, una legitimidad construida en casi dos décadas de esfuerzo y trabajo por la democracia en México. ¿Cómo debería el IFE responder a los nuevos retos que los actores políticos y la coyuntura le van imponiendo, cómo sortear, en este momento, los escollos que se presentan para el Instituto?

JW: Ahí hay un tema de diseño, el IFE lleva a cabo tarea de dos tipos: la de la organización de la elección y en otras donde actúa como especie de juez. El IFE se encarga del padrón electoral, del registro de los candidatos, de la capacitación de los funcionarios de casilla, de la instalación de las mismas, de hacer el cómputo de los votos, etcétera.

En todas esas tareas el Instituto y los partidos políticos pueden estar alineados en el mismo frente, es decir, porque los objetivos de los partidos y del IFE en lo que se refiere a la organización electoral son coincidentes.

Pero hay otro tipo de tareas que se le asignan al IFE donde es imposible que el instituto y los partidos estén en la misma trinchera porque el Instituto es el juez de los partidos. Pongo dos casos: el tema de la fiscalización de los recursos de los partidos, ahí el IFE es el fiscalizador y los partidos los fiscalizados y es natural que se dé un terreno de conflicto, no de convergencia por la naturaleza de lo que tiene encomendado el IFE, no hay salida. 

Otro ejemplo es cuando el partido “A” denuncia al partido “B” ante el IFE, otra vez se convierte en juez, no puede quedar bien con los dos partidos. El que denuncia quiere que sea sancionado y el que es denunciado quiere salir absuelto, haga lo que haga el Instituto Federal Electoral, y normalmente lo hace lo más apegado a la ley, con uno de los dos quedará mal. Mientras las tareas del IFE sean como estas tenemos que acostumbrarnos a momentos de cooperación y momentos de confrontación con los partidos políticos, eso está en la naturaleza de los asuntos que ve el Instituto Federal Electoral, es decir, es prácticamente imposible que en todo el ciclo exista armonía plena entre el IFE y los partidos políticos. 

A los partidos políticos les interesa que el padrón electoral esté correcto y al IFE también, ahí convergen; pero en el momento en que el IFE entra a ver los ingresos y gastos de los partidos y eventualmente va a poner una sanción, en ese momento, de manera natural, se genera una tensión, tenemos que aprender a vivir con eso, que el IFE, por su propia naturaleza, va a estar envuelto en una cierta conflictividad, lo que hay que pedir a todo árbitro es que sea imparcial, que use el mismo metro para sancionar a unos y a otros.

Pongo el ejemplo del futbol, que le conviene a un clásico América-Guadalajara, a los jugadores del Guadalajara tener un árbitro parcial a ellos y a los del América igual, si no son equipos que tienen una visión de cortísima de plazo lo que les conviene a ambos equipos es un árbitro imparcial, un árbitro al que no le importe quien va a ganar, lo que le interesa a un árbitro es la contienda transcurra bien, esa es la idea.


LN: En su opinión, ¿cuáles fueron los mayores pendientes que quedaron desde el primero Consejo General del IFE y qué tal vez aún quedan sin resolver?

JW: En materia electoral hemos avanzado en México por la vía del ensayo y del error y no me parece mal. De lo que hoy recuerdo hay que ver otra vez el tema del voto de los mexicanos en el extranjero, es un tema que afortunadamente se abrió y en el cual hubo la posibilidad los mexicanos que viven en el extranjero pudieron votar en el 2006, pero realmente las expectativas que se levantaron y lo que realmente sucedió hubo un océano de diferencia por lo que creo que se debe revisar el tema.

De aquel memorándum que enviamos el Consejo General, que termino sus funciones en el año 2003, al Congreso recuerdo que habíamos sugerido que el Instituto Federal Electoral se le considerara como un sujeto capaz de iniciar controversias constitucionales sobre todo cuando entre en alguna controversia con algún poder público porque alguien tiene que resolver, pero no se hizo de esa manera por lo que sería otro faltante.

Realmente esperaría a que terminara este proceso electoral antes de hacer un balance precipitado. 


LN: ¿Cómo debe el IFE participar en la construcción de una cultura política en México que ayude en la consolidación de la democracia? 

JW: Una de las tareas permanente del Instituto Federal Electoral es precisamente la de la educación cívica y hasta donde tengo entendido el instituto despliega una gran cantidad de iniciativas y programas para hacer llegar a niños, jóvenes y adultos de los diferentes espacios del país poder, socializa los valores y principios democráticos para que al final las personas acaben interiorizándolas.

Un ejemplo muy pedestre: el resorte mejor aceitado en las personas es pensar que lo que ellos piensan es la verdad y que el resto está equivocado, es un resorte totalmente natural, todos los hemos vivido y padecido, casi todos hemos actuado de esa manera.

Aprender que las opiniones de otros así sean contradictorias a lo que nosotros pensamos es legítimo y lo que precisamente hace la democracia es crear un espacio para que esa diversidad de opiniones pueda expresarse, recrearse, convivir de manera institucional no es fácil, es una educación que va contracorriente de los resortes muy bien aceitados que en todos existe, esos resortes autoritarios.

Entonces entender cuál es el valor de la coexistencia de la diversidad y el por qué de la tolerancia son temas de primer orden que deberían estar desde la escuela presentes, la tarea del Instituto en esa materia es muy importante, pero no es exclusiva, es decir, en esa cultura democrática tienen que coadyuvar la escuela, los medios de comunicación, los partidos políticos, las instituciones del Estado, el IFE y “n” número de organizaciones no gubernamentales, es una tarea concurrente, es más fácil cambiar las normas de un país, es más fácil cambiar las instituciones de un país que cambiar la cultura política y la nuestra está muy impregnada de nociones de un carácter autoritario aún hoy.


miércoles, 19 de octubre de 2011

Sartre vs Sartre





En 2005 se cumplieron cien años del nacimiento de uno de los principales representantes del pensamiento existencial, Jean Paul Sartre. Los festejos y conmemoraciones entonces parecían sumidos en la misma polaridad que caracterizó la época del filósofo francés: el mundo entre guerras, cuando la ideología dividía a los hombres y sus pensamientos. La realidad actual dista mucho de la de entonces y, no obstante, la polémica sobre el auténtico valor de la obra sartriana sigue alimentando páginas de suplementos y publicaciones culturales, asumiendo posturas de respaldo o descalificación, tratando de comprender qué fue lo que en verdad llevó a que el siglo XX sea llamado, con Bernard-Henry Lévy, “el siglo de Sartre”.

