sábado, 30 de julio de 2011

Luis Eduardo Aute, La belleza




LA BELLEZA

Enemigo de la guerra 
su reverso, la medalla, 
no propuso otra batalla 
que librar al corazón 
de ponerse cuerpo a tierra 
bajo el paso de una historia 
que iba a alzar hasta la gloria 
el poder de la razón.
Y ahora que ya no hay trincheras 
el combate es la escalera 
y el que trepe a lo más alto 
pondrá a salvo su cabeza 
aunque se hunda en el asfalto 
la belleza...


Míralos como reptiles, 
al acecho de la presa,
negociando en cada mesa 
ideologías de ocasión; 
siguen todos los raíles 
que conduzcan a la cumbre 
locos porque nos deslumbre 
su parásita ambición.  

Antes iban de profetas 
y ahora el éxito es su meta;
mercaderes, traficantes,
más que náusea dan tristeza, 
no rozaron ni un instante 
la belleza...  

Y me hablaron de futuros 
fraternales, solidarios, 
donde todo lo falsario 
acabaría en el pilón. 
Y ahora que no quedan muros 
ya no somos tan iguales 
tanto tienes, tanto vales 
¡viva la revolución!
Reivindico el espejismo 
de intentar ser uno mismo, 
ese viaje hacia la nada 
que consiste en la certeza 
de encontrar en tu mirada 
la belleza...

viernes, 29 de julio de 2011

Una musiquita nueva


La décimo segunda emisión del Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino 2011 fue una ocasión para encontrarse con un buen número de bandas protagónicas del rock en esa región del planeta: los argentinos de Babasónicos, Enanitos Verdes y Charly García, los españoles de Jarabe de Palo o el esperado reencuentro de Caifanes, de México, reunieron a más de 150 mil asistentes en tres días de conciertos, los pasados 8, 9 y 10 de abril.

No obstante, otra de las grandes bondades del Vive Latino es la posibilidad de escuchar a músicos que no cuentan con la trayectoria o con la difusión de los llamados “clásicos” del movimiento del rock en español, pero que poseen la calidad y el talento para figurar entre las promesas que se han generado en los primeros diez años del siglo XXI.

En esta categoría, Rana Santacruz saltó al escenario el primer día de ese concierto con un concepto no sólo distinto sino además muy poco explorado en la música nacional, y que es el rescate del folclore mexicano y su mezcla con ritmos más novedosos como el rock, el ska, la balada o el pop, empleando para ello instrumentos clásicos como el acordeón, el violín, el banjo, el guitarrón o la trompeta.

Como lo hiciera Café Tacuba a principios de los noventa, así como los Celtas Cortos con el folclore celta y los Fabulosos Cadillacs con la salsa –aproximadamente en la misma época– o Carlos Vives con el vallenato colombiano, Rana Santacruz mezcla el son, las rancheras, el mariachi, el corrido y una variedad de ritmos de México para lograr un sonido original, teñido de los acentos de la cultura musical más tradicional del país, a la que, a su vez, se suman letras en las que se abordan temas sociales, románticos, de despecho o de nostalgia, en los que se pueden percibir los ecos de Agustín Lara, Chavela Vargas y José Alfredo Jiménez.

El material con el que el grupo debutó en 2010 lleva el título de Chicavasco, del que destacan temas como “No puedo más”, “El ranchero punk”, “Cajita de barro” o “Yo sé”, representativos de un género ecléctico, novedoso y capaz de ser una puerta para descubrir la riqueza y la variedad de esa música mexicana que constituye un legado que sin duda todavía puede apuntalar a nuevos intérpretes: Rana Santacruz es un buen ejemplo de ello.

miércoles, 27 de julio de 2011

Comentarios a los comentarios de un expresidente (o ayúdate que te ayudaré)

(imagen: orbitcast.com)

Ahora sí, ni cómo hacerle... 
El expresidente Fox habló duro, se fue repartiendo ganchos verbales a diestra y siniestra, más cerca de la diarrea y la incontinencia verbal que del análisis crítico que se esperaría de cualquiera que tuvo el honor de servir a su país como titular del Ejecutivo.
En entrevista con un diario ¡boricua!, llamado El Nuevo Día (que retoma el periódico Reforma), el expersidente afirma: "Creo que el cambio en el régimen ha sido de fondo y no va a haber una regresión aún (sic) con el triunfo del PRI"... "Hoy los mexicanos entendemos y valoramos nuestra democracia. Si el PRI regresa al poder, como sinceramente creo que sucederá, será porque ha aprendido su lección. Hay una nueva generación de priistas cuyos miembros crecieron en un ambiente democrático, Enrique Peña Nieto pertenece a esa generación".

