martes, 16 de mayo de 2017

Una charla en una librería


Foto: www.cvc.cervantes.es


—¿Y dónde ponemos el libro de Moreno Valle, en política o en biografía?—, preguntó un encargado a otro, en una librería del Fondo de Cultura Económica.

—Lo puse en novedades, pero me quedó la duda de si era uno de esos libros que debía ocultar—, respondió el hombre interrogado, con desdén, con el gesto de quien se enfrenta no a un problema político sino a uno de mercadotecnia.


Y la curiosidad, esa curiosidad...

—Oiga, interrumpí: ¿cuáles son los libros que se ocultan?—

—Pues los que llegan sólo porque el distribuidor los manda, pero pasan desapercibidos y no se venden—.

—¿Y qué hacen con esos?—

—Se quedan arrumbados pero siempre son un problema: nadie los pide, o cuando mucho uno o dos... Luego los vamos retirando de los anaqueles hasta que el distribuidor regresa y se los lleva. Eso puede tomar tres o cuatro meses—.

—¿Y sabrá qué hace el librero con ellos, al retirarlos—.

—Creo que los destruyen, algunos los reciclan pero este trae fotografías a color, y es de un político... Yo creo que los autores pagan mucho por este tipo de libros... Cada que se viene una presidencial es lo mismo, llegan libros de políticos que son un desperdicio... Ahí está el de Martí Batres, nadie lo pide y llegaron como veinte—.

—Y si nadie los pide, ¿por qué siguen apareciendo?—

—Pura promoción, joven: es una pena que usen el libro como si fuera un espectacular en el Periférico... Lo ponen, lo quitan, y al final esos que hacen toda esa faramalla nunca ganan...—

—En verdad, una pena...—





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