Quedan lejos ya los días en que el pensamiento, las posturas ideológicas y las filosofías regían el debate y el andar del mundo. La caída del muro de Berlín trajo consigo no sólo la primacía del modelo liberal sino la adaptación a éste de todo pensamiento socialista o de izquierdas, el mercado como principal objetivo y la participación en el intercambio de productos bajo el signo de la globalización, encabezada por el poderío comercial estadunidense. 

El liberalismo –hoy neo, pero liberalismo en fin de cuentas– , de la mano del mercado, ha sabido dar un espacio a los productos de consumo cultural, incluso aquellos que podrían oponerse a sus postulados, de suerte que es posible encontrar, por ejemplo, atuendos hippies producidos en serie, camisetas del Che Guevara sin mayor significado que una frase ya vacía y convertida en lugar común, agrupaciones y partidos políticos que critican al sistema mientras se benefician de sus arcas o se mantienen gracias a sus dispendios sin intención auténtica, más allá de discursos o argumentos falaces, de cambiar el estado y orden de las cosas. 

Este lugar de protesta cómoda y de algún modo necesaria para tener la excepción que confirme la regla es el que ocupa también una de las filosofías que más adeptos tuvo en su momento pero que hoy día ha demostrado no sólo su invalidez sino su falta de visión futura y la irresponsabilidad inherente a sus planteamientos: me refiero al existencialismo ideado por Jean Paul Sartre.  

1.- Aniversarios opacos
Jean Paul Sartre nació con el siglo XX, en 1905. Fue víctima durante su infancia, como buena parte de su generación, de las consecuencias acarreadas por la primera guerra mundial y que el propio filósofo retrató en una de sus principales y más logradas obras en lo que refiere a su producción literaria, Las palabras, autobiografía que plasma la experiencia del niño interpretada por los ojos del adulto, la descripción de aquellos primeros años de encierro entre libros del abuelo, un padre fallecido, madres y tías protectoras y el comienzo de una formación que llevaría a su protagonista a elegir el cine y la literatura como actividades preferidas y que serían desarrolladas más adelante por el pensador maduro, el filósofo comprometido con causas tan diversas como las hubo en su momento, los múltiples “ismos” políticos que Sartre defendió con obstinado vigor a lo largo de su vida. 

En 2005 tuvieron lugar en Francia diversas celebraciones que conmemoran los cien años de su nacimiento, pero la realidad sobre el filósofo, más allá de las efemérides, se encuentra muy distante a cualquier forma de celebración: su obra teatral no se presenta en aquel país desde 2001; son pocos, cuando no nulos, los discípulos que hayan defendido o continuado su pensar, así como los grupos que utilicen su legado como bandera; los jóvenes prefieren a Camus, más actual y más coherente en su hacer y su pensar[1]; y su filosofía ha sido superada y conciliada en su adolecer mayor, que fue el presentar el lazo que une a los existentes como un conflicto o una servidumbre.[2]

Mucho se ha comentado sobre la lectura mal intencionada de la obra sartriana. Esta aseveración, no carente de verdad, tiene un sustento: la coherencia: la obra de Sartre cambia conforme el filósofo madura pero jamás se remite al pasado para llevar a cabo una crítica o revisión, simplemente adapta las situaciones del momento a sus ideas para contar con un sustento teórico. De esta manera es posible trasladarse del apoyo a los Estados Unidos presididos por Truman a la defensa de la dictadura estalinista a mediados del siglo XX, afirmando en 1952 que “en la URSS existe total libertad de expresión” y tachando el Informe Jruschov, que denunciaba los crímenes del dictador ruso, como “nefasto e inoportuno” (1956); apoyó las actividades del FLN argelino y otros grupos independentistas que emplearon la violencia y el terrorismo, y en 1972 atenuó el tono de las condenas contra el atentado a la delegación israelí que participaría en las Olimpiadas de Munich alegando que el terror era el único medio con el que contaba el pueblo palestino frente a las potencias que lo expulsaba de sus territorios[3]; su ruptura con el estalinismo fue en 1968, cuando la invasión a Praga, con el castrismo en 1971 e incluso ha sido puesta en cuestión su participación real en la resistencia durante la invasión alemana en Francia, bajo el argumento de haber ocupado la cátedra de un profesor judío expulsado por su origen, contar con cierta libertad de publicar sus libros (Las moscas y El ser y la nada aparecieron en 1943; A puerta cerrada en 1944), así como, durante su época de estudiante en Berlín (1933-1934), no haber caído en la cuenta del riesgo que representaba el asenso del nacional-socialismo, más tarde fuente del nazismo. Otro dato mencionado y recordado es la polémica que entabló con Albert Camus respecto de los campos de concentración estalinistas, que defendió en nombre del establecimiento de una sociedad sin clases.[4]     

Más allá de esta ambivalencia política, el todo de la obra de Sartre posee características destacables: su teatro es moral y enfrenta conflictos como lo justo e injusto, el bien y el mal, la violencia y la paz; pero quizá lo más relevante es cómo  fusiona el pensamiento filosófico con la producción literaria, haciendo de sus personajes, ya de novela o de teatro, los portadores de ideas que, en pocas palabras, proponían la imposibilidad de contacto real y recíproco con el otro y situaban a la nada como la grieta infranqueable, característica e inevitable del ser frente a su prójimo. 

El otro me humilla, me vulnera, me transforma en objeto para poder coincidir conmigo y, textualmente, imponerme su punto de vista; el otro al que, en sentido contrario, arrebato su propiedad de sujeto para convertirlo en objeto y poder así llegar a un diálogo que jamás será entre iguales. Más adelante se desarrollará este tema en amplitud; lo destacable, empero, es que esta imposibilidad de intercambio sincero, franco y abierto parte de la libertad individual, libertad al borde del libertinaje, sin mayor responsabilidad hacia un prójimo con el que resulta imposible establecer una comunicación real.

