miércoles, 30 de noviembre de 2011

La democracia indispensable, un legado de Acción Nacional: entrevista con Alonso Lujambio



"Los actores políticos toman decisiones en las complejas contingencias que, sumadas, tejen la historia", escribe Alonso Lujambio en el libro La democracia indispensable. Ensayos sobre la historia del Partido Acción Nacional (El Equilibrista, 2009). Y es precisamente a través de la biografía de esos personajes, en los que recae el construir la cadena que determina la historia, las historias particulares, que el autor recorre los años de una de las fuerzas políticas determinantes en la formación de la ciudadanía y la democracia mexicanas.

A través de la vida partidista de los grandes próceres del PAN, Lujambio va descubriendo causas, cruzando datos, enlazando motivos que determinan situaciones determinadas, en un ejercicio de reflexión que, por medio del estudio de la propia historia, contribuye a valorar a quienes, de Gómez Morin a Castillo Peraza, González Luna, Christlieb Ibarrola, y otros tantos, supieron conjugar la doctrina de una institución, adaptarla a la realidad de su propio tiempo y con ello contribuir desde el humanismo a edificar la vida institucional del México moderno.

En entrevista con
La Nación, en enero de 2010, Alonso Lujambio ahonda en diversos aspectos de la historia de Acción Nacional, analiza la actualidad del partido y hace un llamado a las nuevas generaciones, que tienen en sus manos –afirma– la conservación y el mejoramiento constante de nuestra democracia.

 
La Nación. El libro La democracia indispensable. Ensayos sobre el Partido Acción Nacional, reúne diversos ensayos publicados con anterioridad, a partir de 1994 y hasta a la fecha. En la presentación del libro, señala que su interés por el PAN, antes que ser académico, es de “vida, de entorno”. Nos podría relatar cómo ha sido esa relación a lo largo de los años y cómo ha influido en su trabajo académico.

Alonso Lujambio. Hasta los 17, los 18 años, viví durante mi adolescencia de manera muy intensa la vida política de mi padre. Distribuí volantes, repartí propaganda puerta por puerta en unidades habitacionales, fui representante de casilla, en fin, acompañé a mi padre a la Cámara de Donceles, viví muy intensamente esa vida partidaria de mi padre Sergio Lujambio, hasta que él se sale del partido junto con otros panistas, en la escisión de los llamados efraínistas: Efraín González Morfín, Héctor González Schmall, Raúl González Schmall, Fernando Estrada Sámano, Luis Calderón Vega, en fin, son algunos de los compañeros de ese viaje hacia fuera del Partido.

Años después estudié Ciencia Política, y uno de los temas de mi interés fueron los procesos electorales, la vida del Congreso, los cambios constitucionales, y por supuesto, el PAN, a partir en buena medida de haber sido alumno de quizá la estudiosa del PAN más sistemática, más cuidadosa, que es Soledad Loaeza. Yo estoy marcado por esas dos experiencias como estudioso del PAN: el ser hijo de un distinguido, apasionado panista, y por otro lado, por haber sido alumno de la estudiosa más sistemática de Acción Nacional. Esto me llevó a escribir, a partir de 1994, ocho ensayos sobre distintas facetas, momentos, personajes del Partido.


LN. A lo largo de esta obra se puede notar un diálogo constante con otros académicos que han estudiado al Partido Acción Nacional, como Soledad Loaeza, Enrique Krauze y Javier Garciadiego. En su experiencia, ¿cómo se vive desde la academia la vida de Acción Nacional, su evolución, su presencia en la historia de México?

AL. Si se quiere estudiar a un partido político desde la perspectiva de la ciencia política o de la sociología política, se pueden dar distintos enfoques. El de la sociología, es decir, qué base social tiene un partido, cuál su ideología, son dos preguntas clásicas de esta materia. Yo no me hago esas preguntas, me hago una pregunta que me parece estratégica: ¿cómo sobrevivir como partido político en un sistema de partido hegemónico, en elecciones no competitivas? Esa es la pregunta central que intenta responderse en el libro. 

Yo creo que es sorprendente la sobrevivencia del PAN, pues estar durante años compitiendo en condiciones desventajosas, en un sistema político que no te permite avanzar por la vía electoral, en un sistema que está plagado de trampas, es a la postre un trabajo titánico que requerirá de un espíritu tenaz por parte de los panistas, con convicciones muy firmes, espíritu de largo plazo, de generosidad, de un sentido muy particular de la ambición política. Por eso es que en la cultura del PAN están estos elementos entreverados de manera muy compleja.
 
La ambición es connatural a la acción política: sin ambición política no hay acción política. Sin embargo, pareciera que durante muchos años los panistas renuncian a esa ambición en aras de construir una nueva cultura política, de una organización capaz de vincular a quienes quieren democratizar al país. Están más presentes los grandes incentivos colectivos, la ideología, los principios, aquello que los vincula, que los une, antes que la posibilidad de adquirir una ventaja, un cargo, una posición dentro de un cabildo, dentro del gobierno estatal o el gobierno federal. 

Lo que yo discuto es que, de cualquier manera, hay una estrategia, y esa estrategia va a vivir modificaciones en los años cuarenta, con Gómez Morin a la cabeza del primer grupo parlamentario del PAN; en los años cincuenta, con la hegemonía de los acejotaemeros; en los años sesenta, especialmente, con el gran político panista en su historia, que fue Adolfo Christlieb; la redefinición de los años setenta que es brutalmente proveedora de conflicto interno, cuando los abstencionistas ganan en 76; la redefinición de los ochenta, lo que llamó Soledad Loaeza la impaciencia electoral, las nuevas alianzas y los nuevos énfasis del partido en su estrategia más agresiva, electoralmente; en los noventa con la transición democrática, la etapa quizá más compleja de la historia de la discusión estratégica al interior del PAN… 

Es decir, no hay decenio en el que no haya una modificación importante, de modo que este libro es más de estrategia política que de doctrina o de la sociología del partido, visiones que por supuesto complementan la visión y la explicación de su conducta, de su historia, de la estrategia.
 
El libro se concentra en esa discusión estratégica, por eso gira en torno a las personas: las estrategias son definidas en coyunturas específicas por personas que tienen determinada historia, determinada formación, una visión particular de la realidad que viven, unas habilidades políticas, unas destrezas específicas; este libro tiene, pues, un componente biográfico importante porque quiere analizar y comprender el dilema estratégico a partir de personas de carne y hueso: ¿quién es Gómez Morin, qué vivió, qué experiencias tuvo previas al 39 para asumir una posición determinada en la fundación del Partido, qué vivió como colaborador del gobierno de Calles, como fundador del Banco de México, especialmente como rector de la UNAM, pero muy particularmente como amigo de Vasconcelos en el 29? 

