Con el apoyo de la Fundación Rafael Preciado Hernández, en las próximas semanas aparecerá el libro El acento en la palabra. Conferencias sobre la transición democrática mexicana, de Carlos Castillo Peraza.
Integrado por una veintena de conferencias impartidas ante diversos foros, El acento en la palabra busca rescatar el punto de vista de Castillo Peraza respecto de diversos aspectos que acompañaron la alternancia política en el Poder Ejecutivo Federal mexicano, destacando su concepción de que ese suceso histórico estuvo precedido del trabajo que distinguió a varias generaciones de panistas y no solamente fue fruto de una elección presidencial, así como la idea de que enraizar y fortalecer los valores propios de la democracia es tarea fundamental para que esa transición avance y se consolide en todos los ámbitos de la vida pública de México.
La compilación de esta antología, realizada por quien redacta estas líneas, completa la trilogía publicada con motivo del X aniversario luctuoso de Castillo Peraza, y que incluye los tomos Más allá de la política / Volverás, que incluye su obra periodística; La plaza y la tribuna, que rescata discursos pronunciados tanto en la Cámara de Diputados como en la campaña local por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, en 1997; y Doctrina e ideología, que reúne textos acerca del humanismo político del Partido Acción Nacional.
Comparto a continuación la portada, el prólogo y el índice de El acento en la palabra. Conferencias sobre la transición democrática mexicana, con el objetivo de promover el interés por esta obra.
Índice
I. Cinco conferencias en Georgetown
- De la fuerza a
la maña: la lenta apertura del Poder Legislativo mexicano a la oposición política
entre los años 1943 y 1958
- El Partido
Acción Nacional y el federalismo en México
- Recurrencia de
las crisis en México
- Las elecciones
federales mexicanas de 1997: desafíos y perspectivas
- ¿Querrán ser
gobernados los mexicanos?
II. Apuntes para la transición
- Dos hechos, un
error, una paradoja, tres carencias y un mito de la transición política
mexicana
- Gobernabilidad
y justicia social
- El papel del
gobierno de cara al México del siglo XXI
- Economía y
Política: una visión compartida
- México:
solidez económica, riesgos políticos y sociales
- Un banco en
transición en un México en transición
- El posible
complemento
- Expectativa
política del próximo milenio
III. El Partido Acción Nacional
- El
1915 de Gómez Morin: una propuesta de
revolución
cultural
cultural
- Las
víctimas culpables
- La increíble
apuesta
- Reflexiones
sobre el panismo clásico
- Seis lecciones
perennes y un epílogo coyuntural
Prólogo
La militancia de Carlos Castillo Peraza en las filas del Partido
Acción Nacional estuvo siempre acompañada de su actividad periodística, de sus
análisis acerca de la realidad social de nuestro país, así como de una intensa
labor de difusión de la doctrina humanista y su aplicación en ideología que se
tradujo en cientos de conferencias pronunciadas ante distintos foros a lo largo
y ancho del país. Lejos de su concepción de la política el pragmatismo y la
inmediatez; cerca, sí, las ideas, los valores y la reflexión que antecedía
cualquier decisión, para poder sustentarla en un marco de tradición y
proyectarla en busca de, con sus propias palabras, “ser tradición otra vez en
el futuro”.
Esta labor intelectual era
el fruto de una concepción de la política completa, integral, que no debía
responder a la prisa del momento o de la coyuntura sino más bien hallar el modo
de situar esa coyuntura en un marco doctrinario para buscar la respuesta que antepusiera la congruencia
a la moda o al simplismo de lo inmediato, siempre tentador pero casi nunca eficaz
para sustentar en el mañana las decisiones del hoy. La formación filosófica y
el conocimiento profundo del humanismo panista hacía posible esa condición. No
había improvisación ni se cedía a la trampa fácil de seguir la corriente, por
numerosa que fuera: era preferible generar consensos mediante los argumentos,
la negociación, el convencimiento que acude a la palabra y apela a la razón… En
resumen, la ruta del diálogo que ostenta y premialos valores de la democracia.