2.- Pensar el Otro, pensar la libertad 
Resulta complejo presentar los detalles de la filosofía de Jean Paul Sartre sin referirse a los pensadores que lo influencian a lo largo de su carrera, sus grandes rupturas y los elementos que toma y complementa de otros sistemas. El existencialismo primero de Sören Kierkegaard, la ontología y la angustia de Martín Heidegger, la negación del cogito de Descartes y el antihegelianismo siempre basado en el propio Hegel, las teorías políticas y sociales de Max Weber, el psicoanálisis de Freud o la influencia de Merleau-Ponty y Simone de Beauvoir. 

Sartre alimenta sus ideas al tiempo que vive una época de libertad: libertad respecto del invasor, libertad frente a las ideas de los otros, libertad de elección, de decir “no”; libertad contra los avances mecánicos de la ciencia, libertad ante un Estado que homologa, libertad en una masa que consume y transforma al yo en nosotros, libertad de los países emergentes, de los oprimidos por la burguesía, el hombre libre porque no tiene naturaleza, esencia o pasado que lo predetermine, el hombre libre porque Dios no existe; los problemas del hombre reducidos a la opresión, libertad como condena ineludible porque “no somos libres de dejar de ser libres”, la libertad como angustia porque amenaza con modificar en cualquier momento nuestro proyecto inicial, libertad como posibilidad última de la realidad humana, libertad como argumento para decir que, por ser la propia libertad el móvil detrás de todos los actos, no hay nada inhumano; la libertad como obligación de liberarse para que la libertad misma exista: Sartre es, en casi todos los sentidos, el filósofo de la liberación. 

La teoría completa de estas reflexiones se encuentra sobre todo en El ser y la nada, libro que, por cierto y si el dato sirve para esclarecer el origen de las consideraciones del filósofo, fue concebido en un campo alemán de prisioneros.[5]

El problema siguiente, una vez asumida la libertad como condicionante, es el de la responsabilidad, así como el de la moral, la relación con el prójimo. Sartre defendió el existencialismo como un humanismo en el que cada individuo inventa su camino, elige sus valores, “una filosofía que trata al ser en una situación concreta en la que cada uno debe reflexionar y asumir su propia posición en el mundo”, libremente, con la responsabilidad depositada solamente en la decisión asumida, decisión que implica un compromiso que queremos tanto para nosotros como para los demás. 

Una moral en fin de cuentas subjetiva en la que “bueno” se vuelve aquello que yo elijo como bueno, la existencia entendida como nada y el deber de colmar esa nada con deseo, lo que demuestra no sólo que el hombre está incompleto sin que su realidad está colmada de imposibles, plena de algo que no se encuentra en el futuro sino en el presente, en la libertad abrazada “hoy” que anula asimismo toda necesidad al momento de ejercerse, que llena de responsabilidad al momento de actuar, una ética que anula el valor trascendente de las cosas y las independiza de la subjetividad que el hombre impone: de nuevo la libertad como elemento puntal del pensamiento, de la acción.

Las obras literarias de Sartre son en buena medida representaciones de las posturas expuestas hasta este momento, desde La nausea (“la imposibilidad de la comunión de las almas”), Huis-Clos (“el infierno son los otros”) o Saint Genet, comediante y mártir (“la libertad no es sino lo que hacemos de lo que han hecho de nosotros”), hasta Las moscas (en el que aborda el tema del destino) o la Crítica a la razón dialéctica, una de sus últimas publicaciones y en la que intenta emparentar sus ideas con las del marxismo, al tiempo que aborda las relaciones del ser en sociedad, con otros seres, con los grupos a los que decide apoyar, entremezclando una filosofía que postula la libertad del individuo con una teoría política que asumía al hombre, palabras más, palabras menos, como “un animal que trabaja, en una sola clase y cargado de ideología”.[6] 

En este punto, la intervención del Otro, de la otredad, se vuelve un imperativo del que Sartre no duda en renegar, tachar de imposibilidad y argumentar de este modo mediante un complejo sistema (expuesto también en El ser y la nada) que postula todo contacto como una imposición/sumisión por parte de los interlocutores.[7]

3.- ¿Algo qué festejar? 
La conquista de la libertad trae consigo, de manera inherente, la cuestión de la responsabilidad, qué hacer con lo obtenido. La normatividad y la ley son elementos necesarios, universales en lo posible, ordenamientos del todo social que Sartre reduce a los límites del proyecto concreto, individual y abrazados por elección propia, no más allá; queda así abierta la puerta a la irresponsabilidad, a una especie de libertinaje o, si se prefiere, libertad desbocada que el propio orden se encargaría de encauzar. 

La teoría existencialista sartriana habla de responsabilidad militante, de coherencia con el objetivo, con la decisión tomada, y no se conforma con mencionarla sino que el propio actuar del filósofo la sostiene: Sartre fue la voz pública más equivocada de su tiempo, erró en sus apoyos y sus rectificaciones fueron nulas o en tonos suaves, sin cuestionar demasiado el error; asimismo, esta falta de autocrítica, estos medios justificados por sus fines, este desbordamiento de libertad, se reflejan en las consecuencias de, por ejemplo, la liberación argelina, cuyo final fue sangriento y vengativo. 

La ignorancia del distinto y del igual o, en sus términos, la imposibilidad de un contacto que no sea imposición o avasallamiento, deviene en la ignorancia del otro, la también irresponsabilidad por ese prójimo que la propia filosofía no tardaría en corregir: el personalismo, en obras de Emmanuel Levinas, Paul Ricoeur, Emmanuel Mournier y, más recientemente, con sus adaptaciones y actualidades, en el pensamiento de Jacques Derrida o Jürgen Habermas, ha retomado el tema de la otredad para darle un sitio en el que, en resumen, yo me vuelvo responsable por el Otro y así soy responsable de toda la humanidad. 

Jean Paul Sartre, no obstante, es quizá el espejo más fiel de su tiempo, el último de los llamados intelectuales “íntegros, totales”, cuya opinión tuvo un peso y una importancia que poco a poco comenzó a perder valor, hasta volverse un nombre que vendía o promovía todo lo que lo acompañase; reflejo de su tiempo, espejo que mostraba el presente y anunciaba el futuro, ya fuera en su actuar o en su pensar... Un filósofo que predicó la libertad hasta que al propio mundo la libertad se le fue de las manos, en la teoría y en la práctica, conquista que solamente puso al yo por encima del prójimo y olvidó que el yo se conforma a partir del prójimo, no de la nada sino de lo pleno, no del vasallaje sino de la solidaridad y el bien común, no del vacío sino del reflejo propio en aquellos ojos que reflejo y a la vez me reflejan vivo. 

