domingo, 18 de diciembre de 2016

Diario de viaje: unos días en Guatemala


La sorpresa fue grata como lo es todo hallazgo: dejarse sorprender, librarse de prejuicios, abrirse a la llegada –irrupción– de lo nuevo.

Guatemala aguarda y hace que de pronto todo suceda. La invitación corrió a cargo de Diana Herrera, a quien conocí en el Diplo México 2015 de la Fundación Konrad Adenauer y la Fundación Rafael Preciado. Se sumó a ello Rubén Hidalgo, director de ese magnífico reducto de la formación política en Centroamérica que es el INCEP, conocido de hace algunos años, reencontrado por esos legados que trascienden fronteras, distancias y tiempo.

Humanismo en el siglo XXI fue el tema que impartí ante militantes del partido Todos, en una jornada larga pero grata: una militancia joven en su mayoría, inquieta y entusiasta, convencida de su rol en un contexto político complejo, inestable, donde los partidos duran un aproximado de ocho años y suman, en total, casi tres decenas.

Partidos, cabe señalar, de ocasión, de esos que nacen para ver qué ganan, con quién se alían para sobrevivir, cómo se aferran al presupuesto público y logran mantenerse a flote lo suficiente para enriquecer a sus dueños; en ese escenario de inmediatez, Todos apuesta por un mediano plazo, con la certeza de que sólo a través de la capacitación y la construcción de una estructura municipal es posible permanecer de manera seria, contribuyendo a la formación de una cultura política que supere la protesta y la plaza para transitar a la estabilidad.

El encuentro con nuevos y viejos amigos fue el gusto de las vistas, de los saludos francos y entrañables: el propio Rubén y Marco Antonio Barahona, quien contó anécdotas de mi padre en una sobremesa exquisita; Vinicio y Marco, Maggie y Norma, Ricardo, Hugo y Stephanie, que me regalaron charlas, encuentros breves pero exquisitos para atesorar en la memoria.

De la ciudad fue luego encontrarse con quienes participaríamos en la reunión de becarios de la KAS, que tuvo lugar en Panajachel: Diana, Jesús y María Fernanda, Ofelia y Pavel, encuentros y reencuentros en una cena que fue risas, anécdotas compartidas y un trayecto que, al día siguiente, ya con los chicos que participarían en el evento, tuvo la escala de un café necesario, de unos frenos averiados y el gozo de una estancia donde el lago y los volcanes se sumaron para dar forma a dos jornadas inolvidables.

Annette Schwarzbauer, de la KAS Guatemala-Honduras, fue nuestra anfitriona. Un encuentro en el que por primera pude impartir un curso fuera de México: la conferencia "Candidaturas independientes: en busca del ciudadano perdido". Ahí, algunos de los ya mencionados, así como unos veinte chicos más, Cinthya, Ricardo, participaron en conferencias, talleres y tertulias que sumaron conocimiento, entusiasmo y gusto a quienes no nos cansamos de aprender y aprehender cuánto de nuevo hay en cuántas cosas que se ignoran.

Las últimas horas fueron, como deben ser, apresuradas, con los pendientes que son promesas y razones para volver, ahondando en historias y proyectos, haciendo el mundo más pequeño porque las fronteras se acortan, se vuelven puntos de encuentro en nombres y rostros que se llaman como se nombra la amistad.

¡Gracias Guatemala!