A mi me perdonará don Vicente, pero al menos en el plano de lo local, si bien no hay regresiones democráticas porque en muchos lados ni siquiera ha habido avances, es clara la poca o nula democracia que existe. Y entendiendo por democracia, por supuesto, un concepto que no se limita simplemente a ejercer el voto sino más bien a una cultura enraizada en la vida diaria de la sociedad.

Para muestra sólo asómese a los recientes procesos electorales de Coahuila o del Estado de México para constatar cómo, sí, el voto se respeta el día de la elección, pero va antecedido por campañas en las que el uso indiscriminado de recursos (que nadie sabe de dónde proceden y que a todas luces superan los límites establecidos en la ley), el reparto de despensas, tinacos, refrigeradores, lavadoras, costales de cemento y un larguísimo etcétera, la compra de credenciales de elector e incluso la intimidación el día de las elecciones para votar por algún candidato, son práctica común.

(Yo me pregunto por qué si en el Estado de México y en otros sitios esto es tan evidente, nadie demanda, interpone quejas, inconformidades y todos esos mecanismos jurídicos encaminados a denunciar las irregularidades; pero bueno, ese es otro tema).

En fin, el punto es que ni de fondo ni de forma: no hay un cambio como el que Fox imagina, por allá, encerrado entre las piedras de su ranchito guanajuatense. Tampoco creo que, a la luz de las mañas mencionadas, el PRI haya aprendido más lección que la de lo importante que es recuperar el poder a toda costa. Bueno, rectifico; sí aprendió una lección, y fue la de la importancia que, ante el vacío democrático a nivel estatal, tienen los gobernadores que aún conservan, y que cada vez son más.

Lo de la "nueva generación de priistas que crecieron en un ambiente democrático" a la que pertenece el actual gobernador del Estado de México, bueno, ahí sí ya no sabría decir si el aislamiento ha dañado la capacidad de percepción del expresidente o si, por el contrario, se apela a lo de "no hay más ciego que el que no quere ver".

Si Fox cree que el PRI no representará en el futuro un regreso antidemocrático, que abra sus periódicos de hace un par de semanas y vea la paliza que le propinaron las hordas pagadas por el gobierno priista de Yucatán a quienes se manifestaban contra la construcción de un túnel en una tierra donde escarbar sólo puede hacerse con dinamita debido a las características del terreno. Y si como dijo alguna vez (quizá con justicia), que a los medios ni los oye ni los ve, pues que le pregunte a sus amigos peninsulares cómo estuvo el asunto para ver qué opina.


La siguiente declaración responde a la pregunta de "¿Por qué el PAN no tiene aún un candidato capaz de enfrentar a Peña Nieto?", a lo que don Vicente comenta: "No es un problema de candidatos, sino de partido. Mi juicio es que el PAN no ha hecho su tarea"... "Un partido político tiene que estar activo cuando hay elecciones y más activo aún cuando no las hay. Al PAN se le ha hecho tarde y ahora se asocia con quien no debe asociarse: con el PRD, representante de una izquierda desdibujada, sin sentido, sin norte".

Ahí sí hay que aplaudir a Fox, porque eso de permanecer impávido durante el tiempo de gobierno, o trabajar pero ser incapaz de comunicar a la ciudadanía los resultados, y luego aparecerse en tiempos electorales a pregonar cuanta cosa se les ocurre, es el camino directo no sólo a la derrota sino además al descrédito del partido que busca solucionar todo en el último momento. 