Ya fuera desde la tribuna
legislativa, desde la plaza donde se acude a pedir el voto de la sociedad, en
la Presidencia del Partido Acción Nacional o en los diversos foros a los que
era invitado a pronunciarse sobre distintos temas, esa vocación de diálogo y
apertura podía quizá no convencer, pero contaba con los atributos de la
estructuración retórica, del sustento en las ideas y de la certeza de defender
la doctrina del que consideraba el mejor partido político de México, sin
denostar u humillar al adversario, con la generosidad para atender a los
argumentos ajenos o contrarios y la fortaleza discursiva de quien se prepara
para sostener sus ideales. Una auténtica devoción a la palabra bien
pronunciada, bien construida, elevada a rango de arma y herramienta primordial
de la actividad política. Honrar la palabra, ser honesto con las palabras, ser
fiel a la palabra empeñada, siempre la palabra que es la forma primordial del
lenguaje, de las ideas, de las teorías.
El acento en la palabra. Conferencias sobre la transición política
mexicana busca precisamente ser un homenaje a la palabra de Carlos Castillo
Peraza a través de una serie de
textos pronunciados respecto de esa marcha de nuestro país hacia la
instauración del sistema de mayorías como modo de gobierno. Protagonista de
primera fila de los años más fértiles de ese camino, y actor indiscutible de
las negociaciones que abrieron la puerta a la democracia, a los primeros
grandes triunfos electorales de la entonces oposición, y a una concepción
doctrinaria del PAN acorde con los tiempos que le tocó vivir, Castillo Peraza
contribuyó desde las distintas trincheras que eligió a esos objetivos que
estuvieron presentes desde la fundación del Acción Nacional, en 1939, y que
sólo a finales de los años ochenta pudieron consolidar varias décadas y varias
generaciones de esfuerzo en una sociedad a la que el Partido supo representar
en su voluntad de cambio y transformación.
La primera parte de este
libro compila la historia de esa ruta panista compleja y ardua en palabras de
su propio autor: el camino que inicia con los primeros diputados de Acción
Nacional en el Congreso mexicano, las propuestas de ley, el trabajo de ser
minoría frente a una mayoría intransigente y autoritaria, y la preeminencia de una
agenda de cambio y transformación que sería la pauta del trabajo legislativo
durante casi medio siglo. Esa lucha por consolidar un auténtico federalismo y
por empezar a caminar la senda de la transición democrática es también materia
de estudio y análisis, no desde el pedestal del experto constitucionalista que
realiza análisis sesudos sino desde quien ha estudiado la historia y tenido la
experiencia de lidiar en ese espacio de deliberación donde, como solía decirse,
se ganaba el debate pero se perdía la votación.
Se suman a estos dos temas (trabajo parlamentario y
federalismo) el de las crisis económicas que hasta 1994 asolaron a México, y la
estrecha relación que existió entre falta de elecciones libres y equitativas y
mal manejo de las finanzas públicas durante varios decenios, así como el de las
elecciones federales de 1997, aún por llevarse a cabo en ese entonces y que
serían las primeras en ser organizadas por el recién creado Instituto Federal
Electoral, logro de una larga lucha de la que Acción Nacional jamás claudicó y
que representó uno de los avances más significativos para instaurar un
auténtico régimen democrático. La última de estas charlas se refiere a la
gobernabilidad en México, y de igual modo, sin caer en academicismos ni
profundizar en teorías políticas, el autor utiliza su bagaje filosófico, su
experiencia en la práctica política y su conocimiento del sistema político
mexicano para tejer argumentos, destacar la democracia como oportunidad y no
como un peligro –el peligro que en ese entonces el partido gobernante esgrimía
como argumento para defender su continuidad en el gobierno–, y realizar, en
suma, un análisis profundo de la cultura nacional y los retos, muchos de ellos
aún presentes, para consolidar el tránsito de sistema de gobierno. “Cinco
conferencias en Georgetown” es el título bajo el cual, en este volumen, se
presenta el fruto de una estadía en aquella universidad norteamericana, entre
enero y febrero de 1997, con el auspicio del Center for Latin American Studies,
y que el propio Castillo Peraza reseñó en el semanario Proceso (“Unos cuantos buenos días”, número 1059, 15 de febrero de
1997).
