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Foto: INE |
Si bien varios años de dirigencias sin rumbo ni claridad alguna de ambos partidos merecen comentario aparte, lo cierto es que hubo una reforma judicial y habrá el próximo domingo elecciones para decidir quiénes integraran uno de los tres poderes de la unión.
Esa es la realidad.
Y la realidad, por desgracia o fortuna, ahí está.
Ante ella, por supuesto, se puede cerrar los ojos e ignorarla; hacer, pues, como si no existiese y andar por la vida tan tranquilo y campante como siempre.
Eso sí, pasará tarde o temprano que esa realidad se nos aparezca enfrente y nos diga: “querida, querido, aquí estoy y aquí estás tú también, sumido y condenado a también tarde o temprano enfrentarme”.
El adolescente dirá: no te necesito, puedo solo, en ese estado que Kierkegaard llamó estético y que es posible sostener en tanto los problemas de la realidad sean asunto a resolver de alguien más.
El desquiciado se fugará y su neurosis lo llevará a generar una realidad alterna donde él habite y todo lo demás sean solo reflejos vagos de un mundo lejano, distante y ausente.
En un breve pero profundo ensayo, Aquiles en el gineceo, el filósofo español Javier Gomá Lanzón aboga por la importancia de abandonar la comodidad de ese estadio estético, adolescente, irresponsable, para pasar, palabras más palabras menos, a la vida adulta, que siguiendo al filósofo danés llama “estadio ético”: ese donde somos responsables por nuestras acciones y, por supuesto, por nuestras omisiones.
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Foto: INE |
La metáfora del avestruz que esconde la cabeza en la tierra cuando el peligro se aproxima es, lo menos, un ejemplo trillado de esa actitud a todas luces infantil, simplista e ingenua, como bien han demostrado ser esos que creen que tomar decisiones es elegir no decidir nada, no hacer nada, quedarse en la queja y la pataleta porque más bien no tienen idea de qué hacer.
Hubo, en cambio, gente que supo qué hacer.
Organizaciones de la sociedad civil como Defensorxs AC, entre otras, entendieron que la realidad que vivíamos frente a esta elección presentaba un primer riesgo: a quiénes se elegirá, e investigaron a fondo perfiles, carreras, trapos ocultos y esqueletos en los armarios de quienes se postulan a los diversos cargos.
Descubrieron cosas terribles, las documentaron y ofrecieron a la ciudadanía plataformas gratuitas para consultar, para facilitar la decisión, para conocer a fondo a quienes buscan impartir y administrar en adelante la justicia en el país.
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Foto: defensorxs.com |
Es decir, y siguiendo con Gomá: asumieron un papel activo, útil, servicial y necesario frente a la ciudadanía, mientras quienes cobran mensualmente por servir a la nación resultaron, para variar, francamente inútiles, al punto que han buscado por todos los modos que sus fieles, acólitos y prosélitos sumen también su propia inutilidad y se convierta todo en un gran colectivo de inservibles.
Y no les han faltado motivos para justificar su no actuar: la complicación de una elección, sí, francamente enredada, aunque también han sido complejos los procesos de alianzas electorales que llevan a tener que pasar meses explicando al electorado cómo votar, es decir, cómo participar.
O también que no se conoce a quienes se postulan y que los filtros han sido pésimos al cuidar el prestigio y conocimientos de quienes impartirán justicia, también como si tanto PRI y PAN no nos hayan presentado francos criminales a todo tipo de cargos públicos, o algunos inútiles en absoluto, como muchos de los que hoy nos quieren convencer de lo útil de su inutilidad.
O de igual modo, que no hay certeza en el conteo de votos, que no habrá resultados el mismo día de la elección, aunque este sí me parece un punto válido.
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Foto: excelsior.com |
Y sí, es verdad: la realidad en México cambió y ha cambiado a mi entender para mal desde que Morena llegó al poder.
Tan para mal que muchos consideran que no hacer nada será una manera de cambiar o revertir la realidad que no les gusta o no les parece.
Y no, hacer nada trae consigo eso: nada.
Promover la no participación, clamar a los cuatro vientos por qué no se participará, asumir que de la nada puede surgir algo resulta, así, revestido muchas veces de sesudas razones y elevados motivos, una absoluta inutilidad.
Tan inútil como ha resultado desde hace varios años y hasta hasta el día de hoy, la vieja política: la del PRI, la del PAN, la de sus corifeos y la de sus aplaudidores.
Decía un prócer panista: México va a cambiar contigo, sin ti o a pesar de ti.
Me recuerda a aquellos que llevan a su enfermo terminal a ver a un curandero: "¡Al menos hacemos algo!".
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