martes, 16 de agosto de 2011

Lo que no se dice de la Librería El Parnaso

(foto: flickr.com)


Hay que lamentar el cierre de cualquier librería. Los enterados dicen que esto será cada vez más común debido a la presencia de libros electrónicos, pero en lo personal creo que aún tendremos librerías para rato, con modelos exitosos como han sido El Péndulo, El lugar de la Mancha e incluso Gandhi, El Sótano o el Fondo de Cultura Económica, que cada año abre sucursales nuevas en distintos estados del país.

Conozco poco del negocio como tal, pero como asiduo cliente y visitante, me queda claro que el catálogo de una librería es fundamental para atraer compradores o simples curiosos, que gracias a la disposición de los libros y a las estrategias mercadológicas son siempre potenciales consumidores.

Mis librerías favoritas han sido diferentes con el paso de los años. Cuando comencé las primeras incursiones para invertir (porque toda compra de libros la considero una inversión) mi salario en tomos nuevos y viejos, mi predilecta fue El Parnaso de Coyoacán, con una ubicación excelente y, hará unos quince años, un catálogo envidiable en el que se mezclaban ediciones nuevas y viejas, además de una excelente sección de arte ubicada en el segundo piso.

Ahí encontré la edición de la poesía completa de César Pavese, la trilogía de Harold Bloom "La compañía visionaria", sobre el romanticismo inglés, las más recientes novedades de Alfaguara y otros tantos que aún conservan la etiqueta con el precio y el logotipo verde de la librería. En el café aledaño,  que ofrecía un menú que incluía un exquisito plato de exquiciteces libanesas, realicé mi primera entrevista, a Christopher Domínguez Michael, sobre la influencia de la literatura francesa en México y que se publicó en la extinta revista Origina.
Por desgracia, con los años la librería decayó. Llegó la competencia y Gandhi apareció en el barrio, también El Sótano y un pequeño local que hasta la fecha distribuye lo mejor de muchas editoriales españolas: Colofón, y que es la que visito ahora con mayor asiduidad. Una tarde paseaba por la Plaza de Santo Domingo y me topé con Pablo Boullosa, y compartimos el comentario de que El Parnaso ya no tenía nada bueno que ofrecer entre su catálogo de ventas. 

Es cierto. La librería se llenó de tomos de fotografías bastante malos, dejó de ofrecer novedades y las otrora mesas repletas se vaciaron para ceder su lugar a ediciones baratas, algunas mal cuidadas o dañadas... incluso el aspecto del local era polvoso, como si su tiempo comenzara a pasar sin remedio. Todavía unas semanas antes del cierre entré de nuevo para confirmar que hacerlo era una pérdida de tiempo; el café dejó de ofrecer servicio hará un año y el cierre fue sólo cuestión de tiempo.
Ahora una manta colgada por el propietario del local reza "la librería cerró por no pagar la renta", junto a otra,  en la que el dueño de la librería explica que el coste de la renta, la crisis, el remodelamiento de la plaza y la corrupción de la delegación son los culpables del cierre. No cabe duda que los puntos expuestos son ciertos, todos ellos, pero no se dice que desde hace años los libros de El Parnaso eran atractivos para muy pocos, cada vez menos, no sólo frente a la competencia sino además considerando los cambios súbitos que vive el mundo editorial.
Va pues un Réquiem por El Parnaso y una apología de la verdad.




 

4 comentarios:

  1. Como librero,...genero al que perteneci varios años bajo el nombre LIMUSA tuve el gran honor de estar en la inauguracion de este emblematico lugar.....es una pena que la cultura sucumba al comercio....requiem por el parnaso.. (tambien tengo una historia propia) ademas de bonita.... verdad Rebeca?......

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  4. Como librero,...genero al que perteneci varios años bajo el nombre LIMUSA tuve el gran honor de estar en la inauguracion de este emblematico lugar.....es una pena que la cultura sucumba al comercio....requiem por el parnaso.. (tambien tengo una historia propia) ademas de bonita.... verdad Rebeca?......

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