lunes, 1 de abril de 2013

Carlos Castillo Peraza: novedad editorial


Con el apoyo de la Fundación Rafael Preciado Hernández, en las próximas semanas aparecerá el libro El acento en la palabra. Conferencias sobre la transición democrática mexicana, de Carlos Castillo Peraza.

Integrado por una veintena de conferencias impartidas ante diversos foros, El acento en la palabra busca rescatar el punto de vista de Castillo Peraza respecto de diversos aspectos que acompañaron la alternancia política en el Poder Ejecutivo Federal mexicano, destacando su concepción de que ese suceso histórico estuvo precedido del trabajo que distinguió a varias generaciones de panistas y no solamente fue fruto de una elección presidencial, así como la idea de que enraizar y fortalecer los valores propios de la democracia es tarea fundamental para que esa transición avance y se consolide en todos los ámbitos de la vida pública de México.

La compilación de esta antología, realizada por quien redacta estas líneas, completa la trilogía publicada con motivo del X aniversario luctuoso de Castillo Peraza, y que incluye los tomos Más allá de la política / Volverás, que incluye su obra periodística; La plaza y la tribuna, que rescata discursos pronunciados tanto en la Cámara de Diputados como en la campaña local por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, en 1997; y Doctrina e ideología, que reúne textos acerca del humanismo político del Partido Acción Nacional. 

Comparto a continuación la portada, el prólogo y el índice de El acento en la palabra. Conferencias sobre la transición democrática mexicana, con el objetivo de promover el interés por esta obra.




Índice


I. Cinco conferencias en Georgetown
- De la fuerza a la maña: la lenta apertura del Poder Legislativo mexicano a la oposición política entre los años 1943 y 1958
- El Partido Acción Nacional y el federalismo en México
- Recurrencia de las crisis en México
- Las elecciones federales mexicanas de 1997: desafíos y perspectivas
- ¿Querrán ser gobernados los mexicanos?

II. Apuntes para la transición
- Dos hechos, un error, una paradoja, tres carencias y un mito de la transición política mexicana
- Gobernabilidad y justicia social
- El papel del gobierno de cara al México del siglo XXI
- Economía y Política: una visión compartida
- México: solidez económica, riesgos políticos y sociales
- Un banco en transición en un México en transición
- El posible complemento
- Expectativa política del próximo milenio

III. El Partido Acción Nacional
         - El 1915 de Gómez Morin: una propuesta de revolución 
            cultural
        - Las víctimas culpables
- La increíble apuesta
- Reflexiones sobre el panismo clásico
- Seis lecciones perennes y un epílogo coyuntural