Lo de las alianzas es también tema a considerar, pues si bien han traido victorias al PAN hay que ver cómo se las gastan ahora los candidatos que respaldó: ¿representan de verdad el ideario del panismo o simplemente aprovecharon el tren de la estructura para llegar al poder e ignorar después (e incluso ayudar a debilitar) a quienes los apoyaron?

A continuación, viene una de esas perlas que no se pueden dejar de mencionar. Fox acusa que hay panistas que han intentado censurarlo, y comenta: "Es verdad que hay muchos panistas que dicen: 'que ya se calle ese pinche Fox, que todo el día dice pendejadas', pero para mí es fundamental el tema de la libertad y si no empiezo conmigo mismo, a decir las tonterías que se me ocurran, a decir lo que pienso, si dejo que me callen desde la Presidencia o desde mi propio partido, estoy perdiendo mi libertad".

En lo personal, me encanta que los políticos declaren cuanta cosa quieran y jamás atentaría contra la libertad que tiene cada quien para decir toda estupidez o idea genial que le viene a la mente; es más, coincido en que la Constitución garantiza a todo ciudadano ser todo lo imbécil o todo lo genial que quiera durante todo el día o sólo unas horas, da igual siempre y cuando lo haga en el marco de la ley.

Que bueno que el expresidente sea el primero (y por supuesto no el único) en poner el ejemplo; este blog cuenta incluso con una sección llamada "Moralejas de Preprecampaña", de publicación quincenal, que trata de extraer las enseñanzas de toda la libertad de estos tiempos.

Antes de concluir con una ingeniosa comparación entre los refrescos y los partidos políticos (politólogos y analistas, ríndanse: no busquen otra ciencia que el hilo negro ha sido hallado), Vicente Fox declara que está a favor de la legalización de las drogas y que "reprueba la política de combate al narcotráfico emprendida por el Presidente Felipe Calderón", y a mi me encantaría saber si tan a favor está de que las drogas sean legales, por qué no hizo nada en seis años ya no para legalizarlas, que es mucho decir, sino al menos para poner el debate sobre alguna mesa que no fuera la suya (y la verdad, dudo mucho que sus comidas familiares estuvieran aderezadas con esas sal).

"Para cerrar la entrevista, el periodista del diario boricua le preguntó a Fox qué prefiere tomar, si Coca Cola o Pepsi, a lo que el ex Mandatario dijo que cualquier refresco es bueno... 'Igual que PRI o PAN, lo importante es que sirva'".

Ante lo que desde este espacio sólo podemos pronunciar un solemne y gregoriano: Améeeeeeeeen.

martes, 26 de julio de 2011

Algunos recuerdos mundialistas



I. Las lecciones de la infancia
Mi primera emoción futbolera llegó con el Mundial de 1986: la sede, México, lo cual añadía color, cercanía y emoción a un evento que se anunciaba con bombo y platillo, desde la estimada mascota  "Pique" o la recordadísima Chiquitibum hasta una colección de cuatro libros ilustrados sobre la historia de los mundiales, que mi padre me regaló para avivar ese gusto y que aún conservo.

Recuerdo los cromos de dos álbumes que por entonces coleccioné: el Panini, oficial, que incluía los retratos de los jugadores de cada equipo, los escudos de las selecciones y la foto oficial del grupo, y uno que publicó Coca Cola, más caricaturesco, y que repasaba los nombres e imágenes de los grandes jugadores de la historia. Leí por primera vez de Puskás, de Futre, de Dino Zoff, de "la Tota" Carbajal, de Beckenbauer, de Cruyff y de otros tantos que emocionaron el pasado del que ha sido llamado "el deporte más hermoso del mundo", mote con el que no coincido ahora pero que en ese momento lo parecía. 

