viernes, 14 de febrero de 2014

El riesgo de estancarse en las “Ideas fuerza”





En un primer momento, la colección “Ideas Fuerza” –que sintetiza el pensamiento de los grandes ideólogos del PAN en frases y párrafos ordenados temáticamente– pareció responder a una doble necesidad: en primer lugar, difundir esas ideas y esas reflexiones entre la militancia de Acción Nacional y, en segundo, llenar el vacío que dejaron los libros originales de donde las frases fueron tomadas, tras dejarse de reimprimir y quedar relegados a colecciones particulares. De ambas intenciones surgieron los volúmenes de Gómez Morin, González Luna, Miguel Estrada Iturbide, Rafael Preciado, Adolfo Christlieb, Abel Vicencio, Efraín González Morfín, Castillo Peraza, Carlos Abascal y, de reciente aparición, María Elena Álvarez de Vicencio. 


La utilidad, empero, tenía un factor añadido: los libros, artículos, ensayos y en ocasiones folletos originales hacían, por su número y dispersión, casi imposible que un militante pudiera consultar y ordenar el conocimiento de una manera sistémica, de acceso sencillo y práctico. Así, un pequeño tomo con índice y subíndices claros y precisos, reúne un legado doctrinario e ideológico explicitado y desarrollado en volúmenes extensos, donde el humanismo político en el que el PAN basó tanto su historia como su actuar público fue desarrollándose a lo largo de poco más de siete décadas.


La intención de difusión fue notoria en poco tiempo: los discursos se llenaron de grandes citas, de frases de una profundidad digna del estadista y hasta del filósofo, contribuyendo con ello no sólo a mantener viva una memoria sino, además, a rescatar un legado que debe mantenerse vivo, que debe preservarse y cuidarse y sin duda promoverse entre quienes son parte de la única fuerza política de México sustentada en una doctrina clara, de raíces longevas y cuya finalidad es el servicio a y la transformación democrática del país. Pasadas varias décadas de la aparición del primero de aquellos tomos de “Ideas fuerza”, cabría pues hacer una reflexión acerca de lo que ha ocurrido a la postre con el pensamiento del PAN.

Para este fin cabe recordar un capítulo de la novela La inmortalidad, de Milan Kundera, llamado “La imagología”, donde el filósofo checo destaca: “Hace unos cien años, en Rusia, los marxistas perseguidos comenzaron a reunirse en secreto en pequeños círculos para estudiar el Manifiesto de Marx; simplificaron el contenido de esta sencilla ideología para difundirla a nuevos círculos cuyos miembros, simplificando aún más esta simplificación de lo sencillo, lo transmitieron a otros y éstos a otros, de modo que cuando el marxismo se hizo conocido y poderoso en todo el planeta, no quedaba de él más que una colección de seis o siete consignas, tan deficientemente ligadas entre sí que es difícil llamarlas ideología”.

De acuerdo con Kundera, a la luz de esa queja tan reiterada de que en el PAN ya no se conoce la doctrina, y aprovechando las ventajas que hoy presenta el espacio virtual, ¿no sería pues interesante, útil y hasta necesario completar el trabajo de difusión iniciado por las “Ideas fuerza” con la digitalización de los tomos originales de donde estas frases fueron extraídas? ¿No corre, en caso contrario, la doctrina del PAN el riesgo de terminar como terminó el marxismo, en un puñado de frases transcritas y estampadas en playeras? 

En lo personal, en una época fui un obstinado defensor no sólo de la publicación de esa colección, sino que además cuidé la edición de varios de los volúmenes e incluso conformé uno de ellos. Hoy, me queda la certeza de que si ese esfuerzo no se complementa con una difusión de ese saber íntegro, podríamos terminar llevando en el pecho un “seguimos continuando” sin tener certeza del origen de la frase (que, por cierto, no es de Gómez Morin), ni del contexto en que fue escrita, ni de las circunstancias en que fue pronunciada ni de todo aquello que acompaña una idea y que la integra y la hace parte de un saber vasto, rico y heredero del más sólido pensamiento occidental. 

Vale la pena rescatar la doctrina del PAN más allá de sus frases célebres. Si las “Ideas fuerza” han logrado su propósito original de transmisión y difusión, no permitamos que esa buena intención se pervierta hasta resultar contraproducente. Es buen momento para empezar a devolver al pensamiento lo que por repetición, pereza mental o comodidad ha perdido. Hay fuentes originales para ello; hay herramientas que facilitan y ayudan: es tiempo de llenar lo que poco a poco va quedando vacío.