Queda entonces la pregunta, en este aniversario, sobre ¿qué es lo que en verdad se debe celebrar?


[1] Sebreli, Juan José, et al, “Sartre, las trampas del compromiso”, en ABCD, suplemento cultural del diario ABC, 18 de junio de 2005.
[2] Mournier, Emmanuel, Introducción a los existencialismos, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1967.
[3] La declaración completa la transcribe Christopher Domínguez Michael, en El Ángel, suplemento cultural del diario Reforma (26 de junio de 2005), a su vez tomada de Lévy, Bernard-Henri, El siglo de Sartre, Ediciones B, 2001.
[4] Un análisis crítico de este debate, entablado en diversos artículos –publicados por ambos filósofos en la revista Les Temps Modernes (1952)–, se encuentra recopilado en la colección “Pequeños Grandes Ensayos”, prologada por R.H. Moreno Durán y recientemente editada por la Universidad Nacional Autónoma de México. Sartre, Jean Paul y Albert Camus, Polémica sobre la rebelión y la historia, UNAM, México, 2004.
[5] Este dato es señalado por Pardo, José Luis, en el texto “Filosofía de las barricadas”, aparecido en el suplemento Babelia del diario El País (18 de junio de 2005).
[6] Op. cit. 1.
[7] La exposición completa de la llamada otredad en la obra de Jean Paul Sartre se encuentra en Op. cit. 2, en particular el capítulo “El tema de ‘el Otro’”.

Publicado en 2005 en la revista Bien Común.

lunes, 17 de octubre de 2011

MORALEJAS DE PREPRECAMPAÑA X



Moraleja 108 ¿Corriendo para salir en la foto o para no quedar fuera del presupuesto? Esa es la mentalidad priísta, pura y dura.

Moraleja 109 Recuerde que los todólogos están más cerca de la nada que del todo.

Moraleja 110 Azuzar la desmemoria típica del país es condenarse a terminar en el olvido.

Moraleja 111 ¿Firma compromisos ante notario? ¿Será que su palabra vale tan poco que requiere de aval legal?

Moraleja 112 Duro y dale con las encuestas que la vez pasada también le aseguraron la victoria. Sin memoria no hay aprendizaje.

Moraleja 113 Decir que cada vez se piensa menos no necesariamente contribuye a que se piense más.

Moraleja 114 Las malas compañías no dejan de ser malas por acompañarlo a usted.

Moraleja 115 Servidor y funcionario público parten de la misma premisa: servir = funcionar.

Moraleja 116 Si no pudo siquiera dejar completo al árbitro, ¿qué le hace pensar que podrá negociar una ley o una reforma en el futuro?

Moraleja 117 Si no distingue entre coalición y gobierno de coalición, ¿qué diantres hace aquí?

Moraleja 118 Si propone debatir para hacer propuestas y no para generar contrastes, ahórreselo y ahórrenoslo.

Moraleja 119 ¿Le quedó el saco? Qué gusto, esa era la intención.



Para conocer las versiones anteriores de estas Moralejas de Preprecampaña, puede consultar:  
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/07/moralejas-de-preprecampana-iii.html 
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/07/moralejas-de-preprecampana-iv.html 
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/08/moralejas-de-preprecampana-v.html 
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/08/moralejas-de-preprecampana-vi.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/09/moralejas-de-preprecampana-vii.html

http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/09/moralejas-de-preprecampana-viii.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/10/moralejas-de-preprecampana-ix.html

viernes, 14 de octubre de 2011

Cuando los diputados sí trabajaban: LIV Legislatura, entevista con Antonio Lozano Gracia


En 2008 apareció en libro Voto en libertad, en el que Antonio Lozano Gracia y Juan Miguel Alcántara Soria relatan acerca del trabajo de la LIV Legislatura de la Cámara de Diputados, y cómo la acción responsable de los diputados panistas hizo posible las reformas constitucionales que se requerían para crear el Instituto Federal Electoral.

Con motivo de la publicación de esa obra, La Nación entrevistó a Antonio Lozano ese año, una charla en la que se demuestra cómo el trabajo legislativo, cuando se asume con altura de miras y no con mezquindad ni mediocridad, puede rendir frutos que transforman para bien la historia presente y futura de México.

 
La Nación: Un regreso sobre una etapa clave de la transición mexicana, un recuento de la campaña de 1988 y del trabajo parlamentario del PAN en la LIV Legislatura, un análisis de las coyunturas de finales de los años ochenta… ¿Cómo surge la idea de Voto en libertad y por qué, precisamente, Voto en libertad? 

Antonio Lozano Gracia: La idea la platicamos Juan Miguel Alcántara Soria desde que regresó de su doctorado en España en el año 2002, y después de haber vivido esa época tan intensamente pensamos que era conveniente escribirlo, tomando en cuenta que por desgracia no muchos panistas escriben y rescatan su participación en la historia de México y es indiscutible que el panismo ha aportado elementos fundamentales para el cambio de nuestro país.

Los propósitos del libro son tres: el primero es dejar un testimonio histórico: es una historia de éxito donde se logró hacer un entramado institucional y un cambio normativo fundamental para el país, que ha sido la base del cambio democrático en México y, como toda historia de éxito, luego salen muchos padres, pero no son padres de a de veras, se achacan la paternidad porque ven que el “niño salió bueno” y quieren participar de las ganancias; Emilio Chuayffet dice que el PRI es el que generó esto y se adorna, por supuesto; Arturo Núñez, Porfirio Muñoz Ledo. 

En fin muchos son los papás de esta criatura y la verdad no es así, el papá de esta criatura es el PAN, es el panismo, ni siquiera somos nosotros, a nosotros nos tocó, en suerte, concretar propuestas históricas del PAN por una coyuntura histórica muy especial, pero el mérito es del PAN como institución.
 
En principio quisimos dejar un testimonio histórico los ocho participantes de ese grupo que todavía vivimos, porque fuimos once los que conformamos el grupo de propuestas del Partido Acción Nacional. Este testimonio lo fundamentamos y soportamos en un acervo documental bastísimo para que no haya dudas, lo que estamos diciendo que pasó podemos demostrar que sí pasó.
 