Perdonarán los puristas del balompié nacional, pero el equipo mexicano no me despertaba emoción alguna. Estaban, sí, Hugo Sánchez, Javier Aguirre, Manuel Negrete, Pablo Larios en la portería y otros tantos que se aseguraba pondrían el nombre de México en alto. Dirigidos por Bora Milutinovic, recuerdo una revista de las muchas que aparecieron en esa época que calificaba al equipo como "la mejor selección mexicana de todos los tiempos"; yo debutaba en los torneos escolares y mi admiración estaba más cercana a las hazañas del alemán Rummenigge, del portero belga Michel Preud'homme y del francés Michel Platini, que junto con la sorpresa de Preven Elkjaer y Michel Laudrup en Dinamarca, y la calidad del portero Peter Shilton y del delantero Gary Lineker (a la postre campeón de goleo), de Inglaterra, no tardaron en demostrar un futbol de alta calidad, lleno de emociones y hazañas que, en las proporciones que al deporte concierne, podían calificarse de heroicas.

Tras la ronda de clasificación, mi favorito, Francia, fue eliminado por Alemania, en un duelo en el que por primera vez conocí la hiel de ver a tu equipo desesperado por anotar el tanto que le permitiría jugar los tiempos extra; los teutones eliminaron también a México, en penales, a quien le anularon un gol, si no mal recuerdo, del "Abuelo" Cruz. Quedaba atrás la emoción que invariablemente despierta la localía y en la memoria el célebre, hasta hoy, gol de Manuel Negrete, logro innegable de las mejores anotaciones de todos los tiempos. 

Argentina eliminó a Inglaterra en un partido en el que Maradona se coronó como uno de los mejores jugadores de la historia, tras la famosa "mano de Dios" y aquel tanto que marcó tras tomar el balón a media cancha y driblar a cada uno de los ingleses que se interpusieron en su camino, Shilton incluido. En célebre final contra Alemania, Argentina se coronaría con el resultado de 3-2, con la inolvidable actuación de Caniggia, Batistuta, el portero Goicoechea (famoso por atajar penales) y el propio Diego Armando. 

Aún conservo, en esos sitios a los que se acude cuando los recuerdos llaman, el balón de hexágonos blancos y negros que fue el oficial de aquel memorable México 1986. Mi favorito, luego de la derrota francesa, fue Argentina.



II. Los "cachirules" y dos finales extrañas
Siguió Italia 90, con un equipo que, como casi siempre, tenía todo para ganar y, como sí, siempre, no lo logró: Holanda. Estaban, entre otros, Marco Van Basten, Rud Gullit, Ronald Koeman, Frank Rijkard y el portero Van Breukelen, a quienes no bastó el talento que rondaba la genialidad para coronarse como campeones del mundo. 

Fue el debut de Camerún, con aquel célebre Roger Milla, y un equipo colombiano que destacaba más por la apariencia del portero Higuita y del "Pibe" Valderrama que por su calidad en la cancha. Estaban también la Italia de Toto Schilachi, con su defensa casi imbatible en los pies de Paolo Maldini y Franco Baresi, así como la Argentina que restaba del torneo anterior, que perdió frente a un equipo alemán en el que Lothar Mathaus demostraba la integridad de una media cancha ofensivay Jürgen Klinsmann la disciplina en la delantera, pero que apenas dieron para vencer por un gol al campeón defensor.

México no asistió puesto que, en alguno de esos torneos intermedios poco significantes, participó con jugadores mayores a la edad permitida, lo que le costó un castigo ejemplar para escarmiento de propios y ajenos. Mi favorito era Holanda, que no alcanzó a pasar siquiera a los octavos de final.

El torneo siguiente se realizó, de manera extraña y para algunos hasta inverosímil, en EEUU. México participó con un equipo que, tras la ausencia en el Mundial anterior, despertó como pocas veces la ilusión de la fanaticada: se dieron cita veteranos como Hugo Sánchez y "el Abuelo" Cruz, aunados al talento de la nueva generación con Marcelino Bernal, Luis García, Alberto García Aspe, Ramón Ramírez, el pintoreso Jorge Campos y otros tantos conducidos por Miguel Mejía Barón. Las expectativas eran altas; en lo personal, fue la primera y última vez que tuve al equipo nacional como favorito.