Prólogo

La militancia de Carlos Castillo Peraza en las filas del Partido Acción Nacional estuvo siempre acompañada de su actividad periodística, de sus análisis acerca de la realidad social de nuestro país, así como de una intensa labor de difusión de la doctrina humanista y su aplicación en ideología que se tradujo en cientos de conferencias pronunciadas ante distintos foros a lo largo y ancho del país. Lejos de su concepción de la política el pragmatismo y la inmediatez; cerca, sí, las ideas, los valores y la reflexión que antecedía cualquier decisión, para poder sustentarla en un marco de tradición y proyectarla en busca de, con sus propias palabras, “ser tradición otra vez en el futuro”.
       Esta labor intelectual era el fruto de una concepción de la política completa, integral, que no debía responder a la prisa del momento o de la coyuntura sino más bien hallar el modo de situar esa coyuntura en un marco doctrinario para buscar la  respuesta que antepusiera la congruencia a la moda o al simplismo de lo inmediato, siempre tentador pero casi nunca eficaz para sustentar en el mañana las decisiones del hoy. La formación filosófica y el conocimiento profundo del humanismo panista hacía posible esa condición. No había improvisación ni se cedía a la trampa fácil de seguir la corriente, por numerosa que fuera: era preferible generar consensos mediante los argumentos, la negociación, el convencimiento que acude a la palabra y apela a la razón… En resumen, la ruta del diálogo que ostenta y premialos valores de la democracia.
        Ya fuera desde la tribuna legislativa, desde la plaza donde se acude a pedir el voto de la sociedad, en la Presidencia del Partido Acción Nacional o en los diversos foros a los que era invitado a pronunciarse sobre distintos temas, esa vocación de diálogo y apertura podía quizá no convencer, pero contaba con los atributos de la estructuración retórica, del sustento en las ideas y de la certeza de defender la doctrina del que consideraba el mejor partido político de México, sin denostar u humillar al adversario, con la generosidad para atender a los argumentos ajenos o contrarios y la fortaleza discursiva de quien se prepara para sostener sus ideales. Una auténtica devoción a la palabra bien pronunciada, bien construida, elevada a rango de arma y herramienta primordial de la actividad política. Honrar la palabra, ser honesto con las palabras, ser fiel a la palabra empeñada, siempre la palabra que es la forma primordial del lenguaje, de las ideas, de las teorías.
          El acento en la palabra. Conferencias sobre la transición política mexicana busca precisamente ser un homenaje a la palabra de Carlos Castillo Peraza a través  de una serie de textos pronunciados respecto de esa marcha de nuestro país hacia la instauración del sistema de mayorías como modo de gobierno. Protagonista de primera fila de los años más fértiles de ese camino, y actor indiscutible de las negociaciones que abrieron la puerta a la democracia, a los primeros grandes triunfos electorales de la entonces oposición, y a una concepción doctrinaria del PAN acorde con los tiempos que le tocó vivir, Castillo Peraza contribuyó desde las distintas trincheras que eligió a esos objetivos que estuvieron presentes desde la fundación del Acción Nacional, en 1939, y que sólo a finales de los años ochenta pudieron consolidar varias décadas y varias generaciones de esfuerzo en una sociedad a la que el Partido supo representar en su voluntad de cambio y transformación.
        La primera parte de este libro compila la historia de esa ruta panista compleja y ardua en palabras de su propio autor: el camino que inicia con los primeros diputados de Acción Nacional en el Congreso mexicano, las propuestas de ley, el trabajo de ser minoría frente a una mayoría intransigente y autoritaria, y la preeminencia de una agenda de cambio y transformación que sería la pauta del trabajo legislativo durante casi medio siglo. Esa lucha por consolidar un auténtico federalismo y por empezar a caminar la senda de la transición democrática es también materia de estudio y análisis, no desde el pedestal del experto constitucionalista que realiza análisis sesudos sino desde quien ha estudiado la historia y tenido la experiencia de lidiar en ese espacio de deliberación donde, como solía decirse, se ganaba el debate pero se perdía la votación.