Todo eso de algún modo explica una actitud estratégica, una vocación, casi un ánimo, y si no entiendes al personaje no entiendes su contribución a la coyuntura y especialmente alguien como Gómez Morin, que tiene un gran peso en el momento fundacional de Acción Nacional. Y para entender ciertos elementos ideológicos y también políticos es imprescindible entender a Efraín González Luna, y para entender a González Luna es necesario entender su relación con Orozco, el arzobispo de Guadalajara y la posición que van a asumir tanto en la crisis de 1919 como en la guerra cristera; tienes que comprender su relación con Anacleto González Flores, tienes que comprender su vínculo con la Rerum Novarum y su rechazo sistemático a la violencia como método político: si no se entienden esos elementos biográficos de don Efraín no se entiende cómo se vinculan Gómez Morin y González Luna.
 
Creo que para comprender los años cincuenta es imprescindible entender la vida y trayectoria de José González Torres, el acejotaemero por excelencia de la historia del siglo XX: presidente de la Acción Católica, de Pax Romana, y tardío, desde la perspectiva de los católicos, partícipe de la vida del PAN, porque González Torres, como muchos acejotaemeros, no quiere colaborar con un excolaborador del callismo: Calles es el diablo encarnado para muchos católicos, y muchos católicos en el 39 desconfían claramente de Gómez Morin, y no será sino hasta los años cincuenta cuando se incorporen al panismo, y ese es González Torres.
 
Entonces, la década católica, bautizada así por Horacio Vives, hay que comprenderla en buena medida a la luz del personaje central de esos años, que es González Torres, un hombre de intachable moral, respetado por tirios y troyanos, pero un hombre quizá estructuralmente inhabilitado para entrar en diálogo con el régimen posrevolucionario, cosa que, a diferencia radical de un Christlieb Ibarrola, cuya vida también hay que comprender para entender la revolución copernicana que supuso para el PAN este liderazgo: todo el discurso, por ejemplo, antiprotestante del panismo acejotaemero, no lo puede compartir Christlieb porque él es hijo de un protestante y de una católica, entonces, cómo le vas a pedir que tenga un discurso contra los protestantes si él mismo vio cómo su padre se convirtió al catolicismo, pero sus tías, muy cercanas y muy presentes en su familia, nunca lo hicieron; cómo entender el aperturismo ideológico de Christlieb y la tolerancia ante la diversidad sin comprender que él mismo es un universitario que convive con los socialistas en la Universidad en los años treinta. 

Hay quien ha dicho que Christlieb es producto del Concilio Vaticano II; yo creo que esto es no comprenderlo, pues el Vaticano II no hace sino subrayar y fortalecer elementos de su personalidad que son previos al Vaticano II.
 
Está también Efraín González Morfín, que es uno de los personajes que más me atrae de la historia PAN, un intelectual de altísimo nivel, un hombre que dedicó más de diez años de su vida a la vocación religiosa, como jesuita, cultísimo, hasta que decide renunciar y sumarse al partido que fundó su padre, de modo que construye un liderazgo político y en diez años ya es candidato presidencial. 

De modo que para comprender a González Morfín y el giro ideológico que le imprimió al PAN junto a Christlieb Ibarrola, hay que comprender que es hijo de González Luna, que estudia en los seminarios jesuitas de México y Estados Unidos, que estudia en Europa, y que es uno de los intelectuales más refinados de mediados del siglo XX en México. 

Y bueno, cómo comprender la transición democrática de México sin comprender el papel que el PAN jugó, y especialmente el papel que Carlos Castillo Peraza jugó en la transición, cómo comprender a Castillo Peraza sin comprender su vida, su trayectoria intelectual, el sello que imprimió su estancia en Europa siendo muy joven… 

En fin, lo que quiero subrayar es que este libro es peculiar porque propone, como otros han hecho en otras latitudes, no en México, que la biografía puede ser un instrumento analítico especialmente útil para comprender el proceso político. La ciencia política, con enfoques muy estructuralistas o racionalistas, ha olvidado a mi juicio el papel de las personas de carne y hueso en la explicación de procesos políticos, coyunturas, crisis; la propuesta que lanza este libro es que el acercamiento biográfico puede iluminar extraordinariamente la explicación de la vida política, y no se diga, del Partido Acción Nacional, que como cualquier partido político ha estado marcado por mujeres y hombres de especial fortaleza, carácter y convicción.
 

LN. Hay un México joven al que pertenece Manuel Gómez Morin, que sabe responder a las necesidades de su tiempo y asume como propia la misión de edificar un país que venía saliendo de una revolución. ¿Considera que hoy, como en esa época, hay un capital en la juventud que es necesario encauzar, y cómo llevar a buen puerto este capital?

AL. Por supuesto. Este libro está escrito en buena medida para los jóvenes panistas; la juventud de hoy es a la que le vamos a encargar un trabajo un poco complejo, que es consolidar nuestro sistema democrático. La democracia es una copa de cristal, no es de roca, es delicada, requiere de tratamiento fino y de consideraciones teóricas y prácticas que lleven siempre a apuntalarla, a fortalecerla. La democracia quiere encauzar positivamente la visión política, que sin orden puede dinamitar cualquier esfuerzo civilizatorio por hacer que la política sea construcción de bien común.

Creo, sin embargo, que para comprender cabalmente la aportación que deben hacer nuestros jóvenes a la coyuntura y al futuro de la democracia, tienen que comprender de dónde venimos; creo que si algo caracteriza al PAN es su espíritu, su identidad. Este libro quiere contribuir con otros esfuerzos del propio Partido a dotar de identidad política nuestro jóvenes: el PAN es el partido demócrata por excelencia, es el partido que más cuidó esa copa de cristal, y la construyó y la pulió, sin duda es el partido que hizo el esfuerzo civilizatorio del siglo XX más constante, más sistemático, mas decidido, y comprender eso que sella la identidad panista es importante para que se conserve y se fortalezca. 

Ojalá los jóvenes panistas, y otros que no lo son, lean este libro, que quiere también ser un homenaje a la tenacidad, al esfuerzo, al empeño y al amor por México que mostraron tantos panistas durante tantos años.
 

LN. En la vida de Acción Nacional hay diversas épocas en las que se entablan fuertes debates, por ejemplo, entre participar y no, entre los clericales y los liberales. ¿Cuál cree que sea hoy día el o los temas entre los que se debate Acción Nacional?
 