Fui al Ángel de la Independencia a festejar el triunfo contra Irlanda y el empate contra Italia; me dejé llevar por un equipo al que vi calificar y del que los medios hicieron eco hasta el casnancio: publicidad, canciones en la radio, la repetidísima narración en la que se describía el gol de Francisco Javier Cruz tras pase de Hugo Sánchez. Me reuní con amigos a observar los juegos y dejé que la emoción llenara los años de la adolescencia, cuando todo era motivo para el festejo y para la celebración.

Participaron, entre otros que recuerdo con singular gusto, la Rumania de Hagi y la genialidad de Stoitchkov en Bulgaria, que eliminó el sueño mexicano (y el mío, hasta el día de hoy) pero perdió en semifinales contra una Italia donde jóvenes y veteranos se mezclaban con Maldini y Baressi en la defensa y el formidable Roberto Baggio en el ataque. Fue, no obstante, insuficiente para vencer a aquel Brasil que ostentó durante todo el torneo la magia de la dupla Bebeto-Romario, que incapaz de anotar en tiempo reglamentario llevó el juego a penales en los que, aquellos grandes ídolos ítalos (Baressi y Baggio), fallaron sus respectivos tiros para dejar ir así un título que puso los nervios al borde del desmayo. 

Esa final no la vi: andaba de campamento pero recuerdo con cariño la emoción de mi hermano Julio, quien sí padeció la derrota de su equipo, y cuyo fanatismo en ese Mundial me recordaba el que a mi me asaltó en 1986. 




III. Las certezas de Francia 98 y la alteración estadística de Corea-Japón
Ese año mi favorito fue, desde el primer juego, la selección francesa. Encabezada por el argelino-francés Zinedine Zidane, acompañado por Yuri Djorkaeff, Thierry Henry, Trézegét, Michel Petit, entre otros; el equipo era sólido en todas las áreas y no sufrió derrota alguna desde el juego inicial hasta la final. Era también muestra de una selección que, como el propio país, estaba llena de nombres muy lejanos a Francia y más bien cercanos a sus antiguas colonias. 

La escuadra mexicana contó con la inédita actuación de Luis Hernández, "el Matatdor", al frente, quien a la postre anotó cuatro goles; estaban tambien Ricardo Peláez y Cuauhtémoc Blanco. Como cada vez, los medios aseguraban que, en esta ocasión, sí sería posible ir más allá de los octavos de final, cosa que fue imposible pues Alemania y su orden cuasi imbatible pusieron fin al sueño mexicano.

Participaron también equipos entre los que recuerdo a Croacia, con el talento de Davor Zuker;  a España, encabezada por Raúl; a Holanda, con Cocu, Kluivert, Overmars y de Boer; Argentina, con el "Burrito" Ortega, Batistuta y Verón; y Brasil donde la magia de Ronaldo se sumaba a la de Rivaldo y Bebeto, así como la fortaleza defensiva del veterano Dunga. Los cariocas eran el equipo favorito para ganar este torneo, y recuerdo las críticas sobre mi persona por elegir a Francia pero, en el fondo, aquel equipo de Platini en el 86 debía, a mi parecer, saldar una deuda, al menos conmigo.

Mi elección, además de la memoria, obedecía a un tema de estadística: desde 1962, el Mundial era ganado por un equipo del Continente anfitrión: así, en Chile 62, ganó Brasil; en Inglaterra 66, lo hizo Inglaterra; en México 70, Brasil; en Alemania 74, Alemania; en Argentina 78, Argentina; en España 82, Italia; en en México 86, Argentina; en Italia 90, Alemania; en EEUU 94, Brasil. Francia 98 no fue la excepción y fue poco lo que pudo hacer Brasil frente al 3-0 que le propinaron los galos, para descontento de la mayoría y regocijo mío, que hasta el corte de cabello de Zidane adopté.

Esta tendencia se rompió por razones que obedecen a uno de los mundiales más extraños que he vivido, cuando la sede fue en Corea-Japón 2002, y la diferencia de horario hacía que los gritos de goles coreados por vecinos y aficionados se ahogaran entre la oscuridad de la madrugada. 