Poco más de un año después, en mayo de 1998, y luego
de ostentar la candidatura de Acción Nacional en la primera elección
contemporánea para la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, de ser
militante, diputado federal en dos ocasiones, candidato a la alcaldía de Mérida
y a la gubernatura de Yucatán, así como presidente del Comité Ejecutivo
Nacional panista entre 1993 y 1996, Carlos Castillo Peraza renunció a 34 años
de militancia partidista. A partir de ese momento enfocó sus actividades al
análisis político coyuntural, a través del despacho Humanismo, Desarrollo y
Democracia, SC, y a la escritura, ya fuera periodística, ensayística o
literaria (la novela Volverás, quedó
inconclusa a su muerte, ocurrida en Bonn, Alemania, en septiembre del año
2000). Asimismo, fue invitado a distintos foros a impartir conferencias acerca
del panorama político, económico y social de México, en un momento de nuestra
historia en el que el camino andado de la democracia nacional parecía llegar a
un punto de inflexión que permitiría, y a la postre permitió, la alternancia en
el Poder Ejecutivo Federal.
Muchas de esas charlas fueron, en su momento,
publicadas, entre otras, en la revista Palabra,
órgano doctrinario del PAN, pero algunas más quedaron a resguardo en el archivo
personal de Castillo Peraza, inéditas y que en este tomo que se presenta
conforman el segundo apartado, “Apuntes para la transición”, donde su autor
explaya las capacidades de observar y analizar los eventos que se sucedían en
un momento clave de la vida política nacional para enlazarlos con el pasado y
con su propia experiencia en la política y proyectar así interpretaciones y
reflexiones en las que, en primer lugar, destaca el hecho de que nunca
consideró el año 2000 como “parteaguas” ni nada similar; por el contrario, el
otrora dirigente panista valora y sitúa la historia de la lucha democrática del
PAN en su análisis, y asegura que
la primera gubernatura ganada por su partido en 1989, con la candidatura de
Ernesto Ruffo Appel en Baja California, es el comienzo de esa etapa de
tránsito, posterior a una larga brega tan o incluso más importante que el
triunfo electoral, de la que éste es consecuencia y no un acto espontáneo que
nace de la nada.
Castillo Peraza vio con recelo a la figura única en
cualquier contexto, y fue precavido ante la tendencia incluso de su propio
partido de poner en manos de una sola persona el trabajo de varias generaciones
de mexicanos. No cejó en señalarlo ni en demostrar cómo esa democracia de la
que se hablaba con novedad y a veces hasta con temor, era una práctica común al
interior del PAN desde su fundación, tanto para elegir candidatos como jefes
estatales o nacionales, y que este valor, así como la larga historia del
partido en la vía de la legalidad y la institucionalidad, representaban
precisamente parte invaluable de su tradición, frente a un PRI o un PRD que,
entonces como ahora, buscaban dirimir las diferencias de sus grupos o de sus
actores bajo el sello autoritario del “líder máximo o moral”, del “caudillo” o del
“tlatoani” instaurado como única voz frente a la riqueza de la pluralidad y la
diversidad, que son piedra angular del auténtico demócrata. Ambos hechos (el
autoritarismo de los otros partidos y la alternancia como proceso en el tiempo)
son repetidos con frecuencia en diversas piezas, aspecto que, a la luz de los
años, lleva a pensar en la importancia de establecer esas diferencias de fondo
que distinguieron al PAN de sus oponentes y que a la postre le granjearon
encabezar el cambio democrático de México.