Se suman a estos dos temas (trabajo parlamentario y federalismo) el de las crisis económicas que hasta 1994 asolaron a México, y la estrecha relación que existió entre falta de elecciones libres y equitativas y mal manejo de las finanzas públicas durante varios decenios, así como el de las elecciones federales de 1997, aún por llevarse a cabo en ese entonces y que serían las primeras en ser organizadas por el recién creado Instituto Federal Electoral, logro de una larga lucha de la que Acción Nacional jamás claudicó y que representó uno de los avances más significativos para instaurar un auténtico régimen democrático. La última de estas charlas se refiere a la gobernabilidad en México, y de igual modo, sin caer en academicismos ni profundizar en teorías políticas, el autor utiliza su bagaje filosófico, su experiencia en la práctica política y su conocimiento del sistema político mexicano para tejer argumentos, destacar la democracia como oportunidad y no como un peligro –el peligro que en ese entonces el partido gobernante esgrimía como argumento para defender su continuidad en el gobierno–, y realizar, en suma, un análisis profundo de la cultura nacional y los retos, muchos de ellos aún presentes, para consolidar el tránsito de sistema de gobierno. “Cinco conferencias en Georgetown” es el título bajo el cual, en este volumen, se presenta el fruto de una estadía en aquella universidad norteamericana, entre enero y febrero de 1997, con el auspicio del Center for Latin American Studies, y que el propio Castillo Peraza reseñó en el semanario Proceso (“Unos cuantos buenos días”, número 1059, 15 de febrero de 1997).
Poco más de un año después, en mayo de 1998, y luego de ostentar la candidatura de Acción Nacional en la primera elección contemporánea para la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, de ser militante, diputado federal en dos ocasiones, candidato a la alcaldía de Mérida y a la gubernatura de Yucatán, así como presidente del Comité Ejecutivo Nacional panista entre 1993 y 1996, Carlos Castillo Peraza renunció a 34 años de militancia partidista. A partir de ese momento enfocó sus actividades al análisis político coyuntural, a través del despacho Humanismo, Desarrollo y Democracia, SC, y a la escritura, ya fuera periodística, ensayística o literaria (la novela Volverás, quedó inconclusa a su muerte, ocurrida en Bonn, Alemania, en septiembre del año 2000). Asimismo, fue invitado a distintos foros a impartir conferencias acerca del panorama político, económico y social de México, en un momento de nuestra historia en el que el camino andado de la democracia nacional parecía llegar a un punto de inflexión que permitiría, y a la postre permitió, la alternancia en el Poder Ejecutivo Federal.
Muchas de esas charlas fueron, en su momento, publicadas, entre otras, en la revista Palabra, órgano doctrinario del PAN, pero algunas más quedaron a resguardo en el archivo personal de Castillo Peraza, inéditas y que en este tomo que se presenta conforman el segundo apartado, “Apuntes para la transición”, donde su autor explaya las capacidades de observar y analizar los eventos que se sucedían en un momento clave de la vida política nacional para enlazarlos con el pasado y con su propia experiencia en la política y proyectar así interpretaciones y reflexiones en las que, en primer lugar, destaca el hecho de que nunca consideró el año 2000 como “parteaguas” ni nada similar; por el contrario, el otrora dirigente panista valora y sitúa la historia de la lucha democrática del PAN en su análisis,  y asegura que la primera gubernatura ganada por su partido en 1989, con la candidatura de Ernesto Ruffo Appel en Baja California, es el comienzo de esa etapa de tránsito, posterior a una larga brega tan o incluso más importante que el triunfo electoral, de la que éste es consecuencia y no un acto espontáneo que nace de la nada.
Castillo Peraza vio con recelo a la figura única en cualquier contexto, y fue precavido ante la tendencia incluso de su propio partido de poner en manos de una sola persona el trabajo de varias generaciones de mexicanos. No cejó en señalarlo ni en demostrar cómo esa democracia de la que se hablaba con novedad y a veces hasta con temor, era una práctica común al interior del PAN desde su fundación, tanto para elegir candidatos como jefes estatales o nacionales, y que este valor, así como la larga historia del partido en la vía de la legalidad y la institucionalidad, representaban precisamente parte invaluable de su tradición, frente a un PRI o un PRD que, entonces como ahora, buscaban dirimir las diferencias de sus grupos o de sus actores bajo el sello autoritario del “líder máximo o moral”, del “caudillo” o del “tlatoani” instaurado como única voz frente a la riqueza de la pluralidad y la diversidad, que son piedra angular del auténtico demócrata. Ambos hechos (el autoritarismo de los otros partidos y la alternancia como proceso en el tiempo) son repetidos con frecuencia en diversas piezas, aspecto que, a la luz de los años, lleva a pensar en la importancia de establecer esas diferencias de fondo que distinguieron al PAN de sus oponentes y que a la postre le granjearon encabezar el cambio democrático de México.
