miércoles, 23 de noviembre de 2016

Una plática extraña




Ocurrió el miércoles 23 de noviembre, en el CEN de Acción Nacional, al toparme con uno de los asistentes al foro que tuvo lugar ese día.

—¿Cómo estás?, pregunté a manera de saludo.
—¡Bien, muy contento por el triunfo de Trump, y sigue el de Le Pen en Francia, eso está muy bien!

La respuesta no me sorprendió: en el PAN conviven grupos de muchos tipos, incluso radicales nostálgicos de tiempos que por desgracia amenazan con volver. 

—Pues a mi eso me preocupa mucho y no me alegra ni remotamente...
—¿Por qué—, interrumpió alarmado el interlocutor.
—Porque son una sarta de fascistas.
—Yo ya incluso formé un grupo en defensa del nacionalismo—, añadió para cambiar de tema.
—¿Nacionalismo como el del PRI?—, pregunté.
—No, nacionalismo comunitario.

No supe qué decir. Mis categorías "ísmicas" no tenían el registro de esa mezcla. Ante el silencio, continuó.

—Estaremos con todo contra el dominio judío; si Trump no nos quiere hay que tener un plan B, contra él, contra todo lo que viene de fuera.
—Francamente yo estoy un poco harto de lo contra, de lo anti... Más bien estoy a favor de fortalecer nuestra democracia, a favor de explorar nuevos mercados, a favor de abrir nuevas fronteras, a favor de que participen todos los que gusten participar.

Me miró desencajado y en ese momento recordé su rostro: asistió a una conferencia que impartí y en su intervención, en la sesión de preguntas y respuestas, defendió el sinarquismo como alternativa para nuestro tiempo.

Uno que pasaba se detuvo a saludar e interrumpió la charla. Me alejé en cuanto pude, convencido de cuánto nos falta – empezando por lo interno– difundir y promover los valores que sostengan nuestra democracia.

Ahora que lo escribo me parece inverosímil, francamente alarmante pero así es: falta mucho por hacer.  





No hay comentarios:

Publicar un comentario