Otro tema importante de análisis es el papel de la
economía, en general, y de la banca, en particular, en la construcción del
México del siglo XX. Al igual que con los temas de orden constitucional o de
gobernabilidad, y sin ser experto ni teórico en la materia, las palabras de
Castillo Peraza huyen siempre de la solemnidad y del rigor académico para
enlazar la experiencia personal con la lectura, el estudio, la anécdota y una
característica peculiar que lo distinguió: la capacidad de aprender por sí
mismo a través de los libros y llenar de ese modo los vacíos de una formación que,
si bien rica en temas filosóficos, distaba mucho de entorpecerse con el rigor
de las teorías estrechas o las visiones limitadas de la especialización
rigurosa de los expertos, tomando una expresión suya, que sabían casi todo de
casi nada. De esta manera, su pensamiento y sus ideas, aunados a un bagaje de
herramientas retóricas y argumentativas, formulaban juicios y proponían
escenarios que, el lector podrá constatar, terminaron en buena medida por
ocurrir, ya fuera para bien o para mal, y sin lugar a duda son ejemplo de
quien, como se señaló párrafos arriba, era capaz de asumir la política como una
actividad que corre paralela a todos los ámbitos de la sociedad, sin por ello
tener que injerir directamente en muchos de ellos pero sí presente como esa
gran facilitadora para encauzar la fuerza, el talento y la energía de un grupo
humano que busca el modo de crecer y madurar en su ejercicio de la
ciudadanía.
Esta capacidad de unir lo que parece
disperso y de relacionar lo que en apariencia es inconciliable llevó a formular
también aquel pensamiento acerca del globo como unidad económica abstracta que
deja del lado a los seres humanos que habitan el mundo, una crítica basada en
los pensadores salamantinos del siglo XVI que proyecta sus alcances hasta los
efectos de una globalización que sacrifica a las personas y tergiversa los
valores, visión previa del hoy llamado “relativismo moral” que en nombre de la
libertad sacrifica los principios elementales de convivencia y pone en jaque la
civilidad alcanzada tras varios siglos de cultura y desarrollo humano.
En síntesis, las conferencias que conforman este
segundo apartado son quizá uno de los momentos más fecundos de la vida de
Castillo Peraza, sumados una experiencia basta en el campo de la vida pública,
un acervo de conocimientos construido desde el aula y desde la propia inquietud
intelectual, y una disposición a utilizar la palabra bien dicha como
herramienta de convencimiento, de persuasión y de argumentación, para unir así aquellas
virtudes en un discurso que hasta el día de hoy no cuenta con parangón al
interior de las filas panistas. Esto, por desgracia, y sin ser este el espacio
para analizar sus causas, ha empobrecido el contenido de la llamada intelligentisa panista, limitando
asimismo su alcance y llevando a honrar cada vez más un pasado heroico en
detrimento de un presente no halla el modo de retomar esa ruta que equilibre el
pragmatismo electoral con una capacidad reflexiva paralela que dé sustento y
fortaleza a la actividad política.
El último capítulo de El acento en la palabra. Conferencias sobre
la transición política mexicana versa sobre el Partido Acción Nacional. A
pesar de su renuncia, Castillo Peraza fue siempre un defensor indudable de la
tradición panista, pero también un crítico objetivo de la actividad cotidiana
del que fuera el único partido en el que militó durante su vida. Como analista
independiente, jamás negó de su origen ni de su formación y, por el contrario,
siguió participando en aquellos eventos propios del PAN o externos pero en los
que éste era el tema de análisis, a través de conferencias en las rescataba y
analizaba, a la luz de los acontecimientos de los últimos años del siglo XX, la
herencia y la aportación tanto del partido como de algunos de sus conocidos y
no tan conocidos dirigentes y pensadores.
La inclusión de este apartado, breve pero sustancial,
obedece justamente a ese cariño y a ese arraigo que siempre sintió el autor,
incluso en los momentos menos gratos, por Acción Nacional, donde forjó
amistades, construyó una trayectoria personal y pudo servir a su país desde la
práctica política. La mayor parte de estos textos fueron ya publicados en otros
medios, pero consideramos su rescate y su difusión porque complementan un
mosaico en el que el lector encontrará más de un motivo para hundirse en una
obra que, a pesar de haber sido escrita –y en este caso pronunciada– hace más
de 15 años, cuenta con una vigencia y una actualidad que demuestran la claridad
de miras y objetivos de Castillo Peraza en distintos ámbitos de lo político,
así como la pasión de un pensamiento que no se dejó enceguecer ni por modas ni
por tendencias, y supo permanecer fiel a una serie de principios humanistas que
fueron guía, faro, mapa, puerto de partida y punto de llegada.