Otro tema importante de análisis es el papel de la economía, en general, y de la banca, en particular, en la construcción del México del siglo XX. Al igual que con los temas de orden constitucional o de gobernabilidad, y sin ser experto ni teórico en la materia, las palabras de Castillo Peraza huyen siempre de la solemnidad y del rigor académico para enlazar la experiencia personal con la lectura, el estudio, la anécdota y una característica peculiar que lo distinguió: la capacidad de aprender por sí mismo a través de los libros y llenar de ese modo los vacíos de una formación que, si bien rica en temas filosóficos, distaba mucho de entorpecerse con el rigor de las teorías estrechas o las visiones limitadas de la especialización rigurosa de los expertos, tomando una expresión suya, que sabían casi todo de casi nada. De esta manera, su pensamiento y sus ideas, aunados a un bagaje de herramientas retóricas y argumentativas, formulaban juicios y proponían escenarios que, el lector podrá constatar, terminaron en buena medida por ocurrir, ya fuera para bien o para mal, y sin lugar a duda son ejemplo de quien, como se señaló párrafos arriba, era capaz de asumir la política como una actividad que corre paralela a todos los ámbitos de la sociedad, sin por ello tener que injerir directamente en muchos de ellos pero sí presente como esa gran facilitadora para encauzar la fuerza, el talento y la energía de un grupo humano que busca el modo de crecer y madurar en su ejercicio de la ciudadanía. 
  Esta capacidad de unir lo que parece disperso y de relacionar lo que en apariencia es inconciliable llevó a formular también aquel pensamiento acerca del globo como unidad económica abstracta que deja del lado a los seres humanos que habitan el mundo, una crítica basada en los pensadores salamantinos del siglo XVI que proyecta sus alcances hasta los efectos de una globalización que sacrifica a las personas y tergiversa los valores, visión previa del hoy llamado “relativismo moral” que en nombre de la libertad sacrifica los principios elementales de convivencia y pone en jaque la civilidad alcanzada tras varios siglos de cultura y desarrollo humano.
En síntesis, las conferencias que conforman este segundo apartado son quizá uno de los momentos más fecundos de la vida de Castillo Peraza, sumados una experiencia basta en el campo de la vida pública, un acervo de conocimientos construido desde el aula y desde la propia inquietud intelectual, y una disposición a utilizar la palabra bien dicha como herramienta de convencimiento, de persuasión y de argumentación, para unir así aquellas virtudes en un discurso que hasta el día de hoy no cuenta con parangón al interior de las filas panistas. Esto, por desgracia, y sin ser este el espacio para analizar sus causas, ha empobrecido el contenido de la llamada intelligentisa panista, limitando asimismo su alcance y llevando a honrar cada vez más un pasado heroico en detrimento de un presente no halla el modo de retomar esa ruta que equilibre el pragmatismo electoral con una capacidad reflexiva paralela que dé sustento y fortaleza a la actividad política.   
El último capítulo de El acento en la palabra. Conferencias sobre la transición política mexicana versa sobre el Partido Acción Nacional. A pesar de su renuncia, Castillo Peraza fue siempre un defensor indudable de la tradición panista, pero también un crítico objetivo de la actividad cotidiana del que fuera el único partido en el que militó durante su vida. Como analista independiente, jamás negó de su origen ni de su formación y, por el contrario, siguió participando en aquellos eventos propios del PAN o externos pero en los que éste era el tema de análisis, a través de conferencias en las rescataba y analizaba, a la luz de los acontecimientos de los últimos años del siglo XX, la herencia y la aportación tanto del partido como de algunos de sus conocidos y no tan conocidos dirigentes y pensadores.
La inclusión de este apartado, breve pero sustancial, obedece justamente a ese cariño y a ese arraigo que siempre sintió el autor, incluso en los momentos menos gratos, por Acción Nacional, donde forjó amistades, construyó una trayectoria personal y pudo servir a su país desde la práctica política. La mayor parte de estos textos fueron ya publicados en otros medios, pero consideramos su rescate y su difusión porque complementan un mosaico en el que el lector encontrará más de un motivo para hundirse en una obra que, a pesar de haber sido escrita –y en este caso pronunciada– hace más de 15 años, cuenta con una vigencia y una actualidad que demuestran la claridad de miras y objetivos de Castillo Peraza en distintos ámbitos de lo político, así como la pasión de un pensamiento que no se dejó enceguecer ni por modas ni por tendencias, y supo permanecer fiel a una serie de principios humanistas que fueron guía, faro, mapa, puerto de partida y punto de llegada.
Al final, y tras su súbita muerte, Carlos Castillo Peraza sigue presente entre los panistas como una voz constante, como una referencia a la que, empero, es importante regresar de vez en cuando, sobre todo en los momentos en que el rumbo se extravía y la fuerza transformadora de México que ha sido el PAN pierde de vista sus objetivos fundamentales. Volver a estas reflexiones es importante, pero deber ser por propio pie, no a la fuerza ni porque la costumbre así lo marque, sino con la convicción de que en ellas se encuentra lo mejor de la tradición de Acción Nacional, uno de sus más grandes legados, y una de sus aportaciones más trascendentes a la historia del país.