AL. Un gran tema del PAN es la formación de sus cuadros, porque este es un problema que viven los gobiernos panistas de 2000 a 2006, y de 2006 a 2012. En buena medida, la no reelección parlamentaria fue uno de los grandes instrumentos de que se valió el régimen autoritario para debilitar a sus oposiciones, evitando con ello la especialización y la profesionalización de los cuadros de la política. 

Hoy ya no debatimos si el régimen va a ser o no democrático, es democrático: la democracia mexicana existe como existe en Grecia, en Brasil, en Chile o en Colombia. Seguir hablando de transición democrática es un despropósito del tamaño de una catedral, México está en la lista de países democráticos del mundo, terminó la transición, estamos en democracia. 

Ahora, el tema central de la democracia es la política pública que debe implementar con cuadros especializados, con expertos que expliquen lo que queremos, que convenzan a la ciudadanía de la bondad de su quehacer político. El tema central a mi juicio del PAN es cómo contribuye a la estabilidad, al enriquecimiento, a la legitimidad social de la democracia, y tiene ciertamente una desventaja frente al PRI, que monopolizó el poder durante setenta años y que creó cuadros especializados y conocedores del quehacer gubernamental cotidiano. Esto es un punto clave, por eso es tan importante la formación de cuadros y la incorporación, así sea en un proceso de prueba y error, de más y más panistas a la responsabilidad gubernamental.

Los panistas somos los que vamos a enfrentaros al juicio ciudadano en las urnas, por lo tanto, si el gobierno es panista que sean los panistas cabalmente los que nos hacemos cargo de las consecuencias de nuestros actos, y no otros que con supuestas especialidades y conocimientos no se ponen al servicio de los principios y las orientaciones que el propio Partido pone en la mesa. Ese es el gran tema del presente panista. 

Si alguien en la historia del PAN tuvo esa doble vocación de, al tiempo de construir partido político e identidad colectiva, tenía la orientación de proponer soluciones y analizar los problemas, estar atento a la realidad que se quiere regular y gobernar con buena técnica, fue Gómez Morin, que en la historia del siglo XX es el técnico por excelencia. De modo que recuperar esa herencia gómezmoriniana me parece un imperativo categórico del partido en la coyuntura.


LN. Usted habla de un momento de la historia de México cuando la Universidad Nacional se vuelve “fuente privilegiada de reclutamiento para la clase política gobernante”. ¿Considera que esto sigue siendo así, dónde cree que se encuentre la fuente de cuadros de Acción Nacional?

AL. La coalición social que quiere construir Gómez Morin en la coyuntura de 1939 se basa en buena medida en los universitarios. La Universidad en esos años está compuesta especialmente por miembros de la clase media, no es una universidad masiva; Gómez Morin ha sido rector, tiene vínculos muy estrechos con la comunidad universitaria y quiere que el PAN sea un partido de universitarios. 

También, por supuesto, apela a una clase media vinculada al esfuerzo que en el mercado, en la iniciativa privada, realizan muchos para la sobrevivencia cotidiana; no me refiero a los empresarios como elite social sino a quienes fuera del gobierno realizan actividades en el sector productivo. Y claro que entre ese grupo social hay una gran inconformidad al final del cardenismo, y ese es otro grupo social que quiere reclutar Acción Nacional. 

Sin embargo, el ávilacamachismo y el alemanismo suponen prácticamente la pérdida de esos potenciales aliados, porque el giro hacia la derecha en términos económicos que supuso el ávilacamachismo y después, subrayadamente, con Miguel Alemán, primer universitario en la Presidencia de la República; en esa coyuntura, la Universidad Nacional se convierte en la fuente de reclutamiento de la clase política priista y la gubernamental. El PAN, en estos dos giros, perdió aliados.
 
Algunos analistas del PAN han señalado que con Conchello, en los años setenta, y a partir de 1982, especialmente, el PAN vuelve a apelar exitosamente a esa base social para fortalece sus apoyos y sus coaliciones, y es cierto, ahí no hubo una traición, más bien, naturalmente en esa coyuntura económica difícil de principios de los ochenta, muchos empresarios pequeños, medianos y grandes decidieron empezar a apoyar más sistemáticamente al partido, de modo que se convirtió en una fuente de reclutamiento importante. 

Creo que hay otro momento importante de reclutamiento que fue la candidatura presidencial de Clouthier: muchos jóvenes entusiastas se sumaron al PAN en esa coyuntura a partir de su carisma. Creo, pues, que en la coyuntura presente el PAN debe volver a la juventud como ámbito de reclutamiento, difícil coyuntura porque hay una especie de desilusión por parte de muchos jóvenes respecto de los alcances de nuestra vida democrática y la eficacia de nuestra democracia para producir viene sociales, de ahí pues la radical importancia de que el partido se vuelque a la juventud, a las universidades, para convencer a los jóvenes de que en sus manos está la posibilidad de un futuro democrático promisorio y de que ésta es una opción válida, igual que otras, porque estamos en un régimen democrático donde se aceptan la pluralidad y la legitimidad de las diversas opciones de la política. 

Pero un partido de centro derecha, comprometido con las libertades, con la democracia y con la vida social, debe ser una fuerza atractiva para lo jóvenes con legítima ambición de sumarse a la vida política de México


LN. Dedica un largo apartado a la vocación municipalista de Acción Nacional. ¿Cómo vive hoy Acción Nacional esta vocación y de qué forma seguir fortaleciendo las atribuciones del municipio?
 
AL. Yo percibo una enorme frustración, y la comprendo muy bien, del panismo en los últimos meses, cuando hemos perdido muchos municipios después de malas administraciones. Creo que el esfuerzo que hoy realiza el presidente del partido, para revincular orgánicamente a los municipios y colocar a los gobiernos panistas en contextos de exigencia subrayada, para que no estén aislados ejerciendo el gobierno, sino integrados a una visión particular del gobierno municipal, es absolutamente central. 

El PAN ha insistido en que en el municipio está la base de la organización política del país, la posibilidad de la democracia cotidiana, de la sensibilidad del gobierno hacia las necesidades más sentidas de la población. El reclutamiento, además, desde este ámbito, ha probado ser históricamente exitoso; creo que Gómez Morin tenía razón cuando pensaba que el municipio era un ámbito de prueba técnica de soluciones a problemas de otra dimensión, nacionales. 