Al final, y tras su súbita muerte, Carlos Castillo
Peraza sigue presente entre los panistas como una voz constante, como una
referencia a la que, empero, es importante regresar de vez en cuando, sobre
todo en los momentos en que el rumbo se extravía y la fuerza transformadora de
México que ha sido el PAN pierde de vista sus objetivos fundamentales. Volver a
estas reflexiones es importante, pero deber ser por propio pie, no a la fuerza
ni porque la costumbre así lo marque, sino con la convicción de que en ellas se
encuentra lo mejor de la tradición de Acción Nacional, uno de sus más grandes
legados, y una de sus aportaciones más trascendentes a la historia del país.
* * *
El acento en la palabra.
Conferencias sobre la transición política mexicana se suma a otros libros de Carlos Castillo Peraza publicados por
la Fundación Rafael Preciado Hernández, en particular, a los tres tomos que
aparecieron en 2010 con motivo de su décimo aniversario luctuoso: Más allá de la política, que incluye
textos periodísticos publicados en la década del setenta y el ochenta; La plaza y la tribuna, que compila
algunas intervenciones en la tribuna de la Cámara de Diputados en aquellas
décadas, así como discursos pronunciados durante la campaña por la Jefatura de
Gobierno del Distrito Federal en 1997; y Doctrina
e ideología, en el que el lector puede encontrar reflexiones sobre el
humanismo que promueve el Partido Acción Nacional y escritos en los que
Castillo Peraza logra adaptar ese pensamiento a los retos que en su momento
enfrentó y que todavía hoy enfrenta el PAN.
De este modo, esta nueva publicación busca completar
ese esfuerzo de rescatar la memoria de quien fuera presidente de Acción
Nacional entre 1993 y 1996 a través de sus propias palabras, sumando a los textos
escritos las conferencias que el autor impartiera ya como militante panista o
como consultor independiente en diversos foros, la mayor parte en referencia a
la transición política mexicana, y que sumados con los libros anteriores,
presentan un mosaico de la riqueza del pensamiento de Carlos Castillo Peraza,
en un momento en el que tanto el PAN como la sociedad mexicana requieren hacer
una revisión seria y objetiva acerca de un proceso de consolidación democrática
que ha sido lento, arduo, complejo y que en ocasiones flota en un impasse que pareciera no avanzar
precisamente por faltar ese sustento teórico elemental que acompaña cualquier
cambio profundo con una agenda clara de transformación.
En ese mismo orden de ideas, ojalá este esfuerzo
editorial sirva para resaltar la importancia que para el propio PAN tiene el
impulso de un pensamiento que sepa traducir esa enorme, vasta y rica doctrina
que es el humanismo a los problemas que vive hoy el propio partido y nuestro
país, al tiempo que se promueven programas de mediano y largo plazo y acciones
efectivas para la generación de esas ideas que han antecedido la acción
política y que son las que hicieron de Acción Nacional una fuerza política
distinguible, con objetivos claros y lejana a la improvisación o a la idea de
momento. La reflexión que antecede al trabajo político ha faltado en los
últimos años a tal grado que frases como “Carlos Castillo Peraza fue el último
gran ideólogo panista”, lejos de ser un orgullo provocan preocupación y alarma,
pues esto significa que en más de una década no se han dado las condiciones
necesarias para que nuevos ideólogos tomen la estafeta y realicen ese trabajo
de pensamiento tan útil como indispensable.
Quedan, empero, los libros que rescatan las ideas de
quienes nos precedieron. Nos toca sin duda el promoverlos y difundirlos entre
la militancia y la sociedad, pero también será necesario tomar medidas para que
nuevas ideas lleguen a completar las que ya tenemos y así construir el futuro,
como quería el propio Castillo Peraza, “desde la acción responsable en el
presente”.
Carlos Castillo López
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