El segundo objetivo del libro es resaltar la importancia que tienen como instituciones del país y de los mexicanos las instituciones democráticas. El Instituto Federal Electoral y el Tribunal Federal Electoral son instituciones que han sido muy caras para México y que han logrado cambiar la historia de este país. Por ello debemos respetarlas, fortalecerlas, cuidarlas, porque son patrimonio de este país. 

Con esas instituciones y ese entramado jurídico logramos hacer en este país, los panistas propulsándolo, un milagro: hicimos que un periodo tan corto, como son 12 años, pasáramos del fraude más escandaloso en la historia de México, que fue escándalo internacional en 1988, a ser un ejemplo de la democracia en 2000, cuando el mismo día de las elecciones se proclamó presidente electo a Vicente Fox; eso hicimos como país, como sociedad y eso es un milagro.

Cambiar así, de un extremo al otro totalmente opuesto sólo en 12 años, si tú hubieras podido entrevistar a los actores más importantes de la oposición en 1988, prácticamente te aseguro que unánimemente te dirían “esto nunca va a cambiar”. Logramos el cambio radical y ser ejemplo para todo el mundo, de eso estamos hablando, de esas instituciones estamos hablando y por ello queremos resaltar con este trabajo la importancia que tiene para México todo el entramado democrático que hemos logrado.

El tercer objetivo es resaltar un concepto que aprendimos los panistas desde nuestro ingreso al Partido: la importancia de las instituciones. Sabemos por la historia y doctrina del PAN que la importancia de las personas es absolutamente relativa, que las personas pasamos, pero lo que quedan son las instituciones; un país no puede sobrevivir ni ser fuerte sin instituciones vigorosas. 

Lo que hicimos para resolver el problema electoral fue crear instituciones con esmero, inteligencia, con altura de miras y con visión de Estado, de la misma manera los mexicanos podemos resolver cualquier problema llámese inseguridad, educación, trabajo, salud; ningún problema es más grande que México, cualquier problema podemos resolverlo sólo forjando las instituciones que cumplan la misión que el Estado les dé. 


LN: ¿Cuál considera la mayor virtud y el mayor defecto de esa LIV Legislatura? 

ALG: Cuando hablas de un proceso de transición a la democracia, es decir, de un proceso en donde estás en un lado y quieres ir a otro –estábamos en un país antidemocrático y queríamos ir a un país democrático– se habla de momentos fundacionales, de momentos que detonan, este es un proceso que se lleva muchos años.

No te puedo decir que 1988 fue el parteaguas porque fueron muchos parteaguas para llegar a la democracia, no te puedo decir que fue el momento fundacional porque a lo mejor el momento fundacional, como lo dice Alonso Lujambio, fue cuando Christlieb Ibarrola, presidente del PAN, decide interactuar con el régimen para lograr cambios políticos, y entonces es un proceso de varios años. 

Pero sí fue también un momento coyuntural en la historia de México en todos los sentidos, porque el régimen priista estaba agotándose, porque ya no se podía contener en el marco jurídico todas las expresiones ciudadanas y esto, como bien lo sabemos los panistas y como fue nuestro primer objetivo como Partido, fue crear ciudadanos, y esa fue una larga tarea.

Las crisis económicas propiciadas por los regímenes priistas nos ayudaron a crear ciudadanos. En un país donde hay abundancia, trabajo y seguridad, a veces la gente no ve tan importante que le respeten su voto mientras tenga qué comer y dónde vivir; las crisis generadas por los regímenes priistas fueron un acicate para que las personas tomaran conciencia de que no bastaba con que el gobierno pusiera escuelas o hiciera caminos, que era necesario hacer valer todos los derechos de los ciudadanos.

1998 es ciertamente un año estelar de la historia porque por un lado irrumpe la sociedad con unas exigencias; por otro lado, el sistema político, incluso para el PRI, genera unas fisuras que le serán muy significativas en los años siguientes. La decisión de Cuauhtémoc Cárdenas es evidentemente un hecho sobresaliente, otro hecho sobresaliente es el arribo de Maquío al PAN con un vigor y una fuerza interna, como lo marca toda su historia de liderazgo en todas las actividades a las que se dedicó, pues también las impulsó acá y con un carisma muy especial, con una fortaleza y un asumir los principios del PAN. 

Esa es una característica muy sorprendente de alguien que venía de un ámbito distinto al político: Maquío se empapa, conoce, aprende y asume la doctrina del PAN y las repite en cada entrevista, esta personalidad tan arrolladora, tan fuerte y vigorosa es un elemento detonador de todo lo que pasó el 6 de julio de 1988. 

Por ello, la LIV Legislatura se ve marcada con una situación de excepcionalidad histórica: el total de la Cámara de Diputados eran solamente 5 diputados de diferencia, eran 255 legisladores para el PRI y 245 para la oposición en su conjunto, de los cuales 101 diputados éramos panistas. La conformación de la Cámara era totalmente distinta a todo lo que vimos en el pasado, incluso hubo algunas ocasiones en el PRI por sí solo no lograba quórum y entonces la oposición le impusimos algunas decisiones que tuvo que aceptar porque, de lo contrario, no se avanzaba. 
La principal virtud de la LIV Legislatura, aparte de este momento coyuntural histórico tan especial, fue una consistencia y una identidad en la visión y en el objetivo del PAN. Teníamos grandes líderes: desde luego Clouthier,  don Luis H. Álvarez en la Presidencia del Partido, un operador político tan excepcional como lo es Diego Fernández de Cevallos y dentro de la diputación, para quienes arribamos por primera vez a la Cámara, tuvimos compañeros que nos orientaron y nos iluminaron con sus experiencias como Carlos Castillo, Hiram Escudero, Juan Antonio García Villa, Eugenio Ortiz Walls, que ya habían sido diputados en ocasiones anteriores y para quienes éramos jóvenes diputados en ese entonces fueron un sostén de privilegio, esa fue su principal virtud. 
La carencia honestamente no la advierto, durante los 3 años, que fueron tan intensos, se lograron muchas cosas y que el saldo es muy positivo. 


LN: Encontramos en el libro algunas transcripciones de los grandes discursos y debates en el Congreso y en el Colegio Electoral, sin embargo, es difícil transmitir por escrito la sensación de esos momentos. ¿Cómo eran esos debates, cómo era el nivel de debate en esas épocas y ante tales coyunturas? 

