lunes, 17 de julio de 2017

Pitágoras: escudriñar pasados oscuros




Pocas cosas tan estimulantes como adentrarse en esos tiempos que de tan lejanos se tornan imprecisos y difíciles de explicar, mucho más de entender.

Pocas, también, como adentrarse en las obras de quienes se atreven a, con fragmentos mínimos, ir esbozando pinceladas que pretenden dar forma a un cuadro que jamás estará completo: libros perdidos, libros falsificados, obras que se refieren en obras posteriores pero nadie puede asegurar que en verdad existieron...

Un mundo incompleto al que también, por qué no, la imaginación puede ayudar, siempre y cuando especifique qué es fantasía y qué es realidad (aunque no hacerlo llevaría a cortazarianos géneros que también se valen)...

Hay editoriales que se dedican a rescatar esas obras, a difundir esos estudios. Siruela es una de ellas, Atalanta otra. Ambas son esfuerzos sublimes que vale la pena conocer.

Los subrayados que se transcriben en esta entrada son parte de las Vidas de Pitágoras, de David Hernández de la Fuente (Atalanta, 2011), un estudio profundo del filósofo a partir de las obras que nos remiten a su biografía y su pensamiento: todas, por su puesto, de la Antigüedad.


ø

"La figura del hombre divino [...] ha cobrado especial relevancia en la discusión política, filosófica y sociológica de la modernidad a causa de la radicalización del poder personal en el siglo XX y a comienzos del XXI".


ø


"La sociedad carismática [Weber] que surge en torno a una personalidad excepcional [...] tiene como atributos esenciales: una autoridad que emana de la ejemplaridad del líder y que se asocia a veces con el poder divino; la procedencia marginal del líder, ya sea social o geográficamente; y la aparición en tiempos de cambio social o inestabilidad política, a menudo como resultado de una revuelta contra la sociedad tradicional o legal-racional. Otras características son su breve duración y su final frecuentemente violento".

ø

"En los siglos III-IV de nuestra era, el monacato también contribuirá a modelar las sociedades tardoantiguas de una forma en todo comparable a las antiguas comunidades pitagóricas en la Magna Grecia [...]

"[...] el núcleo de las biografías de Pitágoras [...], las de Diógenes, Porfirio y Jámblico, se producen en esta época marcada or la tendencia a la santidad y al monacato, por el prestigio social del hombre santo, con un desplazamiento evidente de los modelos de ejemplaridad publica desde lo político o lo militar hasta lo religioso. Los ideales de ascesis, pobreza, huida del mundo y contacto privilegiado con la esfera de lo divino promueven el surgimiento de figuras clave de la espiritualidad tardoantigua, como los santos [...]

"No es por lo tanto gratuita la comparación de este resurgir del interés por el pitagorismo en pleno siglo III con la exacerbada espiritualidad monástica que había eclosionado en la época, junto a otros fenómenos del mundo cristiano oriental y el creciente interés por la literatura hagiográfica. Tal vez Pitágoras fuera la contrafigura pagana en este panorama religioso [...]"

ø


"La fama de Pitágoras en la Antigüedad se debía fundamentalmente a [...] la fundación de rituales asociados a sectas mistéricas que prometían un destino agradable después de la muerte; la concepción del alma como ente inmortal que vuelve a través de una serie de reencarnaciones; sus actuaciones milagrosas en el campo de las curaciones, al adivinación, la retórica encantadora de almas, como representante de un saber divino; y la invención de un régimen de vida estricto y de férrea autodisciplina con implicaciones ética y también políticas".

ø

"[...] el neoplatonismo no era solo una corriente filosófica; en los siglos III-IV se convirtió progresivamente en la base ideológica del paganismo, frente a un cristianismo que, poco a poco, se iba imponiendo como religión de estado. Los neoplatónicos ensayaban una síntesis de todas las religiones existentes: del politeísmo clásico, de los misterios y las religiones orientales. En la figura de Pitágoras encuentran también su protos heuretés y su base en diversas disciplinas tradicionales, como los oráculos y la mediación con la divinidad y sus seres intermedios. Para los neoplatónicos, en fin, Pitágoras deviene una suerte de precursor de Platón y, a la vez, un rival de otros hombres santos y mesiánicos del cristianismo –Cristo ante todo que iban imponiendo su ley paulatinamente".


ø

De Vida de Pitágoras, de Focio de Constantinopla:

"17. [...] él decía que el ser humano es un microcosmos [...] porque alberga todas las potencias del cosmos. Pues en el cosmos hay dioses, hay también cuatro elementos, hay seres vivos irracionales y también hay plantas. Todas esas potencias las alberga el ser humano, pues tiene una potencia divina, la racional, tiene la naturaleza de los elementos y las capacidades de criar, crecer y reproducirse. 

"19. Dicen [los pitagóricos] que los órganos del conocimiento son ocho: la percepción, la imaginación, el arte, la opinión, la inteligencia, la ciencia, la sabiduría y el intelecto. De éstos, tenemos en común con los divinos el arte, la inteligencia, la ciencia y el intelecto; con los animales irracionales, la percepción y la imaginación. Privativo nuestro es solo la opinión. Y la percepción es una vía de conocimiento engañosa, la imaginación es un movimiento en el alma, el arte es la posesión que crea con la razón (y hay que añadir 'con la razón' porque incluso una araña crea, pero no con la razón), la inteligencia es la posesión selectiva de lo que es correcto en nuestras acciones, la ciencia es la posesión de las cosas que siempre se mantienen de igual manera y con iguales características, la sabiduría es la ciencia de las primeras causas y el intelecto es el principio y fuente de todos los bienes". 

ø


Nada como la historia para entender las cosas 
en-su-de-bi-do-con-tex-to
  

Detalle de "La escuela de Atenas", de Rafael.

No hay comentarios:

Publicar un comentario