Creo que en el PAN no hemos sabido leer con claridad las experiencias exitosas de algunos municipios para reproducirlas; de ahí la subrayadísima importancia, a mi juicio, de la estrategia del presidente Nava, de tratar de buscar un modelo, digamos, ideal de gobierno panista en el municipio, que haga que la experiencias exitosas, muchas, de muchos gobiernos municipales del PAN, se conozcan en todos los rincones del país, y haya la voluntad del partido de conducir a sus municipios hacia ese modelo exitoso, que en esencia busca vincularse muy estrechamente con la sociedad, y estar al pendiente sistemáticamente de la demanda pública, para satisfacerla en ese nivel, y también, en consecuencia, recibir un apoyo sistemático de la ciudadanía frente a un gobierno sensible. 

Ya la realidad nos dio pruebas evidentes de que gobiernos panistas que se aíslan de la sociedad, que no están cerca de las necesidades y en comunicación permanente con los ciudadanos, sucumben. Ya tenemos democracia, y lo que la democracia supone es el premio al buen gobierno y el castigo de la ciudadanía frente a quien no responde a la demanda pública. De modo que la democracia nos está dando una lección, que debemos de saber escuchar.


LN. Llama a Adolfo Christlieb, por su vocación de apertura y diálogo, “caudillo de la democracia”. ¿Cuáles podrían ser, si el término cabe, otros caudillos de la democracia mexicana?
 
AL. Christlieb ha sido uno de los centrales en el siglo XX, Gómez Morin, Manuel Clouthier, Carlos Castillo Peraza; pero no solamente en nuestro partido, también los hubo en otras fuerzas políticas: yo no lo llamaría cuadillo de la democracia, pero creo que sí jugó un papel muy relevante, muy constructivo, Ernesto Zedillo, en las filas del PRI; Heberto Castillo jugó también un papel fundamental en las filas de la izquierda, y en algún momento creo que Cuauhtémoc Cárdenas también jugó un papel constructivo, a pesar de que fue muy ambiguo en las primeras etapas de la transición democrática, en buena medida por su rechazo sistemático al gobierno de Carlos Salinas, por la trágica experiencia de 1988.
 
No tengo duda en afirmar que la construcción de la democracia fue multipartidista, donde muchos actores jugaron papeles activos, pero tampoco tengo duda en afirmar que el protagonista y el actor político más decididamente comprometido con la historia de nuestra democracia fue el PAN; la izquierda mexicana no siempre se comprometió con la democracia porque la llamó burguesa, y el PRI fue por muchos años el principal obstáculo a vencer: las transiciones democráticas han probado que en algún momento la elite gobernante del autoritarismo se divide y se compromete una de sus fracciones con el juego democrático, porque sabe que ahí está la posibilidad de la sobrevivencia política. 

De modo que por convicción o interés se vuelven demócratas, y esto no debe de sorprender a nadie. En la izquierda mexicana creo que Martínez Verdugo, el propio Gilberto Rincón Gallardo, fueron actores clave para modificar una percepción equivocada de la izquierda mexicana en relación con la democracia y sus virtudes, se volvieron liberales, y eso debe ser siempre bienvenido.
 

LN. Cita, en referencia a Efraín González Morfín, que liderazgos posteriores recuperarán su legado, como los de Castillo Peraza o Felipe Calderón. ¿De qué manera estos personajes recuperan el pensamiento de González Morfín?
 
AL. Lo que recuperan en esencia es la preocupación social y el afán igualitario del partido. El PAN no es un partido de derecha, de liberalismo económico clásico: cree en las libertades, cree en la persona humana y en su dignidad, cree más en la sociedad que en Estado, cree que la iniciativa y en la libertad de las personas, pero bajo ninguna circunstancia y por ningún motivo el PAN renuncia a que el Estado pueda llegar a ser un promotor de la justicia. 

No creemos en el Estado “elefantiásico”, más bien queremos un Estado eficaz, promotor de justicia y de equilibrio social. Ese es el principal legado de Efraín, su énfasis en la imperiosa necesidad de la justicia social para hacer incluso viable la democracia mexicana, y tanto Carlos Castillo Peraza como Felipe Calderón y Germán Martínez Cázares, que quizá han leído con más cuidado la obra de González Morfín, están convencidos de esto que subrayo. 

Los gobiernos del PAN no son, dígase lo que se diga, liberales a ultranza, más bien no quieren reducir el tamaño del Estado por imperativo ideológico: quieren un Estado eficazmente luchador contra las desigualdades. E insisto en la necesidad de que el Estado sea eficaz en la promoción de esos bienes públicos. Es el legado de Efraín: su énfasis especial en la justicia social, que es algo que ni el gobierno de Fox y mucho menos el de Calderón han olvidado, más bien ha sido uno de los ejes más importante de la acción gubernamental.
 

LN. Carlos Castillo Peraza señalaba que la diferencia entre doctrina e ideología es que la primera es inalterable, mientras la segunda es la adaptación de la doctrina a situaciones particulares. ¿Frente a qué retos y cómo construir hoy en día la ideología de Acción Nacional?
 
AL. La ideología del PAN ha vivido modificaciones y ajustes importantes: a partir de la creación en 1939 vino la primera Proyección de Principios en 1965 y la segunda en 2002. Si se leen bien esos documentos son proyecciones de unos principios originales. 

El énfasis de 2002 está puesto en lo que Felipe Calderón insistentemente ha llamado el desarrollo humano sustentable, que haga armónico el desarrollo económico con valores fundamentales para el futuro de la humanidad, en una etapa de globalización en la que los gobierno no pueden responsabilizarse solos del futuro de la convivencia humana. 

Los grandes principios ideológicos están apuntalados, y muy claros; el dilema está siempre en cómo, frente a circunstancias históricas concretas se materializan esos principios a partir de una propuesta específica de política pública; el PAN sí ha sido capaz de armonizar esos principios con su política pública, y a mí me sorprende y hasta me enfada que muchos panistas no vean eso con claridad: el gobierno de Calderón sí ha estado guiado por los principios ideológicos del PAN, su énfasis en la política social, la necesidad de la reforma educativa, pensando en al educación como el elemento liberador y promotor de la dignidad de las personas; de ninguna manera el PAN ha olvidado esos grandes principios.
 
Ahora bien, las realidades históricas también son imposibles de negar, las coyunturas que ha tenido que enfrentar el presidente Calderón han sido de una dificultad extraordinaria desde el principio de su gobierno: el encarecimiento de los productos básicos en el mercado internacional, la crisis económica mundial, la aparición de un nuevo virus en el mundo, en fin, han sido circunstancias concretas que han obligado a reformular a justes, pero que la realidad pide solucionar de inmediato, de modo que el gobierno tiene que actuar en consecuencia y responsabilizarse de coyunturas complejas. 

