La época electoral es ocasión para difundir propuestas,
candidatos, plataformas e ideas acerca de los distintos proyectos políticos que
cada partido presenta a la ciudadanía para convencerla de votar el día de los
comicios. Toda esta suma de documentos serán sintetizados en frases y eslóganes
que, además, buscan hacer atractiva la imagen de quien sale a la calle a
convencer de que su opción política es la que más conviene al país.
Aunado a lo anterior, hay otro aspecto distintivo de
las campañas políticas, y consiste en los diversos objetos propagandísticos que
se entregan al votante para llamar su atención; en estas piezas se mezclan los
colores distintivos de los partidos, los logotipos, las fotografías de los
candidatos, los lemas de campaña y una serie de elementos gráficos que buscan
ser atractivos y llamativos, impresos o estampados en una variedad de productos
que, en la actualidad, van desde una memoria USB hasta las alfombrillas que
sirven para deslizar el ratón de la computadora.
La propaganda política ha evolucionado a lo largo de
los años y su variedad representa un auténtico recorrido por el gusto y las
modas de distintas épocas. Y es con el espíritu de dar ese paseo que, en estos
días, en la ciudad de México, el Museo del Objeto del Objeto (MODO) presenta la
exposición De Porfirio Díaz a Vicente
Fox. Propaganda Electoral en México durante el Siglo XX, que reúne más de
dos mil piezas clasificadas por sexenio, distribuidas a lo largo, alto y ancho
de seis salas donde se documentan 21 campañas electorales, desde 1900 hasta el
año 2000.
El visitante comienza el recorrido y se topa con un
maniquí del que cuelgan broches (pines) de decenas de partidos, muchos ya
extintos, otros cuyos nombres han cambiado, uno que sobrevive a lo largo del
siglo XX. Las vitrinas muestran pequeñas hojas con el himno nacional impreso,
utilizadas por Francisco Madero, afiches comunistas y socialistas en los que se
defienden los derechos de obreros y trabajadores, así como viejas publicaciones
características de los primeros años del siglo pasado.
Al cambiar de sala es fundamental voltear hacia
arriba, pues del techo cuelgan plásticos verdes, amarillos, azules. De esos que
aún hoy se utilizan para decorar los postes de las ciudades en época electoral.
El siguiente espacio presenta volantes y propaganda impresa en los que se
pueden leer los nombres de Vasconcelos, Almazán, Calles o Lombardo Toledano,
así como gorras, lápices y plumas con los de Diego Fernández de Cevallos,
Ernesto Zedillo, Manuel Clouthier, Salinas de Gortari y otros tantos. Al fondo,
en la enorme pared que adorna la esclarea hacia la planta baja –donde se exhibe
un documental con imágenes históricas de campañas–, un mural tipográfico
reproduce los lemas empleados por
decenas de candidatos de los distintos partidos.
En el segundo piso del MODO, los objetos se modernizan
y pasan de los carteles medianos en blanco y negro a los grandes pósters a
color; los mandiles, los botones, las tortilleras, los botes para leche
muestran la oferta política de los años cincuenta y sesenta, se puede, además,
constatar las sátiras que la oposición hacía de, por ejemplo, Díaz Ordaz, la
megalomanía de la imagen con Echeverría, la uniformidad de estilos con Salinas
y Zedillo, así como los esfuerzos de otros partidos por competir en el tema
propagandístico, en una época en la que se deja en claro como el régimen del
partido gobernante disponía de una cantidad ingente de recursos que alcanzaban
para el derroche de regalos pero no para salvar al país de las crisis
económicas.
En las últimas salas, el avance de la oposición se
refleja también en la propaganda, que se vuelve atractiva, muy visual y
llamativa; ahí está también un libro de Castillo Peraza, la mano con la “V” de
la victoria de Fox, las caricaturas que el dibujante Calderón realizó de Maquío
a finales de los ochenta, y una vitrina especial donde aparecen distintas
ediciones de periódicos anunciando el triunfo del PAN en la contienda
presidencial.
No cabe duda de que este paseo es también un despertar
de la memoria, un acercamiento a la historia de una democracia que tardó mucho
en serlo en la práctica pero que contó siempre con la participación animada,
osada y hasta heroica de la oposición. La generosidad y el talento de Bruno
Newman hacen posible que hoy, en el MODO, las generaciones presentes revivan
ese esfuerzo de miles de mujeres y hombres por darle a México la libertad de elegir
en igualdad de condiciones; todo ello, a través de una exposición que ahonda,
por medio de la propaganda política, en la historia moderna de nuestro país.
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