sábado, 30 de julio de 2011

Luis Eduardo Aute, La belleza




LA BELLEZA

Enemigo de la guerra 
su reverso, la medalla, 
no propuso otra batalla 
que librar al corazón 
de ponerse cuerpo a tierra 
bajo el paso de una historia 
que iba a alzar hasta la gloria 
el poder de la razón.
Y ahora que ya no hay trincheras 
el combate es la escalera 
y el que trepe a lo más alto 
pondrá a salvo su cabeza 
aunque se hunda en el asfalto 
la belleza...


Míralos como reptiles, 
al acecho de la presa,
negociando en cada mesa 
ideologías de ocasión; 
siguen todos los raíles 
que conduzcan a la cumbre 
locos porque nos deslumbre 
su parásita ambición.  

Antes iban de profetas 
y ahora el éxito es su meta;
mercaderes, traficantes,
más que náusea dan tristeza, 
no rozaron ni un instante 
la belleza...  

Y me hablaron de futuros 
fraternales, solidarios, 
donde todo lo falsario 
acabaría en el pilón. 
Y ahora que no quedan muros 
ya no somos tan iguales 
tanto tienes, tanto vales 
¡viva la revolución!
Reivindico el espejismo 
de intentar ser uno mismo, 
ese viaje hacia la nada 
que consiste en la certeza 
de encontrar en tu mirada 
la belleza...

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