ALG: Eran intensísimos. Te menciono que a partir del Colegio Electoral de la LIV Legislatura –lo que se conoce como las “galerías” del Palacio de San Lázaro– fueron divididas: antes eran una sola y ahora son tres, le pusieron muros para no hacerla tan grande porque en el Colegio Electoral invadieron las “galerías” por una parte el 50% una claque priista y el otro 50% una claque del Frente Democrático Nacional, antecedente del PRD; los panistas no teníamos claque.

Cuando un diputado priista subía a la tribuna era sumamente abucheado por la claque del Frente Democrático Nacional y viceversa, ya te imaginas cómo fue ese Colegio Electoral, del cual existe filmación, de una presión y tensión fortísimas que hacía un ambiente casi irrespirable. 

Insisto, el nivel de debate era altísimo, había grandes tribunos por parte del PRI y de la oposición, por ejemplo Carlos Navarrete, actual senador del estado de Guanajuato por el PRD, es un brillante orador y tuvo intervenciones muy importantes; Miguel Montes o José Luis Lamadrid por parte del PRI, y por parte del PAN teníamos una pléyade maravillosa de oradores que hacían cimbrar a toda la Cámara y que conmovían incluso a los más recalcitrantes priistas, pues lo llegaron a confesar y decían: vamos a tener que votar como nos lo ordenan, pero créannos que sus argumentos nos convencen. Este era el ambiente de la LIV Legislatura, que era totalmente intenso.   


LN: ¿Por qué considera que esos cambios tan trascendentes para el futuro democrático de México se dan en esa legislatura y no antes o después? 

ALG: Porque la curva política del país y de maduración de la sociedad convergió en ese momento. Me parece también que la organización de los partidos, por supuesto el nuestro, habían logrado ascender a niveles de profesionalismo en términos de defensa del voto y que precisamente por esto se vio forzado el régimen a acudir a todas sus estratagemas deleznables y lamentables.

Actualmente ya nos es algo ajeno, por fortuna, pero los panistas teníamos clasificada toda una serie de tácticas y fraudes electorales en las casillas además de unas recetas de antídoto. Por ejemplo, les decíamos a nuestros representantes de casilla “no vayas aceptar ningún alimento que te dé el PRI” porque a veces acostumbraban purgar a nuestros representantes y tenían que abandonar la casilla en situaciones muy lamentables; se descubrieron también las casillas “zapato” en donde evidentemente las actas eran llenadas después en un escritorio o gabinete oscuro y el 100% de los votos eran para el PRI y cero para todos los demás, o sea una unanimidad realmente sorprendente.

En algún caso curioso, me parece que en el estado de Durango, está registrado históricamente que para la elección de diputados hubo 100 votos para el PRI y cero para todos; para la elección de senadores hubo 100 votos para el PRI y cero para todos y para la elección de Presidente hubo 100 votos para el PAN y cero para todos los demás, o sea se equivocaron de renglón.

Eran pues las casillas “zapato”, que eran las urnas “embarazadas”, ya que al abrirla traían 300 votos a favor del PRI. Eran las casillas donde habían votando 2 mil 500 votantes a favor del PRI, eran los votos “planchados” que luego aparecieron, es decir, nunca fueron doblados, pero estaban en las urnas; eran los “carruseles”, el “ratón loco”, era la operación “tamal”, era expulsar a los representantes, en fin, mil trampas que había ideado la estructura electoral del sistema y que en ese momento le urgía llegar a la mayoría absoluta para Carlos Salinas de Gortari, situación que obviamente nadie creyó, ni él mismo.

Así que se presentó una crisis de legitimidad, la más severa, y aquí hay una fórmula que es importantísima de rescatar y que demuestra la sapiencia y sabiduría del PAN: como el fraude fue tan evidente, todos los partidos de oposición dijimos que Carlos Salinas de Gortari era ilegítimo de origen y que iba a ser ilegítimo para toda la eternidad.

Pero a diferencia de los otros partidos de oposición, el PAN sostuvo que si bien era ilegítimo de origen podía legitimarse en el ejercicio, es decir abrió una puerta, un camino para que México, a pesar de escándalo y fraude de 1988, transitara hacia mejores caminos, lo que no hizo la izquierda, así es que nosotros por ello, al abrir esta puerta con sabiduría, generamos la posibilidad de que se hicieran cambios de fondo, por ejemplo de los que estamos hablando. 


LN: Menciona que la reforma de 91 es poco reconocida e inclusive vituperada en sus logros y alcances. ¿Por qué cree que esto sea así y cuáles fueron los alcances del trabajo legislativo a la luz del día de hoy? 

ALG: Sostenemos en este trabajo que, a diferencia de las reformas anteriores, la reforma de 1989-1990 se caracteriza por ser una reforma de fondo tanto institucional como constitucional y jurídica. ¿A qué nos referimos? A que las reformas anteriores tuvieron el carácter político más que jurídico, si bien se tenía que reflejar en algunos artículos y cambio de leyes, lo cual es un aspecto jurídico, la intención y el enfoque eran solamente político.

Todas las anteriores fueron políticas, la diferencia con la de 89-90 es que es política, pero esencialmente jurídica. ¿A qué nos referimos con que las anteriores eran políticas? Como la sociedad iba madurando y cada vez el PAN tenía más éxitos electorales porque había ciudadanos más conscientes y que querían un cambio, el sistema iba agobiándose de estas presiones que surgían de la sociedad. 

Para despresurizar esto lanzaba una reforma que concedía diputados de partido; en otro momento volvía a subir la presión y el sistema le reconocía a los partidos prerrogativas. Eran reformas caracterizadas para recobrar legitimidad o bien para refuncionalizar el sistema, pero no tenían la intención de cambio profundo.

En 1989 y 1990 la diferencia fue que logramos hacer reformas de cambios profundos y sentamos la base para que luego viniera un desarrollo y una consolidación democrática, y así lo previmos: que iba a ser un cambio y que íbamos a sentar unas bases para que le cambio se siguiera dando después. 