Eso no significa en modo alguno el olvido o la marginación de los principios doctrinarios. Seguir a ciegas los Principios de Doctrina puede llevar a la catástrofe, pero los grandes políticos son los que armonizan circunstancias históricas concretas con sus propios valores para lograr sacra adelante a sus pueblos, y es lo que está haciendo el presidente Calderón.
 
La doctrina del PAN puede verse en, por ejemplo, la lucha contra el narcotráfico, por que el PAN ha querido siempre un Estado sólido, no por su tamaño sino por la eficacia con la que promueve justicia social, armonía y Estado de derecho. Cuando se critica al gobierno de Calderón por que no ha podido derrotar al narcotráfico de manera absoluta, yo no hago sino sorprenderme, porque la alternativa no es sino entregar el gobierno a quienes no les importa sino su pretensión equívoca de maximizar sus ganancias a partir del deterioro de nuestra vida colectiva. 

Aquí hay una de las muestras más palmarias de un Presidente que tiene el tamaño de Jefe de Estado, dispuesto a enfrentar problemas estructurales que no van a redituarle electoralmente en el corto plazo, sino viendo al país desde una perspectiva de largo aliento, que es lo que México reclama de manera tan decidida y enfática.


LN. Algo que desee agregar.
 
AL. El PAN atraviesa por una coyuntura difícil, pero, ¿por cuántas coyunturas difíciles ha pasado el PAN, y ha sabido remontarlas, con espíritu de cuerpo, con disciplina y con trabajo? El PAN está llamado a ser en el siglo XXI la fuerza política que fortalece la democracia y la hace socialmente útil, y creo que ese es nuestro papel más relevante en este momento histórico: demostrarle a la ciudadanía que la democracia por la que tan tanto luchamos es mejor que cualquier otra forma de gobierno, porque supone las libertades, la posibilidad de la crítica social, la posibilidad de que las personas vivan en una comunidad que potencie sus habilidades, sus destrezas, en pocas palabras, su felicidad. 

El PAN tiene la ideología y la doctrina más humanista, más cercana a la gente: el dilema es actuar en consecuencia.


lunes, 28 de noviembre de 2011

MORALEJAS DE PREPRECAMPAÑA XIII


Moraleja 144. ¿Ya empezó a negociar con los rivales un lugarcito por si todo sale mal? Recuerde que las ratas son las primeras en abandonar los barcos.

Moraleja 145. Dignifique la contienda en la que participa y evite convertirla en un concurso de popularidad.

Moraleja 146. Esos representantes populares que se dedican a recolectar firmas para intereses personales en vez de trabajar, no son de fiar.


Moraleja 147. Creer que la suma de aplausos de la gente que va a apoyarl@ es sinónimo del valor de su propuesta, habla de cuán iluso es vd. 

Moraleja 148. Entienda: los tiempos no se adelantan. Si tanto le urge, hubiera tomados cartas en el asunto cuando estaba en sus manos reformar la ley.



Moraleja 149. Preocúpese menos por crecer en las encuestas y más por presentar una propuesta atractiva, realista e inteligente.


Moraleja 150. El mal trato hacia sus allegados habla mucho de su forma de ejercer el poder y, por ende, de ser y hacer política.


Moraleja 151. No le tenga miedo a ensuciarse los zapatos, a menos que sus zapatos valgan más que sus votos.


Moraleja 152. Su proyección internacional le interesa muy poco a quienes aún esperan de sus gobernantes sensibilidad y responsabilidad.

Moraleja 153. Ahora resulta que las declinaciones amañadas de los rivales debe ser ejemplo para lo que se hace en el PAN. Caramba, ¡sea congruente! 


Moraleja 154. No olvide que se postula por un partido que antepone la democracia a la encuestocracia.


Moraleja 155. Entre aplausómetros, encuestas y concursos de belleza, queda clarísimo que la cosa va de mal en peor.

Para conocer las versiones anteriores de estas Moralejas de Preprecampaña, puede consultar:  
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/07/moralejas-de-preprecampana-iii.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/07/moralejas-de-preprecampana-iv.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/08/moralejas-de-preprecampana-v.html 
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/08/moralejas-de-preprecampana-vi.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/09/moralejas-de-preprecampana-vii.html

http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/09/moralejas-de-preprecampana-viii.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/10/moralejas-de-preprecampana-ix.html

http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/10/moralejas-de-preprecampana-x.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/10/moralejas-de-preprecampana-xi.html

jueves, 24 de noviembre de 2011

Tradición democrática de Acción Nacional



 Desde la primera participación de Acción Nacional en contiendas presidenciales, la democracia ha sido la única herramienta para elegir a quien represente al Partido frente al electorado.

No las encuestas, no los aplausos, no la belleza: la democracia.

Les comparto un extracto del documento "Los candidatos presidenciales del PAN" que circula actualmente la Fundación Rafael Preciado Hernández. Agradezco mucho a María Elena de la Rosa, que fue quien me lo hizo llegar.


Los candidatos presidenciales del PAN

En su historia, el Partido Acción Nacional ha postulado a 9 candidatos presidenciales. La forma en que han sido electos muestra los mecanismos  democráticos internos que el propio Partido ha establecido para lograr, después de 7 intentos, ganar la Presidencia de la República, así como los cambios propios de un instituto político en crecimiento.

Efraín González Luna

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El primer candidato presidencial en la historia de Acción Nacional fue electo durante la X Convencion Nacional, relizada del 17 al 20 de noviembre de 1951 en el Salón Brasil de la ciudad de México. El programa distinguió el punto relativo a la “Designación, en su caso, del candidato a la Presidencia de la República”, nombramiento que recayó en Efraín González Luna, quien obtuvo 300 votos por 20 de Roberto Cossío y Cosio y 16 de Antonio L. Rodríguez.
  
2
Los días 23 y 24 de noviembre de 1957, en la Ciudad de los Deportes en el Distrito Federal, se realizó la XIII Convención Nacional del PAN. En la misma, Don Luis Héctor Álvarez Álvarez fue electo candidato del PAN a la Presidencia de la República.

Se realizaron dos rondas de votación, ganando la primera Álvarez con 178 votos por 100 de José González Torres, 22 de Luis Castañeda Guzmán, 15 de Juan Gutiérrez Lascuráin y 10 de Rafael Preciado Hernández; en la segunda ronda, en la que sólo participaron, Luis H. Álvarez y José González Torres, el primero obtuvo 215 votos por 112 del segundo.

