miércoles, 18 de abril de 2012

De la propaganda al objeto de colección



La época electoral es ocasión para difundir propuestas, candidatos, plataformas e ideas acerca de los distintos proyectos políticos que cada partido presenta a la ciudadanía para convencerla de votar el día de los comicios. Toda esta suma de documentos serán sintetizados en frases y eslóganes que, además, buscan hacer atractiva la imagen de quien sale a la calle a convencer de que su opción política es la que más conviene al país.

Aunado a lo anterior, hay otro aspecto distintivo de las campañas políticas, y consiste en los diversos objetos propagandísticos que se entregan al votante para llamar su atención; en estas piezas se mezclan los colores distintivos de los partidos, los logotipos, las fotografías de los candidatos, los lemas de campaña y una serie de elementos gráficos que buscan ser atractivos y llamativos, impresos o estampados en una variedad de productos que, en la actualidad, van desde una memoria USB hasta las alfombrillas que sirven para deslizar el ratón de la computadora.


La propaganda política ha evolucionado a lo largo de los años y su variedad representa un auténtico recorrido por el gusto y las modas de distintas épocas. Y es con el espíritu de dar ese paseo que, en estos días, en la ciudad de México, el Museo del Objeto del Objeto (MODO) presenta la exposición De Porfirio Díaz a Vicente Fox. Propaganda Electoral en México durante el Siglo XX, que reúne más de dos mil piezas clasificadas por sexenio, distribuidas a lo largo, alto y ancho de seis salas donde se documentan 21 campañas electorales, desde 1900 hasta el año 2000.

El visitante comienza el recorrido y se topa con un maniquí del que cuelgan broches (pines) de decenas de partidos, muchos ya extintos, otros cuyos nombres han cambiado, uno que sobrevive a lo largo del siglo XX. Las vitrinas muestran pequeñas hojas con el himno nacional impreso, utilizadas por Francisco Madero, afiches comunistas y socialistas en los que se defienden los derechos de obreros y trabajadores, así como viejas publicaciones características de los primeros años del siglo pasado.

Al cambiar de sala es fundamental voltear hacia arriba, pues del techo cuelgan plásticos verdes, amarillos, azules. De esos que aún hoy se utilizan para decorar los postes de las ciudades en época electoral. El siguiente espacio presenta volantes y propaganda impresa en los que se pueden leer los nombres de Vasconcelos, Almazán, Calles o Lombardo Toledano, así como gorras, lápices y plumas con los de Diego Fernández de Cevallos, Ernesto Zedillo, Manuel Clouthier, Salinas de Gortari y otros tantos. Al fondo, en la enorme pared que adorna la esclarea hacia la planta baja –donde se exhibe un documental con imágenes históricas de campañas–, un mural tipográfico reproduce los lemas empleados  por decenas de candidatos de los distintos partidos.

En el segundo piso del MODO, los objetos se modernizan y pasan de los carteles medianos en blanco y negro a los grandes pósters a color; los mandiles, los botones, las tortilleras, los botes para leche muestran la oferta política de los años cincuenta y sesenta, se puede, además, constatar las sátiras que la oposición hacía de, por ejemplo, Díaz Ordaz, la megalomanía de la imagen con Echeverría, la uniformidad de estilos con Salinas y Zedillo, así como los esfuerzos de otros partidos por competir en el tema propagandístico, en una época en la que se deja en claro como el régimen del partido gobernante disponía de una cantidad ingente de recursos que alcanzaban para el derroche de regalos pero no para salvar al país de las crisis económicas.

En las últimas salas, el avance de la oposición se refleja también en la propaganda, que se vuelve atractiva, muy visual y llamativa; ahí está también un libro de Castillo Peraza, la mano con la “V” de la victoria de Fox, las caricaturas que el dibujante Calderón realizó de Maquío a finales de los ochenta, y una vitrina especial donde aparecen distintas ediciones de periódicos anunciando el triunfo del PAN en la contienda presidencial.

No cabe duda de que este paseo es también un despertar de la memoria, un acercamiento a la historia de una democracia que tardó mucho en serlo en la práctica pero que contó siempre con la participación animada, osada y hasta heroica de la oposición. La generosidad y el talento de Bruno Newman hacen posible que hoy, en el MODO, las generaciones presentes revivan ese esfuerzo de miles de mujeres y hombres por darle a México la libertad de elegir en igualdad de condiciones; todo ello, a través de una exposición que ahonda, por medio de la propaganda política, en la historia moderna de nuestro país. 
 

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