Esta es una de las críticas que nos hacían, de ahí se acuñó este término de “gradualismo”; nos decían que nosotros éramos gradualistas en el sentido peyorativo, de ofensa, queriendo decir que estábamos desperdiciando una oportunidad para avanzar más. Para la izquierda y para algunos panistas inclusive debíamos de apostar el todo por el todo. Otros panistas considerábamos que era mejor lograr todos los avances posibles en una negociación que permitiera luego avanzar más, a diferencia de los otros, que eran radicales en ese sentido.

Esta palabra de “gradualismo” se nos achaca como diciendo "perdieron una oportunidad de avanzar más". Me parece que la historia puso a cada quien en su lugar, parece que nos dio la razón a nosotros, que los cambios que fuimos generando demostraron un avance sólido que hasta la fecha sigue dando un sustento a nuestra vida democrática, al revés de como otros pretendían. 

Por ejemplo, algunos pensaban que debía de salir el secretario de Gobernación de la Presidencia del Consejo General del IFE, lo cual era un error porque la estructura que se había armado en todo el país pertenecía a Gobernación y estaba, digamos, “maleada” con todas las anteriores elecciones y todas las trampas que habían desarrollado. 

Entonces, si quitabas al responsable de eso y ponías a un ciudadano –como luego se pudo hacer pero no sin antes hacer una base– iba a resultar paradójico que a lo mejor tenías un buen hombre dirigiendo el Consejo General del IFE, pero toda la estructura funcionaba igual. No, había que tener al secretario de Gobernación para reprocharle a él todo lo que saliera mal porque era su responsabilidad. 

Este “gradualismo” era la forma sólida de avanzar, en vez de tratar de lograr todo o de generar una ruptura de la que tal vez no había reparo.  


LN: Asimismo, se señala que “llegado el momento, es el panismo el mejor preparado para promover reformas legales para abrir el sistema democrático” (p.21). ¿Por qué cree que se da esta situación?  

ALG: Por una razón muy sencilla: por la capacidad, preparación y visión de don Manuel Gómez Morin, que era un abogado talentoso y un hombre de Estado que  generó, desde la fundación del PAN, una visión social, axiológica, fundada en el cambio de leyes. 

Por ello los primeros cuatro legisladores del PAN que llegan a la Cámara de Diputados generan una serie de propuestas que a la fecha todavía no se consiguen en su totalidad; por supuesto, propusieron el Tribunal Federal Electoral como lo logramos en 1989, pero lo propusieron en 1947; propusieron también una cédula de identidad ciudadana de la cual tenemos una credencial para votar con fotografía, pero todavía no hemos arribado a ese documento único que identifique a los mexicanos en nacionalidad, registros fiscales, de seguridad social y electoral, etcétera. 

Propusieron, en suma, una organización distinta de las elecciones. Nosotros estábamos preparados como Partido desde un principio porque nuestra vocación era jurídica y constitucional. Nos quedó muy claro a quienes preparamos estas propuestas que, detrás del trabajo de los primeros cuatros diputados del PAN –porque de ahí arrancan las propuestas del Partido, pues estaban don Manuel Gómez Morin y don Manuel Herrera y Lasso, que ha sido uno de los mejores constitucionalistas de este país– que esas propuestas de 1946 se reiteraron en la década de los cincuenta, se insistieron en la década de los sesenta así es que traíamos una larga historia de propuestas.

A quienes nos tocó ser diputados en ese entonces, una parte fundamental de nuestra preparación y de los logros que luego conseguimos fue conocer con detalle qué había hecho el Partido en toda su historia, por eso estábamos bien preparados, porque teníamos detrás de nosotros un fundamento histórico, ideológico y jurídico que nos permitía poder solventar cualquier cuestionamiento y poner sobre la mesas unas propuestas que no eran fáciles de descalificar o rechazar.

Al inicio de este proceso, los 11 diputados, que mencionamos en el libro, tuvimos un trabajo muy intenso, digamos de ponernos todos al día; tuvimos cursos propedéuticos de todo tipo para que todos tuviéramos la misma información, después de eso nos encerramos por días y semanas para hacer nuestras iniciativas de tal manera que del 1° de septiembre pudimos presentar todas las iniciativas constitucionales y después nos encerramos cinco meses, de tal manera que en el mes de mayo de 89 pudimos proponer todo un código electoral nuevo e integral, cosa que nunca se había hecho. 

LN: La reforma es una historia de congruencia doctrinaria de Acción Nacional, de una lucha que no fue ni de unos días ni de unos años. ¿Cómo darle al trabajo legislativo un tinte partidista que se traduzca en reformas efectivas? 

ALG: No sólo en los antecedentes de las iniciativas presentadas por el PAN había un gran acervo y una gran responsabilidad, sino también en la conducta que los panistas habían tenido desde que pisaron la Cámara de Diputados, que era una conducta de dignidad, de trabajo y de congruencia. 

En aquellos años de 1988, en los Colegios Electorales para calificar la elección de diputados y senadores, a los priistas los encerraron y los acuartelaron para que nadie se escapara, los llevaban en camiones de la Cámara al hotel y viceversa; los panistas en cambio teníamos absoluta libertad y responsabilidad porque sabíamos los antecedentes de los panistas que habían estado antes que nosotros.

El panismo en toda esa historia había generado una gran autoridad, no teníamos el poder pero teníamos una gran autoridad moral en términos de congruencia, de honestidad y de fidelidad a nuestros principios. No teníamos mayoría en la Cámara, éramos 101, había muchas reformas que no pasaron hasta que no las aprobamos nosotros porque teníamos esa autoridad. 

Se decía en ese entonces que el grupo parlamentario del PAN era el fiel de la balanza y si no lo aprobaba el PAN, aunque no tuviera la mayoría, no salían las reformas porque teníamos autoridad moral. Darle al trabajo legislativo un tinte partidista que se traduzca en reformas efectivas tiene que ver con la conducta de un grupo que se sentía heredero de una gran tradición y depositario de una gran confianza y responsabilidad que teníamos que sacar adelante. 

LN: ¿Apostar por el diálogo en esa época no era un poco como “picar piedra”? 

ALG: Esta estrategia de diálogo la inicia Adolfo Christlieb Ibarrola en la década de los sesenta y a partir de entonces ciertamente el PAN utiliza el diálogo como una de las herramientas privilegiadas. 