3
Durante la XVII Convención Nacional, que se fectuó del 22 al 24 de noviembre de 1963 en el Nuevo Teatro Ideal, José González Torres resultó electo como candidato a la Presidencia de la República. También se realizaron dos rondas de votación: en la primera, José González Torres alcanzó 159 votos, Adolfo Christlieb Ibarrola 76, Salvador Rosas Magallón 89 y Salvador Nava 10; en la segunda ronda, González Torres se impuso a Adolfo Christlieb Ibarrola 248 a 86 votos, los otros dos contendientes se habían retirado de la elección interna.

Efraín González Morfín

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La XXI Convención Nacional, del 7 al 9 de noviembre de 1969 en la Pista Arena Revolución, de la ciudad de México, fue el escenario para la elección como candidato a la Presidencia de la República de Efraín González Morfín, quien ganó en dos rondas a Salvador Rosas Magallón, 210 a 144 en la primera y 224 a 131 en la segunda.

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En la XXV Convención Nacional, realizada del 17 al 19 de octubre de 1975, en el Cine Ópera, ubicado en Serapio Rendón 7, se intentó elegir al candidato presidencial del PAN. La Convención concluyó sin tomar un acuerdo sobre el posible candidato presidencial, ya que ninguno de los precandidatos pudo reunir el 80% de los votos estatutarios para ser postulado. Los contendientes fueron Salvador Rosas Magallón, Pablo Emilio Madero Belden y David Alarcón, este último se retiró de la elección tras la primera ronda y los dos participantes quedaron 390 votos de Rosas Magallón contra 449 de Madero Belden en la última ronda realizada.

Fue necesario llevar a cabo la XXVI Convención Nacional (Extraordinaria), el 25 de enero de 1976 en el Cine Ópera. Después de siete rondas de votaciones, ni Pablo E. Madero, ni Salvador Rosas Magallón alcanzaron el 80% de los votos estatutarios, por lo tanto no se postuló candidato a la Presidencia de la República.

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Restañadas las heridas, tuvo lugar la XXX Convención Nacional los días 26 y 27 de septiembre de 1981 en el Auditorio Nacional de la ciudad de México. Pablo Emilio Madero resultó electo como candidato a la Presidencia de la República, con 859 votos, por 322 de Héctor Terán Terán y 45 de Luis Castañeda Guzmán.

Manuel Clouthier

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En la XXXVI Convención Nacional, realizada del 21 y 22 de noviembre de 1987 en el Gimnasio "Juan de la Barrera", Manuel de Jesús Clouthier del Rincón (Maquío) fue electo candidato de Acción Nacional a la Presidencia de la República. El sinaloense obtuvo 870 votos por 335 de Jesús González Schmall y 34 de Salvador Rosas Magallón.
  
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El 20 y 21 de noviembre de 1993, tiene lugar la XL Convención Nacional en el Palacio de los Deportes, en donde Diego Fernández de Cevallos Ramos fue electo candidato a la Presidencia de la República por Acción Nacional; en la primera ronda de votación, al haber obtenido el 64.71% de los votos totales, 728 votos, por 277 de Javier Livas Cantú, 117 de Adalberto Rosas López y 2 de Eduardo López García.

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La manera tradicional de elegir al candidato presidencial del Partido fue modificada en la XI Asamblea Nacional Extraordinaria, con fecha 29 y 30 de mayo de 1999 y llevada a cabo en el Gimnasio “Juan de la Barrera”. En ella se modifica el Artículo 38 de los estatutos del Partido, con lo que se define que la elección del abanderado presidencial del PAN se realizará, a partir de ese año, de la siguiente manera:

Artículo 38: La elección del candidato a la Presidencia de la República se sujetará al siguiente procedimiento y a lo señalado en estos Estatutos y en los reglamentos correspondientes:

a) Los interesados presentarán la solicitud de registro de precandidatura al Secretario General del CEN, quien la turnará al Comité Ejecutivo Nacional para su análisis y aprobación, en su caso. Los precandidatos registrados y aprobados por el CEN deberán cumplir con lo dispuesto por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y por la legislación electoral vigente;

b) La elección se realizará entre los precandidatos cuyo registro haya sido aprobado y se llevará a cabo de manera simultánea en centros de votación instalados en todas las cabeceras de los distritos electorales federales del país. Podrán votar los miembros activos del Partido y los adherentes mayores de 18 años, inscritos en el padrón correspondiente por lo menos seis meses antes de la fecha de la votación;

c) Para ser electo candidato a la Presidencia de la República se requerirá obtener la mayoría absoluta de los votos válidos emitidos en el proceso electoral. Si ninguno de los precandidatos registrados obtiene dicha mayoría, se realizará una segunda vuelta en donde participarán únicamente los dos precandidatos con mayor porcentaje de votación;

d) Para la organización, coordinación, realización y seguimiento del proceso electoral interno, el CEN nombrará una Comisión formada por miembros del propio CEN y un representante de cada uno de los precandidatos aprobados.

El 12 de septiembre de 1999, se lleva a cabo la elección del candidato presidencial del PAN bajo la nueva modalidad acordada; en esta jornada se instalaron 897 casillas, participando 134 mil 860 militantes activos y adherentes, eligiendo como candidato presidencial a Vicente Fox Quesada, quien se presentó como precandidato único.

Posteriormente, en la XLIV Convención Nacional y la XII Asamblea Nacional Extraordinaria se analizó la alianza con el PVEM. Llevadas a cabo el 4 de diciembre de 1999 en el Lienzo Charro “Javier Rojo Gómez”, el punto número 8 de la convocatoria señalaba la confirmación de propuesta de la candidatura de Vicente Fox en coalición con el PVEM. Se aprobó la alianza con el PVEM con el 92.26% de los votos delegacionales.

Felipe Calderón

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Para las elecciones presidenciales de 2006, el Partido estableció un procedimiento diferente al de la contienda anterior: con tres precandidatos registrados – Felipe Calderón Hinojosa, Alberto Cárdenas Jiménez y Santiago Creel Miranda– se realizaron tres jornadas de votación en tres zonas en las que se dividió el país: la primera el 11 de septiembre –abarcando los estados de Durango, Guanajuato, Hidalgo, Estado de México, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Tamaulipas, Tlaxcala y Zacatecas–; la segunda el 2 de octubre –Campeche, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Tabasco, Quintana Roo, Veracruz y Yucatán–, y la tercera el día 23 de octubre –Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Colima, Distrito Federal, Guerrero,  Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Sinaloa y Sonora.