Raro encuentro del que, entre borracheras matutinas, recuerdo a Diego Forlán, en Uruguay; a Miroslav Klose y a Ballack, de Alemania; a Samuel Eto'o de Camerún; la eliminación de México, cuando Rafa Márquez le partió la nariz a Coby Jones tras un gol que sepultaba, de nuevo en octavos de final, la esperanza mexicana; una desangelada final dio fin a un evento en el que Rivaldo, Ronaldo y compañía coronarían a Brasil campeón del mundo.



IV. Salir de cabeza y el triunfo español
El Mundial de Alemania 2006 ocurrió entre la marea de la campaña presidencial, de tal suerte que los recuerdos se enredan más aún que los de aquel que vivimos de madrugada. Hubo, como siempre, grandes figuras como Messi, de Argentina, Roberto Carlos, de Brasil, Cristiano Ronaldo, de Portugal, los goles del "Kikín" Fonseca, que no bastaron para que México volviera a ser eliminado en octavos de final; Drogba, de Costa de Marfil, goles de Gerrard por Inglaterra y penales fallados por el mismo Gerrard, así como una España que ya con algunas de sus grandes estrellas, se perfilaba como una promesa del futbol a futuro.

La gran hazaña de esta gesta fue, sin duda, el cabezazo que Zidane le propinó, en el partido por el campeonato, a Marco Materazzi, con el que se cerraba una carrera futbolística de grandes triunfos –ya fuera con su selección o con el Real Madrid inolvidable de aquellos años– y que, irónicamente, terminaba con la expulsión del francés y con la derrota, en penales, de su equipo (en el tiempo regular de juego, ambos jugadores habían anotado cada uno un tanto). 

A partir de ese mundial, Francia se vino abajo. En Sudáfrica 2010 no fue capaz de pasar de la ronda de clasificación y México, una vez más, perdió en octavos de final con Argentina; con la participación de los ya veteranos Rafa Márquez y Cuauhtémoc Blanco, la promesa se centraba en Javier "el Chicharito Hernández", Giovanni Dos Santos y Carlos Vela, que representan lo más destacado del futbol nacional hasta el día de hoy.

Destacaron, una vez más, Diego Forlán de Uruguay y Eto'o de Camerún; Müller y Klose brillaron con el equipo alemán que, a mi parecer,  fue uno de los más sólidos del torneo, y que desde el primer juego se convirtió en mi favorito. Sneijder fue el ídolo de Holanda pero su talento fue insuficiente frente a España, que con grandes talentos como Pujol, Iker Casillas y, sobre todo, David Villa, se coronaron campeones del mundo, título merecido, sembrado y cosechado si se considera que casi la mitad de la selección pertenece al Barcelona y la otra mitad pertenece casi en su totalidad al Real Madrid, dos de los mejores equipos del mundo.





V. Realidad nacional y las dudas de una apuesta
Los pretextos siempre han sobrado: que si el técnico hace o no un cambio a tiempo, que si el equipo rival es superior, que si fulanito o sutanito llegaron en mala condición o lesionados, que si aquél está jugando en una posición que no es la suya "natural"... El caso es que la participación de México en los Mundiales no ha dejado nunca de ser mediocre, tirándole a mala.

En alguna época encontré en El laberinto de la soledad un argumento atinado que explicaba está incapacidad de hacer equipo: "el mexicano siempre está lejos, lejos de los demás, incluso lejos de sí mismo", es decir, para los deportes individuales tenemos grandes representantes: caminata, clavados, tae-kwon-do, incluso golf o beisbol, que es el más individual de los deportes en equipo.

Fruto de esto concluí que México jamás ganaría un Mundial, y allá por 1998, hice la apuesta de que en 40 años (10 mundiales) esto no ocurriría: van tres, y sigo ganando, pero las nuevas generaciones, debo confesar, me han puesto a temblar.

Tras el desempeño de la Selección menor en el mundial de 2005, aquel en que alcanzaron fama Dos Santos y Vela, y con la aparición más que destacada de Javier Hernández en el equipo inglés Manchetser United, las cosas han cambiado. Esto se confirmó este 2011, cuando vi a un equipo joven, versátil y capaz remontar marcadores y hacerse de la Copa de Oro; unos días después, de la mano de "el Potro" Gutiérrez, la llamada Sub 17 descalificaba, en un partido heroico, al equipo alemán, y se hacía del título mundial frente a Uruguay, en el Estadio Azteca.

