Cierto que huí de los fastos y los oropeles
y que jamás puse en venta ninguna quimera,
siempre evité ser un súbdito de los laureles
porque vivir era un vértigo y una carrera.
Cierto que no prescindí de ningún laberinto
que amenazara como un callejón sin salida
ante otro más de lo mismo creyendo distinto
porque vivir era un vértigo y no una guarida.
Cierto que cuando aprendí que la vida iba en serio
quise quemarla de prisa jugando con fuego
y me aferré defendiendo mi propio criterio
porque vivir era más que unas reglas en juego.
LE Aute
Hermosa ...... asi de simple.
ResponderEliminarPensar que tú me enseñaste a disfrutar a Aute.
Un abrazo..
Syl