Calderón Hinojosa fue electo con el 51.79% de los votos emitidos, es decir, 153 mil 478 votos contra 47 mil 152 de Cárdenas Jiménez y 95 mil 687 de Creel Miranda.

martes, 22 de noviembre de 2011

Razones para no y razón para sí leer periódicos

Portada de la revista Origina, agosto de 1998 

En 1998, la revista Origina publicó un artículo de Alfredo Troncoso titulado "65 razones más o menos plausibles para no leer los periódicos (y una irrefutable para leerlos)". La revista desapareció incluso de la red (creo que no llegó a ella), por lo que comparto algunas de esas razones, actuales y vigentes:

1. Porque a principios de siglo Marcel Proust escribió una novela en siete tomos; si uno comienza a leerla pronto todavía es tiempo de redimir el tiempo perdido en los periódicos.


2. Porque hace apenas dos semanas leí uno y ya me olvidé de todo lo que decía.


3. Porque según Borges son un palimpsesto.


4. Porque ensucian las manos.


5. Porque limpian la mente.


6. Porque los lee la gente responsable y satisfecha de sí misma.


7. Porque son objetivos.


8. Porque hay excelentes traducciones de Las mil y una noches.


9. Porque el tiempo es divisible.


10. Porque para los periodistas nada es inefable.


12. Porque son actuales.


13. Porque no tenemos cajones para separar lo que ingerimos: todo se mezcla, todo se contamina.


14. Porque la cotidianidad es la forma más común de olvido del ser (y la más impune).


16. Porque son interesantes.


17. Porque el tiempo fragmentado es de ladrones, esclavos y gente ocupada.


18. Porque Schopenhauer, Parménides y Dante son más actuales que Clinton, Pinochet y el avión que se cayó la semana pasada.


20. Por el patético entusiasmo que despierta en los jóvenes.


21. Por la complacencia helada con que lo lee el hombre de negocios.


22. Por el hastío resignado con que lo lee quien pudo ser poeta.


24. Porque los días no son jornadas.


25. Quien lee los periódicos discute, quien lee a Ariosto conversa.


27. Porque sólo malgasta el tiempo quien lo mide.


31. Por todas las razones anteriores.


34. porque la memoria del lector de periódicos está podrida.


35. Porque somos en la medida en que excluimos.


37. Porque es en torno a los periódicos que se afanan esos infelices: los intelectuales.


41. Porque la pérdida de conciencia histórica y el acercamiento a la barbarie son directamente proporcionales.


44. Porque no es ninguna casualidad que ética y política sean hoy cosas aparte.


46. Porque el placer obtenido en la lectura de los periódicos es inversamente proporcional al que se podría obtener leyendo literatura.


47. Porque la mejor manera de erosionar sistemáticamente nuestra sensibilidad literaria es mediante una dieta regular de periodismo.


48. ...quien lee un periódico se prepara para que nada lo sorprenda.


49. Porque la redacción de un periódico se enfrenta diariamente a un mínimo de 64m2 en blanco: hay que llenar ese espacio sin importar que algunos días pasen muchas cosas, otros nada. La única forma de lograrlo es mediante la más rigurosa de las rutinas.


52. Porque juntas, las palabras historia y periodismo constituyen un oximorón. 


55. Una escritura rutinaria produce una lectura rutinaria; una lectura rutinaria, un mundo rutinario.


60. Porque el periodismo magnifica la opinión pública y empequeñece la opinión privada.


64. Porque el mundo del periodismo es tan estandarizado como sus procedimientos.


Una razón para leer los periódicos
1. Porque la libertad es imposible sin información.



jueves, 17 de noviembre de 2011

La prisión interna de Franz Kafka




Apelar al adjetivo denota, por principio, la calificación de enredo, de confusión. Kafka y su obra en ocasiones parecieran resumirse en aquella palabra –lo kafkiano- que designa situaciones inverosímiles y hasta coronadas con cierto grado de absurdo, de asombro e impotencia, sumido el protagonista del conflicto en una madeja de la que por más que se intente sólo se logrará dar vueltas sin sentido, muchas veces enredándose más y cayendo en esa trampa de arena movediza que a mayor esfuerzo implica también mayor hundimiento. 

De común empleado para hablar de ciertos embrollos burocráticos, lo kafkiano es ante todo el reflejo de una obra que, por principio, requirió, como lo maquiavélico, una designación específica que encerrara el profundo significado que el escritor checo imprimió en su labor, siempre llena de interpretaciones más allá de lo que la primera lectura arroja y que, en palabras de Albert Camus, invita, ante todo, a una segunda lectura, a caminar de nuevo sobre lo andado para caer en la cuenta de que el simbolismo de Franz Kafka, siguiendo con el filósofo francés, sobrepasa a su autor pues esconde mucho más de lo que intentó plasmar en su original.


Suele hablarse de la biografía de Kafka como el primer aspecto a resaltar en su obra, aquél que pareciera incluir el elemento de una vida condenada al trabajo de oficina, resignado y con el sueño de librarse de todo lo social para dedicarse exclusivamente a la labor creativa. 


No obstante, esta visión limita por mucho esa especie de coraza que aquél debió formar a su alrededor para poder sumirse de lleno en la vocación anhelada: la prisión de Kafka comienza a formarse desde su infancia, a partir de la áspera relación con su padre, pero esto es sólo el cimiento de un continuo desencuentro con la realidad que irá siguiéndolo, excluyéndolo de todo arraigo, ya fuera religioso –a pesar de ser judío sólo al final de su vida buscó aproximarse a esa religión–, social –solía ser introvertido y con poca facilidad para relacionarse a causa de encontrar en esto un distractor para su obra– y hasta emocional –su mala salud le hizo entender desde joven que nunca sería totalmente libre–. 


Así, Kafka aprendió a mirar el mundo desde esa cárcel personalísima que fue levantando en torno suyo, y fue precisamente el mundo visto desde ese especie de encierro el que retrató en libros como El castillo o La metamorfosis, donde una desesperación por alcanzar lo imposible o por explicarse lo fantástico lleva a los personajes a sucumbir frente a un intento que jamás llega a puerto alguno por la incapacidad de entender del todo lo que en verdad está sucediendo. 