Decía Carlos Castillo Peraza que en política se tiene que ser humilde, que cuando te sientas en una mesa de negociación política tienes que aceptar que no necesariamente tienes la razón. Y esta característica de humildad tiene que darle la oportunidad al otro para escucharlo, valorar sus argumentos, no puedes desacreditarlo de entrada o a priori.

Esta práctica de diálogo que ejercitamos en el 88 y que luego se llamó, queriéndola mostrar sucia, “concertasesiones”, y afortunadamente hoy en día se acepta que todo mundo dialogue; el diálogo es la herramienta por excelencia de la política y en aquel entonces fuimos muy atacados porque, desde su perspectiva, el Frente Democrático Nacional criticaba todo lo que no fuera una actitud absolutamente inflexible, aunque ahora sabemos que también se reunían, nomás que lo hacían en lo oscurito.

Demostramos con valor que era la única manera de avanzar y me parece que hoy la sociedad premia a quien hace mayor uso de propuestas que de violencia, afortunadamente la herramienta que utilizamos en ese entonces probó ser altamente eficaz. 

LN: ¿Qué opina de las sucesivas reformas al sistema electoral mexicano, en especial la última, del año 2007? 

ALG: En cada rubro de la elección de 88 había cosas que corregir. Cuando se lleva a cabo la elección de 1994, en la misma noche ofrecen una conferencia de prensa el presidente del Partido, Carlos Castillo, y nuestro candidato, Diego Fernández de Cevallos, y nunca se le ha hecho justicia a esa conferencia pues existió un brote de levantamiento de Chiapas, habían asesinatos políticos y otros asesinatos que conmovieron a toda la nación, así que parecía que en 1994 estaba en riesgo la seguridad nacional. 

Creo que fue una buena decisión que Jorge Carpizo fuera nombrado secretario de Gobernación porque con su personalidad y trayectoria fue una autoridad en todo ese proceso. Sin embargo, había partidos que pensaban que lo mejor era estallar un conflicto y el PAN era otra vez fiel de la balanza, así es que el día de las elecciones ofrecen esta conferencia de prensa y dicen “Acción Nacional no ganó” y denuncian tres cosas: la utilización de recursos a favor de las campañas del PRI, la inequidad en el acceso a los medios de comunicación y la coacción al votante.

Si nos regresamos a 1988, cuando las demandas y todos los elementos para descalificar esa elección eran 20, 30 o 40, y nos vamos seis años después, a 1994, vemos que se reduce el espectro de inconformidades dramáticamente.

Estas reformas que se han practicado a las leyes electorales deben hacerse con mucho cuidado porque ya probamos que podemos hacerlo bien como país y como sociedad, honestamente no conozco a fondo la reforma porque las actividades ya son distintas para tu servidor, pero debemos actuar con mucho cuidado. 

Tengamos claro que después de crear el IFE y el Tribunal Federal Electoral, si esos dos instrumentos se desgastan, no hay mucho más que hacer después de eso: que no se generen reformas a las leyes electorales simplemente por presión de los inconformes y para hacer medidas ah doc de otros intereses, que se siga teniendo esta visión de patrimonio de la nación por estas instituciones y de la legislación.

Me parece que cada vez serán menos, pero ciertamente hoy surgen unos riesgos adicionales que se han señalado por todos como la posibilidad de infiltración del narcotráfico y debemos estar atentos. Hay que tener mucho cuidado con las instituciones porque la única justificación para cambiar sería que las cosas no funcionaran y aquí han probado una funcionalidad excepcional. 

La elección de 2006 calificada por el Tribunal Federal Electoral en donde con toda fuerza y con todos los argumentos sólidos y congruentes se declara presidente electo a Felipe Calderón, con una diferencia solo 250 mil votos en un universo de millones de votos, es una muestra de la fortaleza institucional. Tengamos mucho cuidado al tocar esas instituciones. 

LN: Si antes se hablaba de un “presidencialismo”, hoy pareciera que los partidos y sus representantes gozan de un poder sin contrapesos. Desde su experiencia como legislador y jurista, ¿cómo generar un equilibrio entre ambos poderes? 

ALG: Carlos Castillo generó una teoría y una hipótesis maravillosas que incluso llegó a ser posición del Consejo Nacional del PAN, y que resumo así, aunque la propuesta era extensa: Carlos Castillo distinguía entre régimen jurídico y sistema político y señalaba la diferencia enorme que existía en el México posrevolucionario hasta el México contemporáneo de 1992 o 1993, de la diferencia enorme que había entre las leyes y la realidad. 

En las leyes, la Constitución decía que éramos una República representativa, democrática y federal, y eso no era cierto en la realidad; decía que había tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial, y tampoco era cierto en la realidad; decía que los estados son soberanos, y no era cierto en la realidad, y que los municipios eran libres y tampoco era cierto. Eran dos mundos totalmente distintos. 

A partir de la elección de 1988 y en la década de los noventa se ha empezado a dar una identidad entre realidad y régimen jurídico. Hoy sabemos el Poder legislativo es un poder autónomo del ejecutivo y que incluso el Poder judicial también lo es. Sabemos que las entidades ejercen su autonomía, sabemos los reclamos de los municipios, tenemos órganos autónomos... entonces la situación es radicalmente distinta al México que vivíamos y tratábamos de mejorar.

Hoy en día, con las instituciones fundamentales que son los poderes legislativo y judicial funcionando, tenemos un entorno totalmente distinto y también ocurren estos movimientos pendulares, en donde se generan abusos de jueces y de la policía y se detenían a las personas los viernes para que estuvieran todo el fin de semana y con tantas violaciones a los derechos humanos que se crean las comisiones públicas de derechos humanos y luego se va en un movimiento pendular hasta el otro lado y no se puede detener a los delincuentes. 

Esto está mal y debe orientarse al justo medio, como es la doctrina del PAN, y eso ha pasado con el Congreso: de ser un Congreso absolutamente sojuzgado, que no legislaba nada, que todo lo que legislaba eran las iniciativas que le mandaba el Presidente y que no podían cambiar una coma, de ese Congreso supeditado se ha vuelto una fuerza casi más allá de lo que debiera de ser. 

Sólo con la participación de los ciudadanos y sus exigencias y la sanción de la sociedad, a través de voto, ves cómo eso va a llevar a un justo medio para que haya división y colaboración de poderes y con una altura de miras, con una visión más alta.