Debo confesar que hacía años un gol de México no me emocionaba como lo hizo uno que Giovanni Dos Santos anotó a EEUU, en jugada donde se mezclaban la técnica, el azar y el talento individual de un jugador que retiene, dribla, vuelve a detener y tira a ciegas para clavar el balón justo en el ángulo. Mi opinión era que las hazañas de México siempre estaban relacionadas con mucho de suerte y poco de técnica, pero debo decir, con gusto, que el desempeño de las selecciones nacionales me ha dado motivos para, como dirían por ahí, volver a creer.

Faltan casi tres años para el siguiente mundial, el de Brasil 2014, pero no cabe duda que el rostro del futbol nacional cambia continuamente, y que en esta ocasión, de seguir sobre los pasos que se van dando, las posibilidades, no de ganar un Mundial, pero sí de volverse un rival serio y competitivo, han crecido exponencialmente. Esperemos a ver qué pasa...

lunes, 25 de julio de 2011

MORALEJAS DE PREPRECAMPAÑA IV

 (Foto: flickr.com)
 
Moraleja No. 37 Si usted cree que México está preparado para ser gobernado por una mujer, mejor pregúntese si esa mujer está lista para gobernar a México.

Moraleja No. 38 De poco sirve madrugar cuando el sol sale igual para todos.

Moraleja No. 39 Hay muchos discos que estuvieron meses en la cima de popularidad y hoy nadie recuerda... Se llama moda, e inevitablemente pasa.

Moraleja No. 40 No es lo mismo cerrar las puertas para decidir que abrirlas para lograr una decisión de común acuerdo.

Moraleja No. 41 Si en el pasado usted aprobó una ley electoral deleznable, no se queje en el presente de lo absurdo de esa ley.

Moraleja No. 42 Si usted de todas maneras se iba a bajar, ¿pues para qué se subió?


Moraleja No. 43 Si a usted le urge "tener nota", tenga cuidado de que no sea a costa del mucho o poco respeto que aún conserve.


Moraleja No. 44 Si usted se marea en un ladrillo, imagínese la náusea de la oficina en el último piso.


Moraleja No. 45 Recuerde que la "línea" es tan deleznable como el fraude y por desgracia se ha vuelto una práctica común.


Moraleja No. 46 Si su apoyo se basa en quién le paga el mejor sueldo, usted no es un político, es un mercader.


Moraleja No. 47 Si usted se queja del padrón, tuvo oportunidad de repararlo, y no lo hizo, ¿entonces de qué se queja?


Moraleja No. 48 Si usted se contradice en sus declaraciones, no será de extrañar que a la postre se contradiga en sus acciones.

Para conocer la primera, segunda y tercera parte de estas Moralejas de Preprecampaña, puede consultar:  
 

lunes, 11 de julio de 2011

MORALEJAS DE PREPRECAMPAÑA III

imagen: encuestas.com.pe


Moraleja No. 25 Si a usted le urge que sean las elecciones, no crea que no se nota que la prisa es estrategia.

Moraleja No. 26 Si usted ocupa los presidios y escapa de los eventos al primer receso, tampoco crea que no se nota.

Moraleja No. 27 Si usted cree que los discursos mueven más almas que la estrategia electoral, llegó tarde a esta historia.

Moraleja No. 28 Si a usted le gusta "golpear", no por ello se crea inmune a los golpes.

Moraleja No. 29 El fuego amigo es más nocivo e incendiario que su paralelo enemigo.

Moraleja No. 30 Si usted tiene muchos "amigos" y ha hecho poco por merecerlos, es muy claro que dicta línea.

Moraleja No. 31 Si cree que dictar línea es infalible, acuérdese de lo que le terminó pasando al PRI.

Moraleja No. 32 Llamar "territorio" a sus "dominios" suena anacrónico, autoritario e incluso canino.

Moraleja No. 33 Faltar a sus obligaciones adquiridas previamente es mala señal para quienes le consideren como opción.