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El acento en la palabra. Conferencias sobre la transición política mexicana se suma a otros libros de Carlos Castillo Peraza publicados por la Fundación Rafael Preciado Hernández, en particular, a los tres tomos que aparecieron en 2010 con motivo de su décimo aniversario luctuoso: Más allá de la política, que incluye textos periodísticos publicados en la década del setenta y el ochenta; La plaza y la tribuna, que compila algunas intervenciones en la tribuna de la Cámara de Diputados en aquellas décadas, así como discursos pronunciados durante la campaña por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en 1997; y Doctrina e ideología, en el que el lector puede encontrar reflexiones sobre el humanismo que promueve el Partido Acción Nacional y escritos en los que Castillo Peraza logra adaptar ese pensamiento a los retos que en su momento enfrentó y que todavía hoy enfrenta el PAN.
De este modo, esta nueva publicación busca completar ese esfuerzo de rescatar la memoria de quien fuera presidente de Acción Nacional entre 1993 y 1996 a través de sus propias palabras, sumando a los textos escritos las conferencias que el autor impartiera ya como militante panista o como consultor independiente en diversos foros, la mayor parte en referencia a la transición política mexicana, y que sumados con los libros anteriores, presentan un mosaico de la riqueza del pensamiento de Carlos Castillo Peraza, en un momento en el que tanto el PAN como la sociedad mexicana requieren hacer una revisión seria y objetiva acerca de un proceso de consolidación democrática que ha sido lento, arduo, complejo y que en ocasiones flota en un impasse que pareciera no avanzar precisamente por faltar ese sustento teórico elemental que acompaña cualquier cambio profundo con una agenda clara de transformación.
En ese mismo orden de ideas, ojalá este esfuerzo editorial sirva para resaltar la importancia que para el propio PAN tiene el impulso de un pensamiento que sepa traducir esa enorme, vasta y rica doctrina que es el humanismo a los problemas que vive hoy el propio partido y nuestro país, al tiempo que se promueven programas de mediano y largo plazo y acciones efectivas para la generación de esas ideas que han antecedido la acción política y que son las que hicieron de Acción Nacional una fuerza política distinguible, con objetivos claros y lejana a la improvisación o a la idea de momento. La reflexión que antecede al trabajo político ha faltado en los últimos años a tal grado que frases como “Carlos Castillo Peraza fue el último gran ideólogo panista”, lejos de ser un orgullo provocan preocupación y alarma, pues esto significa que en más de una década no se han dado las condiciones necesarias para que nuevos ideólogos tomen la estafeta y realicen ese trabajo de pensamiento tan útil como indispensable.
Quedan, empero, los libros que rescatan las ideas de quienes nos precedieron. Nos toca sin duda el promoverlos y difundirlos entre la militancia y la sociedad, pero también será necesario tomar medidas para que nuevas ideas lleguen a completar las que ya tenemos y así construir el futuro, como quería el propio Castillo Peraza, “desde la acción responsable en el presente”.



Carlos Castillo López


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