Ya bajo el nombre de Gregorio Samsa, de Joseph K o de K. a secas, la lucha se torna laberíntica, cuando no absurda y sin sentido, quizá bajo una lógica que, como la de los sueños, es imposible entender en el orden de la vigilia. La negación constante –voluntaria o involuntaria– que fue la vida de Kafka lo llevó a un encierro del que cada personaje involucrado busca escapar; algunos lo logran, otros sucumben en el intento y en esa derrota encuentran –de manera emblemática y paradójica– la liberación. 


La obra de Franz Kafka pareciera estar siempre adormecida, a punto de despertar pero bajo una somnolencia continua, un vaivén de situaciones que no acaban de esclarecerse pero donde impera un orden inquebrantable; cada experiencia es normal, cada vida relatada podría caer en el simplismo de una historia común, que en un principio pareciera transparente pero en la que de pronto y sin previo aviso o explicación irrumpe ese elemento absurdo o increíble que bien parecería emanado de un sueño. 


A este respecto, el inicio de sus tres obras principales (además de las dos ya citadas, también El proceso) procede de igual modo: un repentino despertar en una cama de habitación, una súbita llegada a un poblado o el inesperado amanecer cuando Joseph K. es detenido parecieran no anunciar mayor conflicto, hasta el momento cuando el elemento increíble hace su aparición; de ahí en adelante la trama dará vericuetos por posibilidades, intentos y fracasos que invariablemente terminarán en tragedia, o harán de ésta la condición imperante de cada intento por alcanzar la cordura o al menos un atisbo de lucidez, la explicación coherente, el argumento racional. 

Ninguno de los personajes formulan los problemas que los atrapan, pero todos los aceptan con una parsimonia y sumisión ciega hasta consumare el desenlace, de tal modo que la muerte o lo trágico se vuelven una simple consecuencia que libera, una solución que de ningún otro modo podría ser; situación inverosímil pero que en fin de cuentas alberga una esperanza todo el tiempo: la de escapar, la de alcanzar aquel anhelo que muchas veces basta para mantener en alto y justificar toda la acción.

De este modo, Kafka nombra lo innombrable para hacerlo más llevadero. Encuentra un símil para cada estado de esa desesperación que poco a poco crece en sus personajes y contagia al lector. Un insecto se vuelve entonces un cuerpo encerrado en la incomprensión de lo ocurrido para merecer su destino; un agrimensor que busca desempeñar su trabajo se convierte en el vano intento por acceder a una fortaleza que pareciera inexistente o similar al horizonte, que se aleja conforme se avanza hacia él; un hombre común se ve envuelto en sucesos que llevan a sus jueces a declararlo culpable y hasta convencerlo de su condena. 

La vaguedad de lo abstracto adquiere así una condición humana, por eso el sentimiento generado podría ser terror o desesperación, por esa capacidad de asentar lo irreal en construcciones coherentes que a fuerza de repetirse terminan por agotarse, o al menos hacerse costumbre: “Irrumpen leopardos en los templos y se beben el contenido de los cántaros del sacrificio; esto se repite una y otra vez: finalmente se lo puede prever y se transforma en parte de la ceremonia”. 

Es esta precisamente la resistencia que el hábito reblandece hasta hacerla invisible, hasta perderse en laberintos que acaban por vivirse de manera común y adecuada; entonces puede ocurrir cualquier cosa, desde mirar las imágenes televisadas de la muerte e ir a cenar como si no pasara nada hasta o amanecer un día con seis patas y el cuerpo envuelto por una coraza: Kafka no sólo puso el sello de su biografía y de su tiempo en cada obra; también vaticinó la calma y el sopor con el que la indiferencia surgida de la costumbre es capaz de hacernos aceptar hasta lo inaceptable, aquello que por calificarse de imposible anuncia ya la certeza de que eso increíble ocurra, kafkianamente, en algún lugar.

Referencias 
- Camus, Albert, “La esperanza y el absurdo en la obra de Franz Kafka”, en El mito de Sísifo, Aguilar, 1959. 
- Izquierdo Lluís et al, Lecciones de literatura universal, Ediciones Cátedra, 1996, pp 901. 
- Kafka, Franz, Obras completas. Tomo I, Emecé Editores, 1967. 
- De Azúa, Félix, Lecturas compulsivas, Anagrama, 2004. 


Publicado en Bien Común, 2005

miércoles, 16 de noviembre de 2011

MORALEJAS DE PREPRECAMPAÑA XII





Moraleja 132. El riesgo (y la ventaja) de presentar su género como principal virtud es que cualquier crítica o señalamiento hacia vd. sea tomada como machismo.


Moraleja 133. Promover libros para promover candidaturas es devaluar el concepto de libro a cambio de aparecer en un cuarto de plana de periódico.


Moraleja 134. Opinar acerca de cada tema o acontecimiento con tal de figurar en las noticias sólo demuestra una urgente desesperación.


Moraleja 135. Evite que los animales acompañen su campaña, en sentido alegórico y en sentido literal.


Moraleja 136. Aunque todo sus asesores opinen lo contrario, procure ante todo conservar su dignidad.


Moraleja 137. Cuando un articulista superficial apoye su preprecandidatura, lejos de enorgullecerse y difundirlo, comience a preocuparse.


Moraleja 138. Si va a seguir utilizando argumentos de género, y a la luz de los resultados, se le pide de la manera más atenta pensarlo mejor.


Moraleja 139. La equidad de género quizá genere aplausos y arenga, pero hasta hoy no alcanza para la victoria.


Moraleja 140. Si la alegría, el amor y la paz ya invaden su discurso, sea tan amable de no adelantar desde su preprecampaña la Navidad.


Moraleja 141. Si se queja de los números en las actas, procure que los representantes de casilla de su partido, antes que nada, sepan contar. 


Moraleja 142. Declarar la victoria antes de tiempo (no se diga festejarla) es una forma de autoengaño y, peor, de engañar a la sociedad.


Moraleja 143. ¿Ya consultó lo que dice la ley acerca de los actos anticipados de campaña? Se recomienda conocer las reglas para que luego no haya sorpresas.


Para conocer las versiones anteriores de estas Moralejas de Preprecampaña, puede consultar:  
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/07/moralejas-de-preprecampana-iii.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/07/moralejas-de-preprecampana-iv.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/08/moralejas-de-preprecampana-v.html 
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/08/moralejas-de-preprecampana-vi.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/09/moralejas-de-preprecampana-vii.html

http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/09/moralejas-de-preprecampana-viii.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/10/moralejas-de-preprecampana-ix.html

http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/10/moralejas-de-preprecampana-x.html
http://altaneriasyaltaneros.blogspot.com/2011/10/moralejas-de-preprecampana-xi.html