Moraleja No. 34 A veces la necedad es la mejor estrategia, pero a veces no (sabiduría es distinguir la diferencia).

Moraleja No. 35 No sea usted ingenuo: toda encuesta que meses antes se presuma como avance dista mucho de reflejar una tendencia.

Moraleja No. 36 Si todos le dicen que va por el camino correcto, dude, porque los aduladores sobran en este oficio.




lunes, 4 de julio de 2011

Breve recuento de los daños electorales

Pocas sorpresas el fin de semana, durante los comicios: la derrota era anticipada no sólo por las encuestas que precedieron la jornada electoral sino más bien por el panorama general de un partido que ahora cree que el error está en el mensaje, es decir, en la forma, y no en el fondo.

Construir mensajes atinados es la punta del iceberg. Como mercadotecnia, sin duda será ese llamado el que resuma una serie de atributos que, en campaña, suman los del candidato y los de su partido, convertidos en eslóganes y propuestas de comunicación. 

Esa es la punta del iceberg. ¿Qué precede esa labor de campaña que consiste en convencer? Ah, pues muy simple: el trabajo cotidiano del propio partido. Esa presencia en la vida diaria, esa lucha continua por mejorar, por señalar, por criticar y proponer; la unidad con la que el grupo enfrenta al grupo contrario y su capacidad de distinguirse como una opción para ser mejor gobierno. 

Y ahí es donde el PAN falló. Donde ha fallado los últimos años. La "marca PAN" ha perdido valor porque cada vez cuesta más diferenciarla de las otras "marcas". Se escucha con más frecuencia "todos los políticos son iguales", y en esa frase, quien más pierde es el Partido que durante toda su existencia ha propuesto e incluso llevado a la práctica una forma distinta de hacer política.

La estructura panista está herida por la división. Esa que se genera cuando hay poder de por medio y la generosidad no alcanza para construir acuerdos.

Esa estructura que supo alguna vez de las fortalezas y ventajas del trabajo municipal, ha limitado las decisiones al centro y dejado cada vez menos margen de maniobra a los iderazgos locales. Cada designación es sinónimo de ese debilitamiento: ustedes son incapaces, ergo yo, centro, decido. 

La propuesta, la plataforma, la estructura, el mensaje: todo parte de un centro que se impone, en ocasiones porque la estructura local no tiene capacidades, en otras porque su capacidad de acción se encuentra dominada o francamente dinamitada para impedir el buen trabajo y entonces el centro decide y punto. 

Las virtudes que otrora tuvo el PAN frente a sus opositores son cada vez más difíciles de defender. Uno puede ir a impartir cursos de doctrina y toparse con comentarios del tipo "todo eso que nos dice es muy bonito, pero ¿por qué nuestros líderes no lo practican?"

En fin, no hay sopresas, sólo la lógica consecuencia de lo que se ha hecho mal o de plano se ha dejado  de hacer. No creo en los recomienzos ni en las refundaciones: prefiero la crítica seria y objetiva que parte de la propia dirigencia y puede comenzar con la pregunta: Si en los últimos tres años se ha tenido tres presidentes elegidos por el Consejo Nacional, y ninguno de ellos ha podido capitalizar los tinos del gobierno para convencer a la gente, ¿es sólo un error de comunicación?

Antes el PAN se distinguía por convocar libremente a la gente: hoy, se les paga hasta a los representantes de casilla, esos que alguna vez fueron ciudadanos convencidos del deber cívico de cuidar el voto del Partido. 
Sin una estructura fuerte, convencida y libre, no hay campaña, eslogan ni candidato que puedan ganar. Esa estructura le dio la victoria a Fox; esa estructura hizo ganar a Felipe Calderón... y es esa misma estructura la que hoy falla. No es mentira ni secreto: hoy las almas se mueven menos. 

No es cuestión de mensaje; es congruencia. Porque cuando uno predica una cosa y hace otra, la gente se da cuenta, y ni todos los eslóganes ni toda la campaña de comunicación serán suficientes para devolver la confianza a aquel defraudado que alguna vez creyó. 

Foto: vanguardia.com.mx