Hacía unos tres años no sintonizaba un noticiero de esos de la llamada "televisión abierta". Un poco por desidia, otro poco por no tener receptor, otro poco porque la información del día anterior la consulto en el periódico de la mañana siguiente.
Así las cosas, una tarde Clau llamó por teléfono y dijo emocionada: tenemos antena de TV. "Antena", repetí yo al colgar. "Antena", dije de nuevo para mis adentros, un poco alarmado por la idea pero convencido de que la reciente adquisición permitiría ver el futbol o el box, ya que tanto los partidos del mundial, los de esos excelentes torneos europeos o las peleas de los pugilistas nacionales hemos tenido que perseguirlas en restaurantes, cantinas o sitios de internet donde el retraso de la señal lleva a que uno se entere de los golpes o de los goles por los gritos de los vecinos y unos segundos (a veces minutos) después constatar las hazañas del Canelo, de Messi o del Chicharito.
Era lunes y a las 22:30 nos instalamos a mirar El Noticiero de don Joaquín, célebre en últimas fechas por sus mal logrados intentos de hablar en un idioma distinto al suyo. La transmisión comenzó con el reporte de un hecho inédito que, sin duda, requiere de amplia cobertura informativa: la lluvia.
Leyó usted bien: el conocido noticiero abría su emisión de ese día con un extenso reportaje acerca de la lluvia. Un despliegue de camarógrafos y reporteros daba cuenta de que en Colima llovía, de que en Jalisco también, de que el agua caía del cielo como lo ha hecho desde que el mundo es mundo, con sus obvias consecuencias: inundaciones, desplome de carreteras, boquetes en algunas calles y vaya pues, paraguas e impermeables, botas de hule, gente que se mojaba y otras cosas similares muy dignas de ser noticia.
La lluvia... y qué poético que la lluvia sea tan importante para los noticieros, pensé yo, con ensoñaciones cercanas a las sirenas, las gaviotas, los médanos y otros temas tan caros a la literatura.
El húmedo reportaje no podía detenerse ahí. De la lluvia pasó al mar, con las grabaciones de naúfragos en Baja California Sur cuya embarcación hizo agua y pudieron salvarse porque uno de ellos puso a salvo su celular y llamó para pedir ayuda; no había información sobre la seguridad de las lanchas con las que se realizan esos viajes cortos, sólo entrevistas a "sobrevivientes" rescatados por nuestros marinos.
Terminó tan trascendente nota y de inmediato don Joaquín volteó a cámara para dar paso al presidente del algún país centroamericano de visita en México. Así, sin agua va ni nada, con mis ideas aún bogando de la lluvia al mar, ahí estaba un señor muy trajeado hablando de migrantes, fronteras, acuerdos y otros temas tratados con su colega nacional unas horas antes.
Siguió una secuencia interminable de anuncios donde ofrecían condones, productos para adelgazar y otros artículos dignos de engalanar los segundos publicitarios del que se supone es el noticiero más importante del Canal 2.
Si éste es el más importante, no quiero pensar en los matutinos, en los que acompañan las horas de la comida, en los de media tarde; seguramente a esas horas, las notas principales pueden sorprender a cualquiera y reportar, siguiendo la tendencia poética, la caída de las hojas, la brisa sobre la hierba, el desamor en tiempos de algarabía y pasar de súbito a señalar el alza de la tortilla, los bombardeos en Libia o los peligros que entraña la pesca de cangrejos en Alaska.
Vamos bien, vamos bien, pensé mientras miraba los dos trozos metálicos de la antena que ahora permite tener acceso a información tan trascendente y necesaria para cualquiera. Esperaré, mejor, al siguiente partido de la selección, con mi habitual pesimismo hacia su desempeño, aunque eso es tema de otro texto.
Así las cosas por acá...
Ah como me reí.. y así sigo yo, esperando tambien q pasen alguna buena noticia sobre este país, este mundo o lo que sea.. algo feliz y nomas me quedo esperando.
ResponderEliminarChale, ya no se si comprar antena yo..